Por: Marco A. Cortez N.
Hoy dejaremos de lado problemas fundamentales como la pandemia; sus contagios, víctimas, plan de vacunación y otros asuntos no menos importantes como las crisis económica y social, y más delicado aún, la inseguridad y índices de criminalidad, así como el desabasto de medicinas que, pese a lo dicho por el gobierno federal, varios sectores de la sociedad siguen clamando, especialmente para el tratamiento y atención de personas con cáncer.
Hoy hablaremos de la política exterior, la misma que encabeza Marcelo Ebrard Casaubón y que, al parecer, es su punta de lanza para tratar al tú por tú a su compañera y actual jefa del gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, quien en las últimas semanas ha sido entronizada por el mismísimo presidente como una de las mejores, sino la mejor. Prácticamente el mandatario ha hecho de Claudia la esperanza para la continuidad de la 4T.
Yo no tengo duda que para el presidente López Obrador una de sus mejores estrategias de política interna y externa se centra en sus conferencias mañaneras. Este es el lugar desde donde gobierna, dicta políticas, juzga y sentencia si es necesario a sus adversarios y detractores.
Pero regresando al tema que nos atañe, la política exterior de AMLO es un reflejo de su política interior. Es decir, hay desorden, y para muestra un botón, la cumbre de Estados Latinoamericanos y de El Caribe (CELAC) que reunió a casi todos los representantes de países del continente con un claro objetivo: desplazar a la OEA y posicionar a la CELAC como el pivote regional, sin embargo, hay un pequeño, más bien, dos pequeños detalles: EE.UU. y Canadá, y sobresaliendo la ausencia del coloso sudamericano Brasil.
El evento de la CELAC, en Palacio Nacional aparentemente fluyó bien hasta que dos de sus participantes, los presidentes de Paraguay y de Uruguay ubicaron las dimensiones de otros asistentes, líderes de Cuba y de Venezuela, sin dejar de lado también a Nicaragua. El encuentro, creo yo, no arrojó los resultados esperados, aunque sí dejó en claro la idea del presidente mexicano de crear una especie de Unión Americana, algo similar a la Unión Europea, y de la cual, por cierto, Gran Bretaña ya se retiró o está a punto de hacerlo.
Jugando al liderazgo latinoamericano y caribeño pienso que el presidente de México está olvidando que nuestro vecino del norte (Estados Unidos) no solo comparte más de 2 mil kilómetros de frontera con nuestro país, sino que es una de las tres potencias económicas y políticas junto con la República Popular China y Rusia.
Y no solo eso, la economía de México depende en más de un 50-60 por ciento de los EEUU amén de los 40 millones de compatriotas que viven y trabajan en el vecino país. Cierto, México es libre y soberano, se lleva con todo el mundo, muy bien, pero esos todos, salvo EE.UU. no le ofrecen a México lo que hoy tiene y goza.
Un pequeño ejemplo es el flujo aéreo y terrestre (el segundo cerrado hasta nuevo aviso) y las remesas ya citadas (40 mil millones de dólares al año) que llegan a México y son enviados por coterráneos que laboran en la Unión Americana y, un dato más, ¿que país está en mayores posibilidades de vender y/o donar vacunas contra COVID-19 a nuestro país?
Marcelo está haciendo su lucha por llegar a la grande, siento que Claudia piensa que ya la tiene segura e incluso se da el lujo de decir que aún no es tiempo para hablar del tema.
Pero saben muy bien que en la política dos más dos no son 4 son 22, la política es tan compleja e impredecible como el universo mismo y no creo -a sabiendas del colmillo del jefe máximo, que no será ni uno ni otro, entre las “corcholatas” destapadas aún siento no se muestra la premiada.
Creo ambos son distractores en este juego de sucesión presidencial. Recordemos aquella máxima del ex presidente Ernesto Zedillo cuando después de no sé cuántas décadas, el PRI dejó el poder en manos de otro partido. Zedillo dijo más o menos: “A partir de ahora los mexicanos nos debemos acostumbrar a vivir en la alternancia”.
Ya le tocó a AMLO, ya hizo o está haciendo lo suyo. Pero el juego de la política está diseñada para entronizar a quien menos se espera. Al tiempo.
PD. Mis oraciones en memoria de mi joven compañero Jonathan Uan que nos dejó, mucho antes de lo previsto. La vida es tan o más frágil que un pétalo flotando en medio del océano.
Hasta la próxima.
