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Estaríamos Mejor con López Obrador…

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez.*

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Estaríamos Mejor con López Obrador… Si Aún Fuera Opositor

El fin de año es buena época para acomodar. Empiezo con cajones que abran espacio a las ideas de este artículo, que, como a lo largo del 2021, La Revista Peninsular me ha hecho favor de poner a tu alcance y me has hecho el honor de leer y en muchos casos me has dado la alegría de comentar.

En el Cajón de Ciudadanía cabemos todos/as, tantos como gusten ejercerla, con nuestra amplísima diversidad, prioridades, formaciones, anhelos, costumbres, virtudes y defectos. Estamos a favor de unas cosas, en contra de otras, no coincidimos en ellas, algunas nos importan mucho y muchas poco o nada. No confundir con el Cajón de Pueblo, ni con el de Mexicano/a; tiene parecido razonable con el de Gente; y aspira a remodelarse y convertirse en Comunidad. Ser ciudadano, digo, es ser del lugar, sentirse de allí, ser leal y pertenecer, y con ello sentirse seguro de ejercer derechos, y congruente en cumplir deberes y colaborar. “Cuidadano”, decía mi hijo, y, sí, por consecuencia cuida lo que es suyo y de los/as demás, lo público.

El Cajón de Funcionarios/as Públicos contiene a miles de personas que ejercen un servicio pagado, normalmente poco conscientes de la cercanía con el cajón anterior y a veces en franca confusión entre salario y botín de guerra. Hay, y me consta, un área en él de gente profesional, buena, dedicada, que en verdad sirve para servir, pero desde ciertos ángulos no se alcanza a ver; sólo quien la ha visto sabe lo reconfortante que es esa reducida zona. A ese pequeño sector habríamos de llamarle Servidores, en vez de Funcionarios.

En ese mismo cajón hay un apartado corredizo y lujoso, que debe cambiarse cada 3 ó 6 años, en el que tenemos a demasiadas personas que en vez de salir brincan de una a otra posición para mantenerse donde se pueda, sabiendo que “es un error vivir fuera del presupuesto”. A veces pronto o con el paso del tiempo llegan a olvidar que es un empleo temporal, para servir y a cambio de un sueldo predeterminado y único. Confundidos/as por el coro griego, porque llegan allí por la aprobación, activa o pasiva, de quienes están en el primer cajón y, principalmente, porque los recursos que administran y el mal diseño de la ley e instituciones les permiten un ejercicio de poder tal, que asumen que mandatario significa mandar, y no ser mandados por la ciudadanía.

Un tercer cajón, es el de Políticos/as (no confundir con el de política). Allí están quienes aspiran a entrar o volver a ese apartado corredizo y lujoso del segundo cajón. No tengo este cajón porque me guste, sino porque hay mucho que poner allí, es demasiado ruidoso y hasta puede llegar a ser peligroso, sobre todo en ciertos periodos. Creo que quien gana una votación para el cajón previo, debería salirse de aquí; pero la mayoría no lo hace y las razones más fuertes son dos. Primera: Apenas llegan, se dedican a prepararse para pasar a otro puesto, olvidando la esencia de servir y la condición de temporalidad. Segunda: traen una confusión de origen, y aunque lo digan mucho, no tienen la menor idea de que deben servir y que son nuestros empleados; de hecho en muuuuchos casos, no saben ni lo que les toca hacer (trabajo) y, pues, no lo hacen.

Basta de acomodo. Entonces el conjunto de Ciudadanía, muy diversa y respetable, es, en colectivo, dueña y responsable de lo público; contrata Funcionarios por elección (con las reglas como están, es lo que hay) y estos/as nombran al resto de Funcionarios. Y las/os Políticos electos son Servidores/as Públicos sólo si se cambian de cajón y saben y cumplen bien su trabajo; en caso distinto son Políticos/as perennes, traicionando a quienes les eligieron (activa o pasivamente).

El México que he presenciado en mis ya más de 5 décadas de vida, y más de 3 de estudios y de ejercicio profesional, ha cambiado en muchas formas y mantenido esencia, prácticas y errores también. En ese rato, ha habido 10 Presidentes, en cuyos periodos la constitución tuvo cambios cada año (5 casos) o casi (4 ó 5 los demás); desde las 19 reformas con Díaz Ordaz, hasta sobrepasar las 160 con Peña Nieto. La población pasó de 48 a más de 126 millones ya. Por ahora baste indicar algunas constantes y otras variantes. Claro, esto desde mis ojos, lo que he aprendido y lo que soy, invitándote a conversar sobre lo que tú ves, sabes y entiendes.

Periodo tras periodo ha aumentado: el costo de vivir y lo que pagamos al gobierno; la complejidad para entender lo que hacen los gobernantes y su manejo del dinero; la circulación de información (de todo tipo); la cantidad de políticos/as con posibilidad de llegar al poder; la certeza de que el voto cuenta y los trucos para conseguirlo; la importancia de la publicidad versus el desempeño de los funcionarios; el distanciamiento entre la gente; la tolerancia a la corrupción, la impunidad, el incumplimiento, el cinismo, la violencia y la mentira.

Baja, baja, baja y baja: la mística del servicio público; el arraigo de la gente a su tierra y su comunidad; la moral como objeto de control social; la reacción social ante el mal gobierno; la seriedad de los/as políticos y su número de conversiones en servidores; el número de fuentes serias de información; los requisitos para ejercer un cargo público; la ideología política y social.

Ha fluctuado la esperanza que despiertan los/as candidatos entre la gente, así como los niveles de aprobación, aunque en general al principio es mayor que al final y ya dejado el cargo es aún menor. Las mentiras de las que son capaces y las corruptelas que cometen o permiten han variado, pero no tanto, como para que alguno se distinga.

Y han sido constantes o muy poco fluctuantes: la capacidad de la ciudadanía para exigir servicio eficaz y eficiente de los/as funcionarios públicos; la confusión de considerar al mandatario como quien manda a voluntad; la actitud entre la gente de que “nada va a cambiar” y que quien debe hacerse responsable y componer lo que sea es el/la otro, el gobierno o un poder inescrutable. Es constante que quien aspira a gobernar prometa cambios, iniciando a gobernar los intente, logre poco, justifique sus fracasos y haga “cuentas alegres” para hacer creer que sí hay grandes logros. Y el papel de la llamada oposición (no importa el color, la cantidad, ni las personas) es opacar logros, exagerar errores, atribuirlo a falta de capacidad o perversidad, simular mejores ideas e intenciones y graduar su negatividad y beligerancia en función de que se atiendan sus demandas. Esto tiene su aplicación más clara al interior del órgano creado para representar a la ciudadanía, el poder legislativo, donde a favor o en contra nada tiene que ver con la Ciudadanía, sino con estar en rol de gobierno, aliado u oposición (o incluso al mejor postor).

En este chico rato no he sabido de diputado/senador que haya consultado a sus electores antes de votar cosa alguna; sí he visto cientos de veces que voten en conjunto con la línea que siguen, sin deliberar, ni analizar, y decenas de veces que eso vaya contra lo que veo como el interés de la ciudadanía. Antes con algunas pancartas en el congreso y ahora con memes y comentarios en redes electrónicas, la reacción de la gente defraudada suele ser pequeña, de molestia y decepción momentánea, y ya. Y la de quienes estén en el congreso justificar su voto (sea a favor o en contra) en nombre del interés ciudadano o la voluntad popular, al margen de la monstruosidad o tontería que hayan hecho. De esos 10 que han sido Presidentes, sus métodos han tenido la misma esencia, aplicando 3 vías: ordenar a sus congresistas lo que deben votar, disponerlo directamente con facultades ejecutivas o hacerlo con mentiras o simulaciones.

Se ha dicho, con toda razón, que la ciudadanía es quien debe decidir en una democracia, pero no hemos contado con la capacidad de organizarnos y tomar ese control, ni con servidores públicos que se encarguen de hacer efectiva la democracia en sus dos versiones. La primera, directa o representativa, eligiendo libremente, sin trampas, a personas de nuestra confianza y exigiendo durante toda su gestión que se comporte como servidor público y no como político, y rinda cuentas satisfactorias; de ello apenas vamos logrando el voto creíble. La segunda, indirecta o participativa, poniendo de manera funcional en la ley e instituciones los mecanismos de participación ciudadana que nos garanticen decidir sobre políticas (consulta ciudadana), obras (plebiscito), leyes (referéndum), presupuestos (presupuestos participativos) y una decena más; de ella, tenemos algo en los estados con regulación insuficiente y mínimo uso, y el primero y segundo ensayos en lo federal han resultado sainetes orquestados y disfrutados sólo por las/os Políticos.

Así que fuera de lanzar una arenga más para que “el pueblo tome el control que le pertenece sobre lo público” procede reconocer que lo más cercano a un control del mal gobierno o una esperanza para que un gobierno aceptable logre más: contar con una buena oposición. Que ha sido el único acicate medianamente útil en esta historia, cuando sus intereses se han alineado con los de suficiente porción de la ciudadanía.

Por unas décadas, la oposición más notable la conocí con el nombre de PAN, parecía buena gente, algo tercos/as y tuvieron algunas luchas ganadas, pero las más notorias y que fueron el final de su presencia opositora se denominaron concerta-cesiones. Ya El Maquío con su bravura no alcanzó a capitalizar lo mejor de esa buena gente, y El Jefe Diego tuvo su propio arrastre, pero no convenció a tantos/as. A la par surgió una figura que se fue haciendo tan grande que aún hoy sigue creciendo, y del cual es lamentable que no sea hoy una oposición activa Cuauhtémoc Cárdenas. Confió su enorme capital inicial al PRD y éste, a pesar de su origen (escisión del PRI) logró ser La Oposición por unos años.

Y entonces, aprovechando esa coyuntura, y asentando su personalidad sobre ella, y sobre todo lo existente, Andrés Manuel se convirtió en el significado pleno de La Oposición, primero local, contra su propio partido (PRI) y luego nacional, siendo gobernante de La Capital por su nuevo partido (sí, finalmente suyo), el PRD. Más de dos décadas de marcar la “agenda política”, sin mayor preparación científica, con un carisma creciente, con una devoción de cientos de miles y apoyo de millones, con un discurso constante y con una contundencia social que ha puesto en jaque una y otra vez a quien estuviera en el gobierno, e incluso a cualquiera que opine diferente a él. Siempre con “el pueblo” como eje de su discurso, con “la moral” como trasfondo, con un anhelo nacional compartido: acabar con la corrupción, y con el ofrecimiento de que lo que sea se podría hacer desde el gobierno federal si hubiera voluntad y decencia, pues “no se requiere mucha ciencia”.

Pero… lo hicimos Presidente a la tercera (activa o pasivamente). Y nos quedamos sin oposición. En estos tres años, lo más parecido a ello se ha llamado como grupo FRENAAA se define y bautiza con el nombre de Andrés Manuel y pasó del zócalo que no logró llenar por unos días a una página de internet. La alianza Va por México se empezó a desmoronar a días de haber obtenido algún triunfo electoral, como si eso fuera todo lo que importaba (PAN, PRI, PRD juntos, Marco ya los declaró difuntos). Lo más fuerte que puedo ver, y eso en las redes, porque en las calles no hay, son un payaso y un periodista (ambos orgullosos de serlo y de enorme talento en lo suyo) que unidos alegran a quienes desaprueban las acciones del Presidente, por su claridad, creatividad y acceso a datos; el detalle es que ellos ejercen su profesión, siguiendo puntualmente la agenda que Andrés Manuel marca, pero no están orientados a hacer política. Y en la política, la única persona que ha logrado marcarle agenda es Lily Téllez, que como buena experiodista sólo aspira a exhibir “verdades” que percibe. Y ya, porque pretender que el árbitro pase a triunfar en la cancha, sólo demuestra la falta de jugadores, y Lorenzo sólo quiere que le dejan hacer su chamba, que bastante bien venían haciendo.

Es ésta mi tercera de tres entregas sobre el tema. Primero hice una síntesis, espero que objetiva, de lo que Andrés Manuel dijo en eso que ya hemos aceptado llamar informe, aunque sus detractores siguen llamando mitin. Luego compartí mi apreciación sobre lo que veo que ha funcionado y lo que me parece que está empeorando; en especial las expectativas positivas y negativas que me genera. Y ahora, ofrecí cerrar planteando lo que faltó que nos dijera, pensando en quienes estamos en el Cajón de la Ciudadanía.

Creo coincidir con una cantidad, quizá pequeña, de Ciudadanía que sabiendo que le pusimos en el Cajón de Funcionario Público, deseamos contar con él como Servidor. Lamentando que no haya podido aún salir del Cajón de Político y que nos haya dejado tan vacío el Cajón de Oposición. Tanto que con demasiada frecuencia, desde su puesto de Funcionario arenga a personas, grupos y sectores para que se metan a ese Cajón, y no lo logra; quienes aceptan la provocación, se quedan atendiendo a la agenda que les marca y contestando (mal, regular, bien) a lo que él dice; y mira que incluso con la misma frecuencia les sigue dando ejemplo de cómo habla un opositor, pero no, no hay quien haya aprendido del maestro, y lamentablemente sus pupilos/as, por ahora, sólo son satélites que reflejan su abundante luz.

Así que, Andrés Manuel, entiendo que a muchos enciende tu discurso político, y eso estuvo bien, por varios lustros. Hace 3 años te hicimos Presidente. No hay duda de que has sido el mejor opositor de las décadas recientes, que has llegado con la mayor votación y mantenido la mayor aprobación. Incluso no hay duda de cuáles son tus ideas y propósitos relacionados con las expectativas que nos generaste cuando candidato, así que, en vez de repetirlas, queremos oírte con números, proyectos y programación de lo que falta lograr.

Omite ya las arengas y todo lo que le dedicas a opositores que ni logran ser tales; cuéntanos cada mañana en cuales dependencias ya hay pañuelito blanco y la ruta para que haya en todas; qué numero de personas que reciben apoyo ya salieron de la pobreza, están en proceso de ser más productivas con esos apoyos y cómo llegarás a los millones que faltan; a quiénes ya abrazaste y que impacto has logrado con ello para reducir militancia y golpes de la delincuencia; plantéanos el contenido simple de una hacienda que nos cobre lo justo de manera sencilla y déjanos ver con números y efectos cómo vas acomodando lo recaudado a lo correcto. Dinos cómo sirve a la nación fomentar la polarización a diario.

Incluso creo que es claro que NO hay porcentaje considerable de ciudadanía que quiera que dejes el puesto; muchos millones porque te aprueban, otros millones porque no les importa, y unos poquitos millones porque te dimos el puesto por 6 años, no por 3, y respetamos las reglas. El mecanismo está en la Constitución, como ofreciste, tú, y cumpliste; estará allí para otros presidentes, si la Ciudadanía quiere quitarlos; eso está bien. Lo que está feo es el mal ejemplo de que… imagina que haya otro Salinas (o alguien peor, porque cuando gobernaba el rechazo no era el actual) y existiendo la revocación no se pudiera aplicar porque él ordenara a sus diputados no darle el dinero al INE para que lo organice y no hubiera oposición capaz de atajar esa mezquindad.

Como Ciudadanía tenemos que lograr ser la agenda del gobierno, pero nos está llevando mucho tiempo. Así que a quien aspire a ser La Oposición, le pido deje de seguir la agenda de Andrés Manuel, y nos diga: Cuál es su ideología y proyecto para México, quiénes integran su equipo y soporte inmediato, cuáles son los medios que ofrece para impulsar una agenda alternativa de gobierno; cómo puede ayudar a que se atiendan a los intereses ciudadanos de más sectores; y de paso como puedan sumarse quienes coincidan con sus propuestas. Acciones, quiero decir.

Si consideras tontos los abrazos, dime cómo abatirás o podemos abatir la delincuencia; evidencia los falsos pañuelitos blancos y denuncia hasta que se castigue, y dinos qué harás tú para abatir la corrupción; presenta una iniciativa y compártela con la ciudadanía que efectivamente lleve a la reducción de la pobreza y la elevación de la productividad de millones de personas; dinos, con ciencia y valor, que modificación harías a los impuestos y a su distribución puntual. Dinos si promoverás la polarización o cómo podemos irla disminuyendo.

Mientras tanto, me quedo pensando… “Presidente, Presidente”, “no estás sólo”, no estás sólo”, para millones todavía hoy “es un honor estar con Obrador”, aunque algunos otros millones piensen que se confirmó que eras un peligro para México. Lo que me queda muy claro hoy es que “estaríamos mejor con López Obrador” si hoy fueras tú el opositor o lograras dar una cátedra efectiva a algunos que no logran cuajar para sucederte en ese rol en el que has sido el mejor.

Pero “me canso ganso” de que algo tenemos que hacer para crecer como ciudadanía y no como fracciones en torno a quien ocupe un cargo temporal. Coincidamos o no en opiniones, deseo que en 2022 construyamos caminos más armónicos por los cuales transitar hacia lo que cada cual anhela, para sí y para su familia, y podamos andarlos colectivamente, por lo menos a sana distancia. Conversemos…

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*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Representante en Yucatán de Nosotrxs.
Coordinador Nacional de la Red Cívica Mx, A.C.
Doctor en Ciencias Sociales.
Doctor en Derechos Humanos.

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