La Revista

México es guadalupano

Elda Clemente Reyes
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Sic Sac, por: M.A. Elda Clemente Reyes.

El 12 de diciembre, como es
tradición los mexicanos celebramos el 490 Aniversario de la Virgen de
Guadalupe, vale la pena reflexionar su gloriosa frase “No estoy yo aquí, que
soy tu Madre.” Así debemos llamarla y glorificarla como la reina y Emperatriz
del Universo.

Más de un millón de peregrinos aprovecharon este día para
agradecer favores recibidos, pedir algunos milagros y visitar la Basílica de
Guadalupe en la CDMX o el Santuario Mariano Diocesano que lleva su nombre en
Campeche.

“El Silencio de María” escrito
por Ignacio Larrañaga, evoca el papel trascendental que tuvo la Virgen en la
vida de Jesús como su Madre, su amiga y su seguidora desde el momento en que se
convierte en fiel sierva de Dios y también de su Hijo en quien recaía la
responsabilidad de anunciar las noticias del Padre Eterno.

La Gran Señora se convierte en servidora
en el sacrificio que Jesucristo debía cumplir para el perdón de nuestros
pecados. Al recibir gracia del Espíritu Santo quien la fecunda y la prepara
para dar a luz al Salvador, refrenda su amor por la humanidad, un don especial
que solo puede sentirlo la persona que habita espiritual y mentalmente en otro
nivel.

En el “Silencio de María” el
autor intenta comprender los sentimientos, expresiones, pasiones, temores y en
las actitudes más profundas de la Doncella que, entre otras cosas, nunca dejó
de ser una mujer de carne y hueso, en condiciones de pobreza extrema, cuyas
virtudes superan cualquier debilidad y ha sido fuente de inspiración del mejor
poeta, investigador, maestro, pintor, escultor o escritor.

María cobijó el secreto mejor
guardado del mundo lejos de reyes y faraones, cumplió su palabra y en la etapa
de anunciación y crucifixión mantuvo su lealtad al Padre a pesar del dolor por
la muerte de su Hijo; es ejemplo de vida para los que no creen que las cosas
divinas existan.

Las apariciones de la Virgen que
se han divulgado en los medios de comunicación y por medio del rumor, hacen
cada vez más indudable la cercanía de seres celestiales que promueven su protección.
Desde la primera aparición en el Tepeyac, el 12 de diciembre de 1531, los
relatos de visiones han sido constantes, en momentos de incertidumbre, mucha
gente piensa que todo es falso y que nada es real.

Ateos y personas de otras
religiones sostienen que su existencia es un fraude y en internet circulan
páginas enteras donde aseguran que es producto de una conspiración mientras los
materialistas desdeñan la existencia de Dios.

La advertencia que nuestra Madre
nos quiere dar con sus apariciones en distintas partes del mundo y del país, es
claro. Sus palabras están documentadas como ocurrió el pasado 2 de enero de
2010 en Magdalena, Sonora, a las 4: 00 de la tarde, cuando se reflejó en la pared
de un lote en construcción frente a una joven que divulgó el siguiente mensaje:
“Aquí estoy aún, pero me voy pronto, ya no puedo estar mucho más tiempo con
ustedes…conviértanse, conviértanse. Hagan más oración y sacrificio… estén
preparados, no se confíen porque yo veo que la mayoría no hacen lo propio para
prepararse y viven como si nada fuera a pasar…”

Creer o no creer es el dilema,
lo que yo puedo aportar ocurrió hace aproximadamente 20 años, en un accidente tuve
la visión de la Virgen rodeada de luces de colores brillantes, lo cual, me hizo
comprobar los argumentos de otros testigos. ¿Tendré una misión especial que
cumplir? El tiempo lo dirá.

A partir de numerosos textos que
el apóstol Lucas recopiló acerca de la vida de Jesús y por medio de testigos oculares
le otorga a María el papel de Gran Señora y Servidora de Dios “Soy una sierva
del Señor, hágase en mí según su palabra” (Lucas 1:38). La joven vidente lo
interpretó de la siguiente manera: “ella quiere que todos nosotros nos salvemos
y que creamos que su Hijo viene pronto.”

Sin lugar a duda, la Virgen es la
Madre de México y será por los siglos de los siglos La Elegida, Madre de la
Iglesia porque ese encargo recibió de labios de Jesús en la cruz cuando le dijo
“Madre he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu Madre” y desde entonces, el apóstol
Juan la ampara y escribe esta encomienda en su propio evangelio.

Felicidades a todas las Lupitas (os).

ELDA CLEMENTE
Presidenta de #SOYGENTEDELPUEBLO
Integrante de Comunicadores A.C.

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