La Revista

Revocación

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas. 

El ejercicio de
revocación de mandato nos ha dejado varias enseñanzas: el presidente no es un
demócrata, usa su investidura de manera facciosa y no gobierna para todos.

Además, nos dejó claro
que están dispuestos a todo con tal de ganar una elección, aunque, de acuerdo con
los resultados, debemos agradecerles que ya sabemos que los votos duros de
Morena son unos 15 millones, miles más miles menos.

El ejercicio nos dejó
muchas cifras: el presidente tuvo menos de la mitad de votos, 14.8 millones, 16
por ciento del padrón, que lo llevaron a la presidencia que fueron 30.1
millones, lo que logró es 28 por ciento menos de lo que obtuvo en 2021 cuando
alcanzó 20.6 millones de votos.

Sin embargo, el que el 91
por ciento de quienes llegaron a votar hayan sufragado por mantenerlo en el
poder no significa necesariamente que aprueban su gestión. En esa cifra hay
gente que tenía claro que la revocación de mandato no significaba sacar al
presidente pero que deseaban expresar sus deseos y dejarlos claro: que termine
su gobierno y rinda cuentas.

Lo más preocupante fue el
82.4 por ciento de abstención que se entiende como el rechazo generalizado a un
gobierno que se valió no sólo de todas las artimañas posibles, sino que violó
las mismas leyes que ellos promovieron como oposición desde su derrota de 2006
y 2021, incluso algunas de última hora violentado los tiempos electorales.

En términos
futbolísticos: jugaron solos, no llegó ni un adversario y están festejando que
pudieron meterle una goleada a una portería vacía, sin oposición y sin nadie
que les hiciera la contra.

Para su visión de
democracia, poco importó que el ejercicio de revocación haya sido un invento
del nuevo régimen: lo boicotearon ellos mismos exigiéndole a la autoridad que
lo llevara al cabo de manera parcial al no darle los recursos necesarios,
similares a los de una contienda presidencial, para realizar esa consulta.
Ellos promovieron la revocación y ellos mismos la boicotearon.

Por si todo eso fuera
poco, el presidente les impuso cuotas a todos sus gobernadores y la jefa de
gobierno, además de haber violentado sistemáticamente todas las normas que les
impedían hacer públicos los logros del actual gobierno y promover la asistencia
de la población al ejercicio. Nada les impidió hacer lo que ellos decidieron
era normal y válido, aunque legalmente no lo fuera.

La exhibición de todos
los funcionarios del actual gobierno fue patética, su desprecio a la legalidad
y a las normas democráticas fue absoluta.

En Campeche, la
participación fue demás del 26 por ciento y ello nos incluye entre las
entidades más pobres del país que más apoyo y votos le dieron al presidente:
Tabasco lideró con 35.9 por ciento de participación mientras Chiapas, Campeche,
Veracruz y Tlaxcala fueron los que más participaron ya que los promedios
rondaron del 24.9 al 27.8 por ciento de asistentes a las urnas.

El contraste con Yucatán:
17.2 por ciento de participación ligeramente arriba de Puebla y empatado con
Tamaulipas. Los contrastes a pesar de la vecindad de la Península es pasomoso y
más cuando vemos que Quintana Roo logró el 20 por ciento, entre los 10 que más
asistencia tuvieron al proceso.

El peor golpe para la
consulta fue en el bajío y norte del país donde la participación ciudadana fue
apenas superior al 9 por ciento. La Ciudad de México y el Estado de México, que
forman parte de la zona conurbada capitalina fue del 19.7 y el 16.1 por ciento
y eso que la urbe es vista como uno de los bastiones de López Obrador pero que
desde los comicios del año pasado ha tenido un comportamiento más crítico y ha
votado en contra, como lo demuestra las derrota en la mitad de las
demarcaciones capitalinas.

Jalisco, gobernado por
Movimiento Ciudadano, fue uno de los estados con menor participación, acaso un
9 por ciento mientras Aguascalientes tuvo 8.6 por ciento y Guanajuato lo mismo.

Lo cierto es que los
resultados en la capital del país prácticamente han dejado de lado la
aspiración presidencial de Claudia Sheinbaum y con ellos también se ve la
distancia que hay con los Monreal, pues en Zacatecas la participación fue menor
lo mismo que en Sonora donde tampoco el gobernador de Morena, Alfonso Durazo,
le cumplió al presidente con su cuota. Mismo caso en Baja California.

En el caso de la
gobernadora Sansores desconocemos si sus resultados, entre los mejores de la
revocación, servirán para apuntalarla o reforzarán esa especie que anda
circulando en el gobierno campechano de que ella pedirá licencia en 2024 para
aspirar a otro cargo de elección popular o de gabinete en caso de ganar Morena
los comicios.

Lo cierto es que ese
comentario tan generalizado -que ya hasta le ponen nombre al sucesor-, sólo
implicaría un desgaste innecesario porque quienes son citados como
beneficiarios estarían más al tanto de lo que sería su oportunidad de cerrar la
gestión que en dar resultados en su actual encomienda y es en este tramo que
ella necesita dar resultados si quiere que se vea su gestión, esa por la que
peleó dos décadas, como algo que Campeche necesitaba.

En Yucatán, la
perspectiva pareciera ser otra. Morena está logrando la alianza de muchos
priistas que ven a ese partido como opción luego de los coqueteos de los
tricolores con la alianza y la posición que le dio la dirigencia a Rolando
Zapata como responsable de alianzas con otras fuerzas políticas.

Los simpatizantes de
Ivonne Ortega, lo que quede de ellos, tampoco pareciera que ven a Movimiento
Ciudadano como una opción válida.

De acuerdo con los
resultados de la consulta, a Morena le faltarían algo menos de 80 mil votos
para alcanzar la votación que logró Mauricio Vila para ser gobernador del
Estado. En este escenario, una división al interior del PAN en 2024 sería el
factor determinante para que ese partido perdiera una sucesión que parece una
opción real.

Mientras, el ataque al
INE y el regreso a los inicios del PRI pareciera la ruta que el presidente
López Obrado quiere transitar para regresar al México que él conoció en sus
tiempos de juventud. El problema es que el tiempo no regresa y lo que se vive
hoy en el mundo es algo que, parece claro, él no logra entender y menos le
gusta.

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