Un operativo coordinado por las fuerzas de seguridad de Nigeria permitió la liberación de 130 estudiantes y personal escolar que permanecían secuestrados desde el 21 de noviembre tras el ataque armado contra la Escuela Católica St. Mary, ubicada en la comunidad de Papiri, en el estado de Níger, en el centro-norte del país. Las autoridades informaron que con esta acción se da por concluida la liberación de todas las personas que habían sido capturadas durante ese asalto, uno de los más graves de este tipo registrados en los últimos años en Nigeria. Las víctimas serán entregadas a sus familias en los próximos días, en un contexto marcado por la preocupación nacional e internacional por la seguridad en regiones rurales afectadas por bandas armadas dedicadas a secuestros.
El ataque contra la Escuela Católica St. Mary tuvo lugar en las primeras horas del 21 de noviembre, cuando hombres armados ingresaron al plantel y se llevaron por la fuerza a un número significativo de estudiantes y docentes. Las cifras oficiales indican que al menos 303 alumnos y 12 miembros del personal fueron secuestrados en esa acción. En las horas posteriores al asalto, alrededor de 50 estudiantes lograron escapar por sus propios medios o con ayuda de la comunidad local. A principios de diciembre, el gobierno nigeriano había informado la liberación de 100 estudiantes tras negociaciones y gestiones de seguridad, reduciendo progresivamente el número de rehenes en manos de los captores.
El domingo pasado las fuerzas de seguridad nigerianas llevaron a cabo un operativo que permitió rescatar al grupo restante de 130 rehenes, conformado en su mayoría por menores de edad y algunos empleados de la escuela. El ministro de Información del gobierno federal destacó el esfuerzo conjunto de las agencias de seguridad, incluyendo el ejército, la policía y los servicios de inteligencia, para garantizar la liberación sin reporte inmediato de víctimas entre los liberados. Las autoridades del estado de Níger recibieron a los liberados y anunciaron que pronto se reunieran con sus familias, lo cual se espera que ocurra antes de las celebraciones navideñas.
El gobierno federal, representado por el secretario de Estado y otros voceros oficiales, subrayó que la totalidad de las personas secuestradas están ya libres y a salvo, y que se mantienen las labores de verificación y registro para confirmar el estado de salud y bienestar de cada uno antes de su entrega final a los parientes. El operativo se dio en medio de un fuerte despliegue de seguridad en zonas boscosas entre los límites de los estados de Níger y Kwara, donde se sospecha que los secuestradores ocultaban a los rehenes.
El secuestro masivo de la Escuela Católica St. Mary se inscribe en un patrón de violencia y ataques contra instituciones educativas y comunidades vulnerables en el norte y centro de Nigeria, donde grupos armados y bandas criminales han perpetrado múltiples secuestros de estudiantes en los últimos años. Estas acciones han provocado un intenso debate sobre las condiciones de seguridad en áreas rurales y la necesidad de reforzar las medidas de protección de escuelas y poblaciones civiles, especialmente en regiones donde las autoridades enfrentan desafíos persistentes para garantizar la seguridad pública.
Organizaciones locales y la propia Iglesia católica en Nigeria expresaron su alivio y agradecimiento tras la liberación de los rehenes, al tiempo que resaltaron el impacto emocional y social de un suceso que mantuvo a familias y comunidades en estado de incertidumbre durante más de un mes. Las autoridades insistieron en que continuarán con esfuerzos para prevenir futuros ataques y que se implementarán medidas adicionales para proteger a estudiantes y docentes en zonas vulnerables, con el objetivo de evitar la repetición de episodios similares en el futuro.


