La Revista

¡Magosto!

Cristina Padin
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Por: Cristina Padín.

Estaban desolados. Cuando tendrían que estar felices. Había desaparecido el dinero destinado al Magosto. Se quedarían sin el plan fantástico que iba a celebrarse aquel último viernes de noviembre.

Vivían en una bella aldea gallega situada entre montañas. Amaban todas y cada una de sus hermosas tradiciones. Y siempre las festejaban. Castañas, aroma a frío, música típica, chocolate, hoguera.. Magosto!

Pepe y su amigo Pablo hicieron algo. No pensaron que había que pensar en pensar en hacer algo para después quedar a pensar qué era lo que podían hacer. No. Eran resolutivos. Hicieron algo.

Pusieron de su bolsillo más dinero del que faltaba. Pepe era sevillano, Pablo malagueño. Eran taurinos y flamencos. Y bohemios. Se encontraban allí preparando la que sería su primera obra de teatro.

El cura, el alcalde, varios maestros, la abuela Pura… varias personas aportaron también dinero. El Magosto se celebra ahora, al atardecer. Incluso hablarán de toros y cantarán villancicos.

Y el cuento no acaba como empezó: estaban desolados. Acaba diferente: estaban felices.

Al Magosto, hoy voy a uno en mi pueblo
A las tradiciones
A mi Luis
A Pepe y Pablo, a los reales, y a los que son los protagonistas de mis cuentos de Navidad
A las personas generosas
A las aldeas gallegas

Cristina Padin
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