La Revista

Un canto a la esperanza

Bernardo Graue Toussaint
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Esta mañana amanecí con el cuerpo adolorido, fruto de una noche de mal sueño. Las dolorosas imágenes (publicadas ayer) de los crímenes cometidos por las tropas rusas en Bucha, Ucrania, produjeron en mí un estremecimiento mayúsculo. ¡cuánta crueldad y sufrimiento! ¡Carajo!

Tengo claro que las imágenes ucranianas de hoy no son muy distintas a las vistas antaño en Sarajevo, en Siria o en tantos otros lugares del mundo donde la maldita guerra ha hecho de las suyas. También conocemos las imágenes e información de hechos terribles (no derivados de un conflicto bélico), relativos a cientos de miles de homicidios y de destrucción producido por mafias criminales como sucede en México. En todas ellas, el sufrimiento humano es terrible, enorme.

*¿Cuál es la singularidad de la guerra en Ucrania que parece obligarnos a prestar especial atención?*

Considero que *la guerra en Ucrania plantea el riesgo de regresión a escenarios que se creían superados en territorio europeo. Este continente ha vuelto a ver (en las ultimas cinco semanas), un nivel de destrucción que vio y padeció hace sólo 77 años, en una Europa destrozada por la barbarie de la Segunda Guerra Mundial.*

Gracias a la brutalidad de Vladimir Putin, el mundo hoy ve con preocupación la amenaza de una expansión bélica absolutamente indeseable. Todos los días se escala una rayita a la temperatura del conflicto que, lejos de dar aliento, eleva la incertidumbre (europea y global) sobre el desenlace de esta guerra. *Por un lado, el Presidente Putin parece decirle al mundo que no dará marcha atrás, cueste lo que cueste. Por el otro, la Unión Europea, Estados Unidos y diversas naciones han aplicado duras sanciones a Rusia como respuesta al autócrata ruso.* Un diario juego-prueba de fuerza entre Putin y Occidente que implica el riesgo de que una imprudencia pudiera detonar un escalamiento del conflicto más allá de las fronteras ucranianas. *Ojalá no, ojalá no…*

Mientras todo eso sucede, día a día es un día más de esa brutalidad de muerte de civiles, de ancianos y de niños. Me ha llamado profundamente la atención (en las diversas emisiones informativas de toda Europa) la inmensa cantidad de personas de la tercera edad que -por las propia condiciones físicas derivadas de su vejez- no pudieron huir del conflicto bélico. Muchos de ellos son los padres que se han despedido de sus hijos varones para verlos partir al frente de batalla donde defenderán a Ucrania. Son los mismos abuelos han visto partir a sus hijas y a sus adorados nietos hacia otras naciones, con tal de salvar la vida. *Ellos (ya viejos, cansados o enfermos) ahora viven la última etapa de sus vidas atrapados en una terrorífica cotidianidad, plagada de muerte y destrucción. No pueden hacer más…*

Hoy, más de cuatro millones de ucranianos han huido de su país sin posibilidad de retorno en el corto y mediano plazos. A ellos no les queda más que mirar al frente para buscar remediar su día a día hasta que, en un futuro, su patria les permita regresar. *Cuando ello suceda, seguramente muchos de esos abuelos que no pudieron huir, ya no estarán. Habrán partido de este mundo con la esperanza de que esas hijas y esos nietos (que un día partieron de Ucrania) puedan volver al hogar, a su casa, a la casa de los abuelos o a lo que haya dejado en pie la maldita guerra.*

Hoy toca decir en todo el mundo: *”¡Vladimir Putin, sal de Ucrania ya!”.*

*Hoy toca musitar una oración o un reflexión en favor de la paz. Podemos estar seguros de que Ucrania renacerá de sus cenizas. La fortaleza y templanza de su gobierno y de sus ciudadanos frente a la invasión rusa, ha sido demostrada. El mundo debe plantarse con firmeza frente al autócrata ruso hasta que éste abandone Ucrania y que sea juzgado por los crímenes de guerra cometidos.*

Hagamos de esos deseos una acción cotidiana por la pacificación en el mundo. *Hagamos de nuestro pensamiento, de nuestra firmeza y de nuestra acción un canto a la esperanza…*

graue.cap@gmail.com

Bernardo Graue Toussaint
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