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La esperanza radica en nuestras ciudades

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González. 

E-mail: raul@mienergiamx.com
Facebook: Raúl Asís Monforte González. Twitter: @raulmonforteg

Las ciudades son organismos complejos y llenos de
contradicciones. Ocupan solamente el 3 por ciento de la superficie de La
Tierra, sin embargo en ellas habita hoy el 55 por ciento de la población
mundial, y se estima que en 2050 sea tres cuartas partes. Son responsables del
75 por ciento de las emisiones globales de CO2 y consumen el 80 por ciento de
la energía que es producida en todo el mundo.

Sus alcaldes en contraparte, son las personas que
deben rendir cuentas dentro de su circunscripción, pero también adquieren con
su cargo político administrativo una responsabilidad más grande, más allá de
los límites de sus fronteras, y para con una mayor cantidad de personas de las
que viven en su territorio. De hecho adquieren una responsabilidad con las
otras 7.9 billones de personas que dependen de ellos para sobrevivir en este
planeta que ya no alcanza a satisfacer nuestras necesidades. Necesitaríamos 1.7
Tierras para mantener nuestro estilo de vida, pero no tenemos más que una.

Así que, somos nosotros quienes tenemos que cambiar.
Pero cuando atestiguamos la inacción global, las resistencias para implementar
acciones, lo estéril de las negociaciones internacionales, es comprensible que muchas
personas estén perdiendo la esperanza, esa caprichosa y escurridiza compañera
que se oculta de nosotros a plena luz del día.

Pero necesitamos afianzar la convicción de que sí hay
esperanza, y la mayor de las esperanzas se encuentra en las ciudades y sus
líderes. Solemos ver las características de las ciudades como problemas de
difícil solución, pero son esas mismas características, entre ellas su alcance,
su tamaño, densidad, proximidad de sus líderes con las personas, adaptabilidad
o su capacidad de reinvención, lo que nos permite planear para gestionarlas
mejor y convertirlas en una poderosa herramienta para potenciar su eficiencia.

En las ciudades es posible cobijar y dar empleo a más
personas en una menor superficie, compartiendo energía por medio de compartir
los edificios. La densidad de las ciudades hace más accesible el transporte
público y más rentable. Las ciudades ofrecen mercados de tal escala, que hacen
financieramente viables las inversiones en energía renovable, y más eficientes
la recolección y procesamiento de los residuos.

Y muchos alcaldes no están solamente enfocados en lo
que sucede dentro de sus ciudades, sino que podemos encontrarlos asumiendo
liderazgos globales, uniéndose en redes internacionales que establecen
objetivos ambiciosos de descarbonización de los que se hacen responsables
mediante esfuerzos de cooperación innovadores. No hay tiempo para debates
abstractos o declaraciones floridas, la emergencia climática en la que nos encontramos
demanda liderazgo y resultados. Es preciso un plan global para la
descarbonización de las ciudades y encontrar el modo de financiarlo.

Si somos capaces de liberar el potencial de las
ciudades, podremos minimizar el precio que el planeta ha de pagar por hospedarnos
a una cantidad creciente de seres humanos. Las ciudades eficientes y
sostenibles pueden ser una de las herramientas más efectivas con las que
contamos para lograrlo. ¡Colaboremos todos en construirlas!

Raul Monforte González
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