La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB, por sus siglas en inglés) abrió una investigación federal sobre el desplome de una aeronave de la Secretaría de Marina de México que cayó en la bahía de Galveston, Texas, en un accidente que hasta ahora ha dejado al menos cinco muertos, dos sobrevivientes y una persona aún desaparecida. El accidente ocurrió la tarde del 22 de diciembre mientras la aeronave, un Beechcraft King Air 350i de la Marina, cumplía con una misión de apoyo médico en coordinación con la Fundación Michou y Mau, organización dedicada a trasladar a niños con quemaduras graves hacia atención especializada en hospitales de Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses reportaron que la investigación inicial se centra en tres áreas principales: el piloto, la aeronave y las condiciones operativas en el momento del accidente, incluyendo las condiciones meteorológicas que prevalecían en la zona, caracterizadas por densa niebla y baja visibilidad. La NTSB y la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos participan en las pesquisas, que incluirán el análisis de la caja negra de la aeronave y la recolección de datos de vuelo, comunicaciones y registros de mantenimiento. Se estima que los restos del avión podrían tardar varios días en ser recuperados y trasladados a instalaciones especializadas para su examen detallado.
El accidente fue confirmado por la Marina de México y las autoridades locales de Texas con cifras cuya precisión ha variado en los reportes iniciales, aunque la cifra más consistente indica cinco personas fallecidas, un desaparecido y dos sobrevivientes rescatados con vida. La aeronave transportaba ocho personas, entre ellas cuatro elementos de la Marina y cuatro civiles, incluido al menos un menor de edad que era paciente en la misión de traslado médico. Un capitán de yate cercano al lugar del accidente intervino en las tareas de rescate, ayudando a recuperar a una mujer herida y a otro ocupante sin vida.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y señaló que desde Palacio Nacional se dio seguimiento inmediato al siniestro con apoyo del Secretario de Marina y de la Secretaría de Relaciones Exteriores, además de mantener coordinación con las autoridades de Estados Unidos. Sheinbaum destacó que la aeronave había perdido comunicación con los controladores alrededor de diez minutos antes de que se confirmara el accidente, aunque en un principio se creyó que el avión había aterrizado sin contratiempos. La mandataria federal subrayó la importancia del análisis de la caja negra para determinar las causas precisas del desplome y pidió esperar los resultados técnicos antes de emitir conclusiones sobre el origen del accidente.
La aeronave accidentada formaba parte de las operaciones del Plan Marina, un programa que incluye misiones humanitarias como parte de la responsabilidad social de la Secretaría de Marina hacia la población civil. Este suceso ha generado un operativo conjunto entre autoridades mexicanas y estadounidenses, tanto en las labores de búsqueda y rescate como en la investigación pericial para esclarecer los hechos. El Consulado General de México en Houston trabaja en apoyar a las familias de los afectados con asistencia consular y en los trámites necesarios tras el accidente.
Las labores de investigación y los análisis técnicos podrían prolongarse semanas o incluso meses, dado el alcance del accidente y la necesidad de revisar múltiples factores, desde el historial de mantenimiento de la aeronave hasta las condiciones climáticas y de comunicación en el momento previo al impacto. Mientras tanto, las autoridades mantienen la búsqueda de la persona reportada como desaparecida y continúan recabando información para ofrecer un esclarecimiento completo de este trágico incidente que enluta a familias en ambos lados de la frontera.


