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Seamos PUENTE ¿Quién Ayuda a Quien Ayuda?

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez.*

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Y así estaba yo; revise y revise datos, para dar continuidad al tema de lo que ocurrió en el Zócalo la semana pasada, cuando me contacta nuestra actual líder del Colegio de Psicólogos, Patricia Gili; y unos minutos después una de esas personas a las que da gusto conocer y con la que es fácil sentirse en confianza desde el primer momento: Paola Lago. Cuando me di cuenta ya estábamos armando un puente sobre los fuertes pilares que ellas representan, la de mi amado Colegio y la del Ayuntamiento de Mérida, en particular su Secretaría de Participación Ciudadana. Caso meritorio en el contexto nacional, contar en primera línea con ese tema en una administración municipal, pero ya hablaremos de eso.

El caso es que tienen un programa llamado “Mérida Nos Une” que por su actuar social, continuo y diverso probablemente conozcas. Paola y su equipo me comparten que decidieron dedicar esta semana a la Solidaridad, valor, actitud o disposición con la que mucho comulgo, como cualquier persona que valore la civilidad y el convivir. Y veo que la agenda está dedicada mayoritariamente a algo que muchas instituciones ya han descuidado, lamentablemente. En la semana de tal o cual, se habla, se toman fotos, se dan reconocimientos, pero no se practica lo que implica la celebración. Como en la paradoja de que el día del trabajo no se trabaje. Pero aquí no, aquí la semana se celebra realizando actos de solidaridad. ¡Genial!

Y hablando de ello, surgió una de las inquietudes que merece toda la atención de especialistas y de la sociedad misma. Queremos gente que ayude, y preferimos a la que lo hace de manera continua, ojalá que hasta profesional. Y nos emociona que lo hagan por vocación, sin cobrar por ello, sin que sea ese su oficio; o sea, en su tiempo “libre”… Pero ¿quién ayuda a esas personas que ayudan?

Un tema bastante estudiado, pero poco atendido es el desgaste, emocional, más que físico, de las personas que se dedican a ayudar a través de asociaciones civiles a otras. Se han ideado protocolos y programas (pocos y aún incompletos) para dar soporte, entrenamiento o contención a las personas que trabajan en instituciones con gente que tiene alguna condición que le pone en desventaja. Pero esa limitación institucional, en el espacio de las OSC es prácticamente inexistente, por la falta de recursos y de cobertura de quienes tienen la responsabilidad pública de estos temas.

En mi percepción y opinión, todas las personas son maravillosas, pero quienes ayudan a otras tienen un plus de humanidad. Así que decidimos hacer una conversación con ellas y abordar el tema del manejo emocional que hacen frente a ese deseo, práctica y resultados del ayudar.

De las emociones sabemos varias cosas. Que son naturales, necesarias y cotidianas; un acompañamiento fundamental de nuestro vivir. Se identifican como positivas y negativas, pero en realidad esto es una polaridad, más que una evaluación, pues todas son parte de lo que somos y nos hacen crecer. Nuestra educación emocional es limitada, precisamente porque hay la expectativa familiar de vivir sólo emociones “bonitas” y la social de no llamar la atención sintiendo demasiado. Los sentimientos son otra cosa, tienen elemento común con ellas, pero añaden un ingrediente de conciencia de ida y vuelta que los hace más estables. Y, las emociones, tienen un ciclo y duración que se repite y en esencia generan una disposición a actuar de un modo determinado, esto tanto como las dejamos correr solas, sin manejarlas.

Sin embargo, aunque lo sabemos, este saber no suele verse reflejado en nuestro manejo emocional, y con demasiada frecuencia sufrimos consecuencias indeseables que podrían atenderse haciendo lo que de estas ideas se deriva. Es allí donde aplica lo que he llamado (y pronto compartiremos de nuevo) mi Psicología del Hilo Negro, es decir, hay cosas que sabemos ya y que no se requiere grandes técnicas ni apoyo especializado para hacer mejoras, el punto es hacerlo mucho, hacerlo bien y hacerlo sanamente, para estar mejor. Pero aun sabiendo lo que sirve hacer y cuidar, lo dejamos de hacer demasiado tiempo, o lo hacemos poco, o lo hacemos mal.

Pensé en explicarles sobre aspectos técnicos y compartir el famoso (entre especialistas) esquema de Plutchik, que considera que hay ocho emociones básicas, alegría, tristeza, confianza, asco, sorpresa, anticipación, miedo e ira. Que pueden combinarse en diadas, en ese orden, y que se presentan en diversos grados de intensidad, además de que pueden combinarse dando lugar a emociones compuestas.

O sea que, por ejemplo, la alegría más intensa es éxtasis y menos intensa serenidad; la tristeza más intensa es aflicción y menos intensa melancolía; la ira más intensa se vuelve furia y si baja es enfado, mientras que el miedo extremo es terror y leve es temor. Alegría se opone a tristeza, pero si el miedo se une a la primera da lugar a culpa y si lo hace con la segunda produce desesperación.

Ya cuando empecé a apuntar los elementos neurológicos, fisiológicos, sociales… Decidí mejor hablar de puentes. Y es que nuestro Colegio se ha dedicado ya por una década, o más, a tenderlos con otras asociaciones y con los gobiernos que han sido receptivos a nuestra ciencia. Y, en general, los puentes pueden ser espectaculares, o tan simples como un tronco que permite cruzar un arroyo.

Pero más que eso deben ser útiles. Como la ayuda que se brinda a personas que por un momento o largo tiempo pasan una situación desesperada, desventajosa o limitada. Con un acróstico podemos considerar que hay Personas que Unen, Emocionan y Nutren para Transformar Estados (P.U.E.N.T.E.) por los que otras personas pasan.

Independientemente de la belleza, material, antigüedad, ubicación y tamaño, lo que necesitamos revisar de un puente es lo que unen, para quién están allí y si tienen adecuado mantenimiento. Básicamente un puente sirve si de un lado hay alguien que necesita algo y del otro lado está aquello que se necesita. Y allí podemos ubicar desde necesidades tan básicas como la alimentación, hasta la mismísima necesidad de explorar lo desconocido. Pero hay puentes que no conectan hacia donde necesitamos, puentes que no se pueden transitar y puentes que sirvieron, pero ya no.

Si esta metáfora sirve, entonces ya puedo proponerte a ti, que te dedicas a ayudar a otras personas, por vocación, tres rutas para mejorar tu manejo emocional, y ser un mejor PUENTE. La forma de aplicarlas puedes hallarla en varias opciones de Google y de Youtube, pero lo importante es tener el enfoque de que, como persona, no puedes dar lo que no tienes, no puedes servir si sientes que no sirves y que lo que puedes aportar no es infinito ni eterno.

Como PUENTE, eres una Persona, no un ser mágico o todopoderoso. Puedes Unir, pero no ser quien satisface la necesidad. Puedes Emocionar para bien, pero sólo si tus emociones se mantienen sanas. Puedes Nutrir, pero sólo si sabes el alimento que sirve a quien ayudas y la forma en que nutre y no daña. Puedes Transformar Estados, y ese es el meollo. No se trata de estar para siempre allí, porque ni la persona a la que ayudas estará siempre en la misma condición (ese es el fin), ni tú estarás o tienes que estar siempre.

Así que, si como PUENTE no te sientes completo: Para un momento y fórmate, lee, capacítate, revisa las habilidades que te falta desarrollar, y eso disminuirá tu carga emocional. La frustración y la impotencia generan desgastes fuertes y a largo plazo, que no mereces.

Si tienes dudas que te asaltan frecuentemente: Defínete, asegura que estás ayudando a quien quieres y puedes, en la cantidad que dispones, y toma conciencia del alcance y dificultad del tipo de ayuda que das. Cada PUENTE sirve para ir a un sitio particular y permite pasar a una cantidad determinada de personas, lenta o rápidamente. Depende del puente, no de cuánta gente quiere pasar, qué necesitan, ni qué tan rápido pretendan llegar.

Y si estás viendo tu desgaste o sientes que estás a punto de quebrarte: Date mantenimiento. Un puente en riesgo pone en riesgo a cada siguiente persona que intente usarlo. Y un día colapsa o explota. Las técnicas del control o manejo emocional, podemos ubicarlas en tres posibilidades, siguiendo la metáfora.

Si se trata de aguantar en momentos difíciles, las técnicas de respiración, la meditación y otras formas de contacto interior, así como tácticas de distracción y cambio de estado emocional pueden servirte. Búscalas en internet, libros, o probablemente las conoces. Bueno, hasta milky way sabe cómo explicarte eso.

Si detectas estados emocionales recurrentes que requieren reparación, prueba las técnicas que se llaman detención del pensamiento, practicar respuestas alternativas, o cambiar pensamientos o reacciones. También hay mucho en internet.

Y si lo que quieres es desarrollar tu estructura para servir mejor como PUENTE, busca o crea un protocolo para las actividades que más te desgastan. O sea, define con precisión la secuencia de pasos a dar y la forma de darlos. Trabaja en equipo, repartiendo entre dos o más personas las labores que te generan mayor carga o desgaste, para no llevar en hombros toda la responsabilidad en un caso particular; repartan en el equipo las tareas, pues no a todos les pesa igual cada situación; pero si sí les pesa igual, tomen turnos. Y sirve también, mucho, no comerte el mundo a solas, ni como persona, ni como asociación, pues hay sectores de gobierno obligados a servicios de apoyo, así como asociaciones cuya causa se complementa con la nuestra, por lo cual las alianzas estratégicas les protegen de un desgaste excesivo o innecesario, además de que sirven mucho mejor a que las personas a las que ayudas encuentren respuestas estables.

Escribo aquí para ti, que ayudas continuamente y por vocación. Muchas personas echan la mano cuando pueden y eso está padre, pero no es a eso a lo que me refiero, sino a esa labor constante y convencida en pro de quien lo necesita. Tu solidaridad manifestada en hechos representa una insignia para tu calidad humana. Y, por ello, te aseguro que MERECES CUIDARTE y ser cuidada/o también por las demás personas. Podemos conversar sobre ello si de mi ciencia y disposición algo te sirve, haz contacto y hallamos la forma y espacio.

Dicen que normalmente lo urgente le gana a lo importante, pero esta semana elegí que no fuera así, pues hay personas que a diario procuran que ni lo uno ni lo otro se deje de hacer. Ya luego seguimos hablando de gobiernos, zócalos y cómo vigilar a quienes deberían ocuparse de lo que nuestros PUENTE hoy se ocupan.

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*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Coordinador Nacional de la Red Cívica Mx, A.C.
Doctor en Ciencias Sociales.
Doctor en Derechos Humanos.
Especialista en Psicología y Licenciado en Derecho.

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