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La Búsqueda del Equilibrio tras la Pérdida Vivir el Proceso

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez y Alejandro Benavides Rosales.

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares / Psic. Alejandro Benavides

En octubre del año
pasado tuve la oportunidad de compartir en este amable espacio, que nos brinda
La Revista Peninsular, una experiencia multivalente, en relación con la
participación de mi amado hijo en una puesta en escena que sin duda está
contribuyendo a la sensibilización y conciencia del problema del suicidio, en
particular en nuestro Yucatán.

Jorge Valladares,
él, da vida a Gallito, en La Ultima Carta. Un joven deportista que está en camino hacia el éxito y la fama en el
box profesional, cuando una pelea muy importante que puede catapultarlo a sus
sueños se acerca y acelera el ritmo de sus conflictos personales. En paralelo,
en un hogar similar, María enfrenta el rechazo y frustraciones de su
padre, que dejó todo cuando no se animaron a terminar el embarazo que originó
la vida de esta chica.

Precisamente la
vida de ambos personajes enfrenta los factores de riesgo que rodean a muchos de
nuestros hijos, amenazando con darle un final autoinfligido. Y el drama se
acompaña de las acciones que los padres, en sus motivaciones y limitaciones,
pueden ejecutar como factores protectores, con más éxito en uno de los casos
que en el otro.

Este 19 y 20 de
mayo la obra volverá a presentarse en un escenario maravilloso, el teatro
Armando Manzanero, coincidiendo el segundo día con otra fecha muy significativa
para mí, el Día del Psicólogo.

Las emociones se
mezclan; ver a Jorge y sus amigos/as actores desplegar tanto talento, así como
revivir la intensa trayectoria que en sus 22 años ha recorrido ya. Valorar el
trabajo de Pinzón Music para dedicar una obra musical a este tema tan
importante. Saber que esas situaciones son tan comunes y tan cercanas que
asusta y ocupa la mente de miles de padres, así como la paradoja de que otros
tantos y muchas autoridades carezcan de la involucración básica para estar
alerta y ser parte de la solución…

Recordar que hay
excepciones como mi querida amiga, Loreto Villanueva, y un conjunto de
Funcionarios/as que ejerciendo su buen liderazgo pusieron a estos artistas
frente a miles de jóvenes que justamente pueden valorar el mensaje y
apropiárselo para cualquier situación que enfrenten… A la vez, saber que la
estadística sigue la ruta que temía nuestro también muy querido Gaspar
Baquedano, y de paso volver a sentir su partida, recientemente ocurrida.

Luego de un conteo
de los datos de casos en Yucatán, México y el mundo, procuraba en aquel
artículo invitar a la involucración, que es natural en el caso de amigos y
familiares, pero que tiene que llegarnos como comunidad y sociedad. De modo que
nos ocupemos de encontrar a las personas adecuadas para guiarnos a acompañar
fraternalmente a todo ser humano, en especial cuando pasa por problemas
sociales y emocionales que sabemos le ponen en circunstancias de cuestionar la
vida misma.

Saber qué hacer,
cómo hacerlo y decidirnos a actuar con cualquier persona a la que veamos en
riesgo o escuchemos que vive circunstancias que requieren de apoyo. La
fraternidad universal, creo, se llama. Aplicada en una situación que
ciertamente no tiene regreso cuando no hay apoyo oportuno.

En ese revuelo de
ideas y emociones, reflexionaba también sobre otra enorme necesidad, intensa y
frecuente; la de contar con especialistas capaces de enseñarnos o acompañarnos
a pasar por lo que se denomina DUELO, palabra que en su origen se refería
particularmente al dolor frente a la muerte de un ser querido, pero que hoy se
visualiza en su alcance más amplio a diversas formas de pérdida emocional.

Tengo la fortuna
de conocer a una gran cantidad de profesionales valiosos/as de diversas áreas y
acudí en este caso a uno de ellos, quien por más de dos décadas se ha dedicado
ya al tema desde la tanatología y la psicología. Alejandro Benavides, merecedor
de mi afecto desde que tuve el honor de ser parte de su formación, por su
sensibilidad y calidad como persona, además de los talentos necesarios para la
enorme labor que desarrolla en torno a lo que podemos llamar “La Búsqueda del
Equilibrio tras la Pérdida”.

Me explicaba que
además de todo lo humano y complejo que hay alrededor de apoyar a una persona
en estas circunstancias, es importante visualizar que existen técnicas
específicas que sirven en el proceso. Y es precisamente un recurso que
combinado con el acompañamiento profesional dan lugar a un verdadero proceso de
duelo, que no requiere ser rápido, ni suele ser más fácil, sino que se
convierte en una experiencia de vida, que nutre a la persona en su crecimiento,
le enseña a vivir mejor y a fortalecerse en sus relaciones y sentido personal.
Reproduzco aquí una síntesis de cómo lo expresa él.

Casi todos se
preguntan, ¿cómo regreso a mi equilibrio? Y bueno, antes de comenzar a dar
explicaciones, hay que aclarar: Existen muchas técnicas y herramientas para
reencontrarlo.

Lo primero que
tenemos que hacer, es aceptar y expresar las emociones que estamos sintiendo.
Esta manera como comienzo para recuperar el equilibrio es algo en lo que
coinciden todos los enfoques psicológicos.

Luego suelen
preguntar, ¿regreso a mi equilibrio anterior? Y la respuesta es No. Ya que nada
vuelve a ser como antes. Sin embargo, hay que empezar a aclarar que no porque
no sea como antes no va a ser bueno y muy sano el nuevo equilibrio, el nuevo
ambiente, las nuevas relaciones; y principalmente el nuevo o nuevos sentidos de
vida.

“Únicamente
aquellos que evitan el amor, pueden evitar el dolor del duelo. Lo importante es
crecer, a través del duelo, y seguir permaneciendo vulnerables al amor” – John
Brantner. Este autor nos dice una gran verdad, ya que para acoplarte a la nueva
vida que ahora llevas tienes que permitirte sentir al 100%, y no podemos negar
que ahora es difícil, pues mucho de lo que se siente es dolor, y muy fuerte.
Pero es necesario para avanzar en el proceso de duelo, por eso nos ayuda mucho
permitirnos seguir sintiendo.

Por eso, también
el mismo Freud ya nos decía “recordar es el mejor modo de olvidar”,
refiriéndose a no dejar de sentir ni evitar las emociones, sino recordar y
expresar las emociones el tiempo que fuere necesario, y así entonces, no es que
ya olvidemos a la persona que se fue, sino que ya dejaríamos atrás el dolor tan
intenso con el que comenzamos.

Boris Cyrulnik nos
dice que “la resiliencia es el arte de navegar en los torrentes, el arte de
metamorfosear el dolor para darle sentido; la capacidad de ser feliz incluso
cuando tienes heridas en el alma”. Y esto es algo que nos ayuda mucho aplicar
en el duelo, ya que nos enseña que aunque la situación sea difícil y dolorosa,
aun es posible seguir avanzando, y que incluso saldremos adelante mejor, al
poder darle sentido a ese dolor, a esa situación o pérdida en la que nos
encontramos, llegamos a aprender a trascender el dolor, transformarlo, y así
desaparece ese dolor y se convierte en un motor de energía motivadora.

“Lo que una vez
disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos profundamente se convierte
en parte de nosotros mismos.” Hellen
Keller dijo esto hace mucho y coincido, lo he visto en todos los casos de duelo
que he tratado, ya que la persona que se fue físicamente, sigue y seguirá en lo
mental, en lo emocional y por supuesto en lo espiritual, de una u otra manera.
Pues siempre será parte de nuestra historia de vida.

Paulo Coelho nos
dice “cierra ciclos, no por orgullo, sino porque eso ya no encaja en tu vida”.
Aquí sólo hay que tener cuidado, pues tal vez no encaje desde una visión
cognitiva, pero en la parte emocional e incluso en la espiritual puede seguir
encajando y por un buen tiempo. Hemos llegado a tomar como moda el cerrar los
ciclos, como si fuera prioridad, pero se nos olvida que el duelo es individual,
muy diferente en cada persona, a diferente ritmo y con diferentes métodos cada quien.

El acompañamiento
es otra técnica que siempre va a ayudar mucho a la persona que está en duelo. Y
como su nombre lo dice, se trata tan sólo de acompañar a la persona. Sin tratar
de decirle ciertas palabras o abrazarlas; sino literal, estar con la persona,
dispuesto a escuchar y sin juzgar.

Por lo tanto, es
importante nunca olvidar que somos seres humanos, y por lo mismo, tenemos
emociones y necesitamos expresarlas, y las principales en el proceso de duelo
son la tristeza y la ira. Por eso es significativo que nos sigamos permitiendo
expresar nuestras emociones: llorar lo que necesitemos llorar, gritar lo que
necesitemos gritar.

Marcel Proust nos
dice que “sólo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente”, es decir,
hay que sentir al 100% ese dolor para poder trascenderlo y transformarlo. Ya
que evadiendo, negando, reprimiendo tu dolor no vas a lograr terminar un duelo.
Hay que vivirlo.

“El Dios en quien
yo creo no nos manda el problema, sino la fuerza para sobrellevarlo.” Esta
frase de Kushner muchas veces ayuda muy bien, le da fortaleza a personas que
viven profundamente su religión. Hay que tener en cuenta que no siempre ocurre
esto, también puede pasar que la persona que está en duelo rechace esta frase y
llegue hasta a cuestionar su fe.

El saber utilizar
el sentido del humor es también muy importante y significativo para el proceso
de duelo, por eso les digo: “Dale un pez a un hombre y comerá un día, dale a tu
cuerpo alegría macarena y verás que tu cuerpo es pa´ darle alegría y cosa buena”.
Es un ejemplo que nos puede hace recordar que estar en duelo no tiene que
significar puro dolor, las emociones son temporales, por momentos, variadas,
por lo tanto puede haber también alegría por otras razones y momentos en los
que necesitamos reirnos y pasarla bien, y no por estar en luto o proceso de
duelo no vamos a vivir lo que necesitamos.

Otro autor nos
dice que “lo que importa no es lo que la vida te hace, sino lo que tú haces con
lo que la vida te hace”. Y esto nos habla mucho sobre la madurez y el
conocimiento aplicados a las reacciones que me permito tener en un duelo.

Por eso, es muy
importante y famosa la siguiente frase, que tal vez ya la hayamos escuchado
muchas veces en nuestro desarrollo espiritual: “Señor, dame la serenidad para
aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo
y sabiduría para poder diferenciarlas”.

Por último, algo
que te puede ayudar a seguir adelante es que no te olvides que tú te mereces
ser feliz, y que no tienes por qué necesitar de otra persona para ser feliz.
Puede parecer algo egoísta, pero es la realidad de la vida y también es verdad
que ese tipo de “egoísmo” es necesario al principio del proceso de duelo, en
otras palabras, enfócate en ti, ocúpate de ti.

Hasta ahí sus
palabras. Como podemos ver, algunas de estas ideas están muy alineadas a
experiencias que seguramente hemos tenido, y otras cobran claridad total cuando
se experimentan en alguna de las sesiones o ejercicios que él realiza. Los
puntos principales que rescato son la importancia de buscar ayuda profesional
cuando la requerimos y la urgencia de normalizar que podemos pasar por procesos
de duelo y verlos como una experiencia necesaria y relevante de vida, que no
debemos evitar o tratar de terminar, sino de integrar a nuestra experiencia y
conocimiento de lo que somos y vivimos.

Ante la
coincidencia de las fechas de La Última Carta, obra que despertó todas estas
reflexiones, con la celebración de la profesión que Alejandro y yo vivimos con
orgullo: deseo lo mejor a cada colega Psicólogo/a de nuestro País. Y a mis
buenos amigos/as que radican en Yucatán les invito a darse la oportunidad de
asistir a la presentación y vean todo el potencial que tiene esta compañía para
sumar esfuerzos desde distintas ópticas en una de tantas y tan humanas labores
en las que nuestra vocación nos da la oportunidad de servir.

Igual y coincidimos
allí el 20 de mayo, y saliendo tenemos la oportunidad de chocar nuestras copas
en alguno de los acogedores lugarcitos que hoy caracterizan a nuestra Blanca
Mérida. Salud por la vida, salud por la gente, y salud hermanos/as de
profesión.

————————————–
*Jorge Valladares Sánchez
Papá,
Ciudadano, Consultor.
Especialista,
Maestro y Licenciado en Psicología
 
*Alejandro
Benavides Rosales

Papá, Tanatólogo.
Maestro en Psicoterapia Humanista

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