Por: Marco Antonio Cortez.
En la reciente reunión del presidente López Obrador con los legisladores de su partido y de otros asociados, se aplaudió y vitoreó al secretario de Gobernación, Adán A. López Hernández, cuando el jefe del ejecutivo federal preguntó, respondiéndose al mismo tiempo: “¿Verdad que el Secretario de Gobernación está haciendo bien su trabajo?…obviamente, la ovación fue inmediata, los diputados se pusieron de pie y aclamaron al funcionario, ex-gobernador tabasqueño.
Los diputados, los mismos que votaron a favor de la Reforma Eléctrica pero que no les alcanzó para lograr la mayoría calificada y aprobar la iniciativa presidencial fueron citados al Salón Tesorería, donde López Obrador realiza de lunes a viernes conferencia mañanera donde desfilan funcionarios de sus gabinetes legal y ampliado, además de reunirse y hasta cenar con empresarios nacionales y extranjeros, entre otros eventos más.
¿El aplausómetro al secretario de gobernación tuvo mensaje?…¿Habrá llegado a los oídos de Claudia Sheinbaum y de Marcelo Ebrard?. ¡Fue un destape!, dijeron muchos analistas políticos, o tal vez otra estrategia más del mandatario para subestimar o minimizar el rechazo a la iniciativa “Bartlett” y desde luego ensalzar “la nacionalización del Litio”, como producto propiedad única de los mexicanos, es decir, nadie más podrá explotarlo y utilizarlo.
Habrá que ver cómo beneficiará este mineral la economía de millones de obreros, campesinos, burócratas y vendedores ambulantes, entre otros muchos sectores
El presidente quien durante toda su gestión ha utilizado el estrado del salón tesorería de palacio nacional para dictar agenda, sirve también para reconocimientos, destapes (corcholatas, según el propio AMLO) y también para rechazos, señalamientos, críticas en ocasiones mordaces.
Con una retórica bien pulida, aplicada y ejercida desde su gestión al frente del gobierno de la Ciudad de México, el ahora presidente “de los más desvalidos, pobres y marginados” vende con inteligencia (debo admitir) todas y cada una de sus palabras y conceptos, logrando, quiérase o no, sus proyectos, planes y objetivos y uno de ellos, en lo especial, dividir a la sociedad mexicana, entre demócratas y conservadores, buenos y malos, ricos y pobres, clasistas, racistas, y más aun, patriotas y traidores. Todo por pensar distinto.
“Divide y vencerás”, dice una máxima aplicada de manera sistemática y replicada a la perfección por todos y cada uno de los funcionarios integrantes de su gabinete. El tiempo y la gestión de López Obrador sigue, ahora, va por el INE, por su demolición y por las cabezas de los consejeros y de nueva cuenta será el pueblo bueno y sabio el que determine quién o quiénes estarán en la nueva estructura ya diseñada para que sea el mismísimo presidente quien diga cómo, cuándo y dónde habrá o no hay o “consultas públicas” para que el pueblo decida.
Amén de su fallida Reforma Eléctrica y que alista baterías para ir por el INE, el presidente inauguró ya una de sus tres magnas obras, símbolos de su administración, el aeropuerto Felipe Ángeles del cual ya dijo que “como obra nueva tardará algún tiempo en levantar, en atraer líneas aéreas” e insistiendo que es una de los más modernos y equipados del mundo.
Por cierto, su empresario de cabecera, el hombre más rico de México y uno de los más ricos del mundo “ya saben quién”, será el encargado de dotarlo con las tecnologías de reciente generación.
Luego está la refinería de Dos Bocas y el polémico Tren Maya, proyecto que cada día que pasa enfrenta más problemas de oposición por parte de ambientalistas, expertos, intelectuales, artistas y muchos más, así como ajustes y reajustes del por dónde pasarán finalmente las vías del ferrocarril cuyos vagones se fabrican en Francia.
Pero más allá de estos temas la administración de AMLO atraviesa por una crisis de seguridad, esto es vox populi, aunque se pretenda tapar el Sol con 10 dedos, ya son más de 100 mil las personas muertas y desaparecidas en lo que va de su gestión, fenómeno que impacta incluso a los propios periodistas de los medios de comunicación y que a muchos de los cuales el mismo jefe de estado exhibe y critica un día sí y otro también.
Amén de estos temas, la inflación es otro problema latente, aunque debemos reconocer no es exclusiva de México sino de gran parte del mundo y que en parte es producto de la guerra entre Ucrania y Rusia, situación que involucra a Europa, EEUU e incluso Asia. ¿Cómo? Sencillo: de nueva cuenta los hidrocarburos, gas, petróleo, etc.
Y de este conflicto, México, junto con Venezuela y Cuba, entre otros, en Latinoamérica han logrado evadir una postura concreta en contra de la política basada por lo que llamaría el símbolo de la oposición contra el mundo occidental, Rusia y Vladimir Putin.
