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Arturo Soto Rangel, la importancia del actor de reparto

Ariel Aviles Marin
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Por: Ariel Avilés Marín.

A lo largo de la historia del cine, en todos los ámbitos, en la memoria colectiva del gran público quedan grabados los nombres y las imágenes de las figuras que desempeñan los papeles protagónicos. La excelente película “Lo Que el Viento se Llevó”, hizo inmortales los nombres de Vivien Leigh, Clark Gable, Leslie Howard y Olivia de Havilland, pero pocos registran los nombres de Hattie Mc Daniel o Butterfly Mc Queen, que desempeñaron papeles entrañables en la historia, Hattie como Mammy, la esclava mayor y nana de Scarlett O’Hara, sabia y prudente; y Butterfly como Prissy, la otra afroamericana de absoluta lealtad a la familia, ambas dos, fueron inolvidables personajes de reparto en la historia universal del cine, y nos dan una dimensión muy precisa de lo que un actor de reparto puede aportar a la trascendencia de un filme. Así, también en nuestro cine nacional, hubo magníficos actores de reparto que dejaron su imagen, su presencia y su huella, para dar a nuestro cine una calidad de arte, como pocos lo han tenido. Ya, en otros trabajos, nos hemos referido a las presencias de Dolores Camarillo, “Fraustita”, Eduardo Arozamena o el yucateco Hernán Vera. Ahora, toca el turno a otro personaje entrañable de nuestro cine, Arturo Soto Rangel, gran actor de papeles coprotagónicos, y otros, en muchos casos, breves, pero con una presencia de gran calidad en sus participaciones que nos llevan a registrar su nombre en la historia del séptimo arte en México.

Arturo Soto, compartió créditos en más de doscientas cincuenta películas de la Época de Oro del Cine Mexicano, con las figuras más grandes de esta era de nuestro cine. Una presencia discreta, pero precisa, en muchos casos determinante en el desenlace de las historias. Sus papeles fueron de, los meramente incidentales, hasta papeles secundarios de importancia en los filmes. En una gran mayoría de las historias, era el cura del pueblo, el maestro rural, hasta el vendedor callejero de la Ciudad de México de la época. Tenía una gran versatilidad actoral para asumir y caracterizar a los personajes más disímbolos que el director requiriera, y esto le dio una presencia casi permanente en nuestro cine. Cómo muchos de los más grandes, su carrera se inicia en las entrañables carpas de la ciudad capital, y en la década de los 30’s empieza su incursión en el mundo del cine. Sus primeras apariciones fueron en calidad de extra, y poco a poco se va ganando papelitos de poca importancia, y es su perseverancia y su constancia, las que le llevan a demostrar su calidad histriónica ante los directores, que lo empiezan a tomar en cuenta, y se va ganando un lugar permanente en un largo período del cine mexicano, que se prolonga hasta la década de los 60’s. Su presencia fue tan discreta, que mucha gente no identifica su nombre en nuestro cine, pero al ver su imagen lo ubica perfectamente en una variada cantidad de las más grandes películas de la Era de Oro.

Arturo Soto, nace en León, Guanajuato, el 12 de marzo de 1882. Muy pronto se traslada a la Ciudad de México. Ya instalado en la capital, desempeña los más variados oficios para sobrevivir, hasta que se incorpora a las carpas, primero desempeñando diversas tareas, hasta que empieza a hacer papeles cómicos pequeños, y luego otros de relativa importancia. Su cercanía con las futuras figuras del cine lo llevan a incursionar en éste. Su amplia participación en tan gran cantidad de películas, hizo que actuara bajo la dirección de los más grandes directores, como Emilio “Indio” Fernández, Ismael Rodríguez, Rogelio A. González, Luis Buñuel, Alejandro Galindo, Julio Bracho, Fernando de Fuentes, Roberto Gavaldón, Chano Urueta, Gilberto Martínez Solares y Miguel Zacarías. De la misma manera alternó con las divas más grandes de nuestro cine como María Félix, Dolores del Río, Columba Domínguez, María Luisa Zea, Esther Fernández, Gloria Marín, Silvia Pinal, Marga López y Elsa Aguirre. También alternó con las grandes figuras masculinas como Jorge Negrete, Pedro Infante, Arturo de Córdova, Pedro Armendariz, Germán Valdez “Tin Tan”, Mario Moreno “Cantinflas” y Luis Aguilar. Era una figura muy respetada en el ámbito del cine, pues también fue fundador de la ANDA.

Dos veces fue nominado para recibir el Ariel como actor de reparto, en 1947, por su participación en “Las Abandonadas”, por su actuación como el abogado, pero no alcanzó el premio; y en 1949, por su actuación en “Maclovia”, como el maestro del pueblo, Don Justo, por la que recibe el Ariel al mejor actor de cuadro. Sin embargo, tiene otras actuaciones de gran importancia, como en la película “Canaima”, al lado de Jorge Negrete y Carlos López Moctezuma, donde desempeña el papel coprotagónico de Manuel Ladera, que fue una actuación memorable en su larga carrera. Y otras, que aunque mínimas, dejaron huella, como el vendedor callejero de “El Hombre Inquieto”, junto a Tin Tan y Joaquín Pardavé. Llama la atención que, siendo un hombre muy serio, se vio envuelto en un pequeño escándalo, pues fue detenido junto con Arturo de Córdova y Rafael Banquells, por estar jugando en un casino clandestino de la Ciudad de México, hecho que no mermó un ápice el respeto que se tenía por él. Su salud fue declinando, por lo que se retira de la pantalla, y muere a la avanzada edad de ochenta y tres años, el 25 de mayo de 1965, en la Ciudad de México.

Arturo Soto Rangel, es un ejemplo de una figura de gran discreción en nuestro cine, pero que con su precisa interpretación de los más diversos personajes, enriqueció muchos filmes de la Época de Oro del Cine Mexicano. Su perfil actoral, constituye el gran ejemplo del gran valor del actor de reparto en la calidad artística de una película.

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