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¿Quieres marcar la diferencia? ¡Consíguete un propósito!

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González. 

E-mail: raul@mienergiamx.com
Facebook: Raúl Asís Monforte González. Twitter: @raulmonforteg

Tanto en la vida personal, como en los negocios, es
muy conveniente tener un propósito que guíe nuestros pasos hacia un destino
trascendente.

Probablemente ya lo tengas, y si es así,
¡Felicidades!, pero ¿está planteado de tal modo que puedas aprovechar todo su
poder?

En algunas organizaciones le llaman la misión, el
objetivo, la razón de ser, o de otras muchas maneras. Las empresas que no hacen
con él algo más que publicarlo en su sitio web o colgarlo bellamente enmarcado
en alguna de las paredes de su edificio sede, es muy dificil que puedan
explotar todo su potencial.

El propósito, tiene la capacidad de enlazar a las
personas alrededor de una convicción compartida acerca de la identidad, el
significado y la misión para la cual fue creada la organización. Cuando el
propósito corporativo es claro y consistente, impulsa la colaboración, la
innovación y el crecimiento, incentiva que los colaboradores se enfoquen y se
comprometan, genera clientes satisfechos y leales, ayuda a tener un mejor
desempeño financiero, pero por encima de todo, contribuye a generar valor para
todas las partes interesadas.

El verdadero poder del propósito se despliega cuando
se comparte por todos en la organización, y engendra acciones. A partir del
propósito, la empresa encuentra su identidad, define su papel en el mundo y en
la sociedad, y establece los motivos por los cuales ese papel es significativo
y valioso.

El propósito marca la diferencia en las
organizaciones, solamente si consigue cambiar la manera en que las personas operan.
Para que tenga un impacto transformador y duradero, el propósito tiene que
fortalecerse, y pasar de ser una mera declaración de intenciones a convertirse
en una serie de acciones consistentes que producen beneficios tangibles.

Dos condiciones son indispensables para que el propósito
sea efectivo, que la persona que ocupa la más alta posición en la
administración se comprometa fuertemente, y que toda la estrategia de negocios
gire alrededor de él. La autenticidad, coherencia, e integridad subyacentes al
propósito, serán el verdadero soporte de sus tres dimensiones: identidad,
significado y misión.

Existen tres procesos que activan esas dimensiones, el
conocimiento, la internalización, y la contribución. Las personas se sienten
inspiradas cuando el propósito arroja luz sobre las prioridades de la
organización y conduce sus acciones desde el corazón. La empresa tiene que
permanecer fiel a su propósito, aun cuando hacerlo perjudique la obtención de
beneficios económicos. Los empleados necesitan entenderlo y conectarlo con sus propios
valores, para luego identificarse y contribuir con él.

Cuando el propósito se internaliza, el trabajo diario
adquiere significado y lleva a los colaboradores a tomarse como una
responsabilidad individual el alcanzarlo, porque reconocen que vale la pena hacerlo.
Es entonces cuando asumen un liderazgo que ejerce una influencia positiva en
sus colegas de muy diversas maneras.

Al imaginar el futuro, los líderes en las empresas
tendrían que cuestionarse si sus sistemas y procesos administrativos, están
ayudando u obstaculizando la consecución de su propósito. Cuando estos
elementos están alineados, aportan claridad, generan confianza y refuerzan la
autenticidad de su liderazgo, pero sobretodo, ¡marcan la diferencia!

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© Copyright 2022. Raúl Asís Monforte González. Todos
los derechos reservados.

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