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Iniciativa Ciudadana para Formar Demócratas Pedro Zamudio: ¡Presente!

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez y Erandi Zamudio Alcántar.

En Facebook y en Youtube: @Dr. Jorge Valladares y @Erandi Zamudio.

¿Llegará al fin momento de menguar para la vorágine de frases y temas en que la política nos tiene desde julio de 2018? En artículo anterior, compartido en este amable espacio que nos brinda La Revista, señalaba que ese podría ser el efecto del litio, aunque con poca probabilidad, pues la dosis debía ser constante para resultados estables, y ya vemos que duró lo mismo que otros muchos temas: apenas un acto de circo.

Desde el triunfo de Andrés Manuel, y acentuado al tomar el poder completo de nuestro México, vimos una, de las varias, líneas de confrontación características del sexenio. Innecesaria, distractora, cotidiana como otras, y también inédita como algunas, pero con un sello peculiar y curioso: en los partidos deportivos y en la política nacional el árbitro es usualmente descalificado por quien pierde (y sus seguidores), mientras que elogiado o simplemente ignorado por quien gana (y sus seguidores comme ci, comme ça).

En ese caso, el ganador mostró todo su resentimiento histórico e inició intentos por desaparecer al INE, árbitro que ejecutó la elección donde ganó la Presidencia, con la misma pulcritud que había organizado al menos las dos anteriores. Y con ello exacerbó la pasión de sus seguidores que de por sí traían ya motivos históricos para desconfiar y en estos discursos vieron la evidencia que no necesitaban para odiar, descalificar o desprestigiar.

Positivamente hoy eso es historia, no porque cambiara la actitud, sino porque estamos en los días en que los discursos y descalificaciones, al fin se materializan en lo que tiene sentido dentro de un estado que tiene leyes, instituciones y algún grado de democracia: el planteamiento de una iniciativa que pueda (o no) mejorar lo que se considera mejorable. No es que las iniciativas en nuestro país sean un concentrado de razonamientos, honestidad o apuestas al desarrollo o bienestar de la gente, pero es la vía inicial y medianamente sensata, pero sobre todo formal, para definir si hay algo que cambiar y hacerlo. Y parece que en el tema electoral no sólo tendremos una, sino que al menos dos.

Todo lo que se pueda hacer y decir de afirmaciones en medios es retórica de quien la propone y de quien se opone; el análisis del texto, su discusión y la decisión que se tome es el punto que realmente puede servir o perjudicar a la ciudadanía. Así que la acción idónea es leerla, entenderla, contrastarla con lo que tenemos, las otras posibilidades y lo que queremos, y…

Ojalá pudiéramos tomar la decisión que en consenso o mayoría consideremos mejor; pero no, lo que nos queda es opinar, exigir y ver cómo se comportan quienes tomarán las decisiones de:
– presentarlas con toda la formalidad (o dejarlas en discurso),
– darles curso legislativo correcto (u otro madruguete),
– discutir argumentando (o hacer más circo),
– hacer los ajustes más sensatos a la más sensata, o rechazarla por ser mejor lo que hay o por no atender a lo que sería bueno para México (o aprobarla sin mover una coma, o aprobar otra FrankenLey, con pedazos de concesiones recíprocas), y
– finalmente, cumplirla (o volver a fallarle a Sor Juana en aquello de “cumplidlas” cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis).

Dejaré para otra oportunidad abordar desde mi visión ciudadana las confusiones históricas y usuales que tenemos respecto al rol que tienen quienes legislan y la necesidad de volverles al orden y efectivamente representarnos y cumplir la función por la que les pagamos. Amerita amplio espacio hacer ver cómo es que la mayor parte de lo que leeremos en estos días gira en torno a los intereses de los partidos y sus personajes, aunque se diga en nombre de la ciudadanía y la democracia. Es evidente lo sé, pero me refiero a cómo hemos permitido tal perversión y cómo revertirla.

El punto hoy es invitar a que cada ciudadano/a piense un minuto más la lectura o postura que elige frente a estas ofertas de cambio en materia electoral, y en ello defina mejor lo que quiere atender y en su caso hacer o dejar de hacer. Pues hay varias opciones, desde ese rol ciudadano.

Hay una postura que simplifica el problema a lo práctico político: “El Presidente ya no tiene el control de los votos para una reforma constitucional, así que NO va a pasar nada de lo que diga”, afirmación que sustentan en lo ocurrido con el intento en el tema de la energía eléctrica. Igual que una reforma propuesta por la minoría tampoco tendría los votos. Y como unos y otros/as se califican de “traidores a la patria” por votar, pues no habrá diálogo alguno. Esto lleva a ignorar, sólo contemplar o divertirse participando en el refuego entre los dos bandos más claramente identificables, sin mayor consecuencia.

Otra postura pretende soportarse en una cierta lógica a partir de la percepción de los avances que ha tenido la organización de elecciones en los últimos sexenios, caracterizados por la alternancia y la clara disminución de conflictos postelectorales. Que lleva a una actitud crítica de las intenciones o momento en que se plantean estas iniciativas y el vaticinio de que cambiar lo que está funcionando tendrá un efecto negativo, así como las respectivas “propuestas” de posponer la discusión o acotar algún cambio menor, que puede aplicarse en la ley, sin tocar la constitución; dándole ideas al grupo en el poder, que afortunadamente no se conforma con eso (que podría hacer como ha hecho en varios otros temas sin ninguna discusión, consenso, ni aviso).

Y, pues, la tercera postura es elegir un determinado nivel de atención, revisión, discusión, participación y/o exigencia, asumiendo que ya que está en la mesa de quienes ejercen el poder público, algo pueden cambiar, y en alguna medida nos va a afectar; y en ello podemos confiar o coincidir y dejar pasar o lo contrario y entonces tal vez debamos tomar iniciativa o por lo menos expresarnos.

Como en todo, cada cual se involucra y participa de acuerdo a su naturaleza, prioridades, circunstancias, saberes, creencias y recursos. El punto en esta conversación es si tomaremos una decisión o dejaremos que ocurra. Ya dije, hoy no alcanza para creer que la ciudadanía podrá influir en “representantes” o gobernantes a los que les dimos poder sin condicionarles responsabilidad; pero de cada decisión actual de uno y otro ciudadano/a se va abriendo la cultura y prácticas de la participación ciudadana, que nos pueden llevar, más pronto o más tarde, a otro estatus si hacemos lo necesario.

Hay gente bien intencionada en todos los sectores, colores y posiciones. Y es la que puede acelerar ese proceso hacia un destino positivo común. En particular, tengo la fortuna de coincidir en andanzas, algunas ideas y varias acciones con especialistas y gente con vocación democrática activa e incidente. Hoy, de nuevo, destaco el haber tenido la oportunidad de convivir y construir con el muy querido y respetado Pedro Zamudio Godínez, quien presidió el Instituto Electoral del Estado de México, la Asociación de Instituciones Electorales de las Entidades Federativas, fue punto de encuentro de millares de afectos familiares de amistad y comunidad, colega psicólogo, amigo y hombre cabal.

Muchos especialistas coincidimos en la frase “para que haya democracia, se necesitan demócratas”, lo cual hace más sensible que el virus miserable haya capaz de ganarle una batalla a tan gran luchador y aliado. Sin embargo, para miles, como evidencio a continuación, es clara y fuerte el sentido de repetir con frecuencia: Pedro Zamudio: ¡Presente!

En nuestra Red Nacional de Ciudadanía y Organizaciones por la Educación Cívica, A.C. (Red Cívica Mx) tomamos la decisión de nombrarle Miembro Honorario como un reconocimiento post mortem a los caminos y causas que con nosotros/as compartió, particularmente en el logro de Encuentros Nacionales de Educación Cívica, la realización de los Talleres Nacionales de Participación Ciudadana y la defensa decidida de las instituciones electorales estatales, ante uno de los embates por desaparecerlas a pesar de su importancia cardinal para la democracia en México.

Tengo por cierto que la obra de grandes personas, tras su partida, se conoce mejor por los frutos que se cosechan tiempos después y que fueron sembrados con sus acciones de vida. Con su vigor y valor, Pedro dejó una familia fuerte y amorosa, cada uno/a de cuyos integrantes es en cierto grado una manifestación de lo que vivieron con él. Tengo hoy el gusto de fortalecer el contacto con Erandi Zamudio Alcántar, su hija mayor. A punto de licenciarse en políticas públicas, en parte su hacer sigue temas que a nuestro querido Pedro le apasionaron y hace aportaciones propias desde su perspectiva femenina, joven, académica y multiversal; y por otra parte es una mujer millenial multifuncional que ha probado experiencias de vida diversas como la formación de niños, adentrarse en la geografía, las aplicaciones de los medios digitales y el arte en diversas manifestaciones.

Le pedí que ella, desde esa posición tan cercana a la mía en un sentido, pero a la vez distante por sus propias experiencias y forma de vida, nos compartiera lo que piensa como ciudadana respecto a este asunto, de las iniciativas de reforma electoral. Y dejo aquí su respuesta, como ejemplo de lo que pasa al tomarse unos minutos, reflexionar y enfocar…

En 1990, a la par de muchos millenials, nació en México el primer esfuerzo nacional por crear una institución que le diera más veracidad a los procesos electorales que se llevaban a cabo en el país. Y así, como como si se tratara de un infante, sus cogeneracionales y los que no lo son tanto, lo hemos visto crecer y fortalecerse.

Como todas las cosas que son nuevas no fue una institución perfecta desde el inicio, ha pasado por dificultades que, elección tras elección y desafío tras desafío, han llevado también a cambios en los modos, las formas, los medios y las leyes internas y externas que regulan al Instituto, antes Federal y ahora Nacional, Electoral, con el que contamos hoy en día.

Siendo que la democracia en México es aún materia en construcción, y aprovechando que muchos llegan a pensar que las instituciones electorales tienen la facultad para deliberadamente decidir y cambiar los resultados, ha llegado desde el poder ejecutivo una propuesta para tirar todo lo que se ha construido en apenas más de 30 años y empezar de cero una institución que se encargue de las elecciones en el país.

La propuesta busca no sólo crear una nueva institución que organice las elecciones, sino además modificar la forma en que obtenemos los representantes que tenemos en ambas cámaras. Lo primero parece más de maña que de lógica, siendo que, en lugar de optar por una mejora a los procesos o las herramientas con las que ya se cuenta, pareciera que no se les ve como un órgano autónomo que apoya a crecer la democracia nacional, sino como un rival. Al proponer que quienes integren el órgano sean elegidos por el voto popular, dentro de las propuestas dadas desde los tres poderes, el nuevo organismo se podría volver justo lo que se acusa del actual, al volver los puestos algo más político (que ya lo es) y no sometido a la evaluación y consenso en la búsqueda de los perfiles que mejor puedan aportar al fortalecimiento de nuestras instituciones electorales.

Para lo segundo, por lo que se deja ver, la propuesta busca que los puestos no sean de los candidatos en específico, sino en cómo fueron los votos hacia los partidos (no encontré nada que especificara en cuáles elecciones). Y en ese sentido habría que revisar en qué modo puede ser válido un diputado que no sienta o responda por los intereses de la región que lo vota y de una región que no sienta ni sepa a quién dirigirse; pero, personalmente, me parece que habría que escuchar argumentos en cuanto a la viabilidad de esta propuesta.

Hay, por otro lado, una “contrapropuesta” que va más por el fortalecimiento de las instituciones electorales a la par que trae el nuevísimo concepto en México de la segunda vuelta en elecciones.

Una persona, hace mucho tiempo (mi papá), me explicaba que cada país tiene el sistema electoral que cree le es más conveniente para las necesidades de su pueblo. También por eso es por lo que son necesarios los cambios en materia electoral. Al final estas propuestas no han sido formalmente presentadas, y aun si lo estuvieran, sería necesario poner de acuerdo a dos terceras partes de nuestros representantes en dos cámaras muy divididas. Ya veremos con el tiempo cómo avanzan estas ideas que por el momento danzan en mañaneras y discursos.

Hasta aquí las percepciones y opiniones de Erandi. Ella ha crecido en el medio electoral, sin ser parte de él, por lo cual cabe esperar que tenga entre sus prioridades darle alguna atención a lo que en ese ámbito sucede, a la vez que cuente con elementos de análisis para tener una postura e incluso propuestas ante lo que nuestros políticos perennes lanzan a diario como asuntos que justifican su labor. Pero a la vez, como millones de jóvenes tiene una vida y participación ajena, en la que su involucración parte de lo que su naturaleza le indique como atendible y relevante.

Refrendo que la invitación es a darle un minuto (o más) adicional a temas que pueden representar un avance en el fortalecimiento de la ciudadanía o un franco retroceso en el largo, sinuoso y lento camino que hemos recorrido como sociedad, en busca de hacer de la democracia un ejercicio cotidiano. Un minuto propio de reflexión, adicional a los de contemplación que nos obliga el control, o acceso constante, que los intereses, de un bando u otro, tienen sobre los medios masivos.

Y si eso suena bien, entonces tomar una decisión en nuestro ámbito personal para dejar pasar o estar en conciencia de lo que ocurre. Hasta allí, cualquiera puede hoy, si quiere, claro. El siguiente paso estará más accesible si muchas conciencias se hacen presentes a través de reformar, pero su actuar ciudadano, que es precisamente donde necesitamos que se sumen más y más iniciativas. Y así sí: una iniciativa de reforma será el punto de partida para cambios que realmente te importen y nos sirvan como mexicanos/as.
 
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*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Coordinador Nacional de la Red Cívica Mx, A.C.

*Erandi Zamudio Alcántar
Pasante de Licenciatura en Políticas Públicas, UAM
Millenial Multifuncional

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