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Rusia-Ucrania, conflicto que llega a México

Marco Cortez Navarrete
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Por: Marco A. Cortez N.

Recuerdo bien, tenia poco más de 20 años de edad cuando me enteré de la muerte de Leonid Brézhnev, para un servidor el último gran gobernante de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); aquella maquinaria propagandística que además de su enorme extensión geográfica, era la que arrollaba en todo tipo de eventos, especialmente en Juegos Olímpicos, superando a otras potencias como EEUU y China.

El poder de la URSS llegó a ser tan grande que incluía a países tales como Transcaucasia, Ucrania, Rusia, Bielorrusia, Azerbaiyán, Georgia, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán Armenia, Kazajistán y Kirguistán.

En otras palabras, un enorme poder geopolítico que también fue gobernado, entre otros, por Konstantín Chernenko, Yuri Andropov y Mijail Gorbachov, este último introdujo las reformas necesarias de lo que sería conocido como Perestroika, basada en la reestructuración del sistema económico llevado a cabo en la década de los ochenta del siglo pasado.

La serie de reformas establecidas por Gorbachov no lograron impedir la disolución de la Unión Soviética, que tuvo como elemento simbólico la caída del muro de Berlín y la unificación de Alemania.

Fue entonces cuando Boris Yeltsin ejerció el cargo de presidente de Rusia entre 1991 y 1999 y fue precisamente este año, el 31 de diciembre, en un anuncio sorpresa a la medianoche en la televisión rusa que Yeltsin declaró su renuncia y entonces llegó al poder el entonces primer ministro Vladímir Putin quien hasta el día de hoy es el mandatario con más tiempo, acumulando de manera gradual un poder económico y político y teniendo como piedra angular el desarrollo armamentista.

Y es así que Putin con el argumento -dicho por él mismo- de que en Ucrania gobiernan “nazis” lanzó un “operativo militar especial” para algunas regiones pero que se ha extendido a gran parte del territorio ucraniano no obstante la feroz defensa del ejército y civiles.

No soy experto en geopolítica y mucho menos en conflictos bélicos pero considero que el gobierno de Putin busca anexar de nuevo a parte o toda Ucrania, una nación con más de 40 millones de habitantes, buscando reverdecer las viejas glorias de la ex Unión Soviética.

Sin duda Ucrania es un país con una ubicación estratégica, conectando a Rusia con Europa y en especial para el abastecimiento de gas natural.

En múltiples entrevistas Putin ha dicho que además de la tendencia nazi del gobierno ucraniano está seguro que al aliarse Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) los proyectiles europeos y estadounidenses estarían apuntando mucho más cerca al Kremlin.

Debemos reconocer que pese a las múltiples sanciones del mundo occidental, Rusia al parecer no piensa ceder lo cual tensa cada día las relaciones políticas internacionales y mientras esto pasa millones de ucranianos abandonan su país con rumbo a Polonia y Rumania.

Los ucranianos por su lado dicen que las auténticas razones de Putin es invadir toda Ucrania y de ahí establecer bases con el fin de hacer lo mismo con otras naciones ex integrantes del otrora bloque soviético y porque no, voltear hacia Europa.

En medio de este conflicto entre Occidente y Rusia está la República Popular China que ya no es aquel país maquilador sino una enorme potencia económica y militar equiparable a la propia Rusia y a los EEUU.

China por conducto de su presidente Xi Jinping ha expresado su deseo de que prevalezca La Paz, mensaje que para Occidente resulta alentador porque deja entrever su deseo de no intervención pese a la amistad que tiene con Rusia.

El conflicto es tal que ya involucró a México cuyo gobierno se ha declarado imparcial aludiendo a su independencia y soberanía. Sin embargo, los gobiernos de Rusia y de EEUU están presionando para que el gobierno de López Obrador asuma una postura en torno a la escalada en Ucrania.

Más allá de los intereses del gobierno mexicano centrado en obras como el aeropuerto, el tren maya y las refinerías se encuentra en el horizonte este complejo panorama político internacional donde a pesar de su “tendencia de izquierda” debe analizar bien sus relaciones especialmente con los EEUU que es sin duda política y económicamente el mayor socio y vecino del gobierno de Joe Biden.

Veremos
Hasta la próxima

Marco Cortez Navarrete
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