Editorial La Revista Peninsular
Esta semana se discutió y aprobó en la Cámara de
Diputados la iniciativa que busca prolongar la presencia de las Fuerzas Armadas
en tareas de seguridad pública hasta el año 2028. Este debate no solo trajo
argumentos en torno a la seguridad el país y las consecuencias de la
militarización, sino que también propició una intensa operación política por
parte del Ejecutivo federal, mediante la Secretaría de Gobernación, con el fin
de conseguir los votos necesarios para la aprobación.
Dicha operación modificó el escenario político del
país pues rompió con la alianza “Va por México” (PAN-PRI-PRD) y dio vida al
PRI-MOR del que por mucho tiempo se habló. Lo anterior debido a que PRI y el
PRD, tanto en el Senado como en San Lázaro, rompieron la unidad de sus bancadas
y dividieron su voto a favor de la aprobación de la iniciativa.
Cabe resaltar la situación del PRI pues la primera
iniciativa en este sentido nació de la bancada tricolor en la Cámara Baja, pero
fue rechazada por la mayoría de los senadores priistas lo cual impidió su
aprobación. Esta renuencia que los senadores del PRI mostraron en primera
instancia respecto a la iniciativa, a pesar de haber emanado de su mismo
partido, se explica por el evidente abuso institucional que cometió el
dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, al ordenar la presentación de la
iniciativa a cambio de inmunidad ante los procesos judiciales que existen en su
contra.
Después de mucho cabildeo y pláticas con el secretario
de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, la mayoría de los legisladores
priistas que forman parte del Congreso de la Unión se decantaron en favor de la
iniciativa para prolongar las tareas del Ejército en las calles y así pudo ser
aprobada.
Si bien, aún no están claros los alcances que tendrá
la relación entre el PRI y Morena, sí sabemos qué intensiones tiene el
secretario Adán Augusto López. En una reunión que tuvo con los diputados
federales de Morena, el Partido Verde y el Partido del Trabajo, Adán Augusto
compartió que el “acuerdo político” con el PRI no se limitaba a la discusión
sobre la militarización de la seguridad pública, sino que también contempla
retomar el debate en torno a la reforma energética y a la reforma del Instituto
Nacional Electoral.
Rubén Moreira, coordinador del PRI en San Lázaro, negó
de manera explícita lo dicho por el secretario de Gobernación, aunque, con suma
formalidad política, evitó tacharlo de mentiroso.
En las próximas semanas, veremos la solidez del
acuerdo político entre Morena y el PRI pues, tras la aprobación del Congreso Federal
de la iniciativa para mantener a los militares en las calles hasta el 2028, aún
se necesita la aprobación de más de la mitad de los congresos locales y Morena
no cuenta con las cámaras suficientes para ellos. El partido guinda y sus
aliados tienen 15 de los 17 congresos locales requeridos para la aprobación del
decreto y el PRI podría darle la mayoría en 10, por lo que la alianza les es
indispensable.
El tiempo dirá cuál será el futuro de la alianza
PRI-MOR, que hoy parece recién nacida, así como de la alianza “Va por México”,
la cual presenta un desgaste crítico.
