Claroscuro, por: Francisco López Vargas.
Un buen amigo me preguntó, desayunándonos en Ciudad de
México, cuál a mi consideración era el gobierno más corrupto que había padecido
nuestro país. Sin pensarlo, varios de los que compartíamos la mesa contestamos
al unísono: ¡¡¡¡”éste”!!!! y la espontaneidad de los presentes provocó una risa
generalizada.
El debate que se ha desatado por las revelaciones del
modus operandi de la mafia del poder de López Obrador y desde los que dicen que
dónde están las pruebas -pareciera que no leyeron el libro- hasta los que
aseguran que no hay elementos legales para proceder en su contra e iniciar una
investigación contra el actuar del mandatario.
El primer comentario deja claro que leen pero no
comprenden: López Obrador instruyó a pedir moches sin dejar evidencias, y para
ser más invulnerable él mismo se protegió al no aceptar recibirlos y
comprometer a los operadores a cargar con la culpa y a quedarse callados.
Lo mismo sucedía cuando era jefe de gobierno
capitalino, sólo que ahí si hubo pruebas y evidencias que todos vimos en TeVe:
René Bejarano -terminó en la cárcel por ello-, Carlos Imaz y toda una pléyade
recurrió al empresario Carlos Ahumada para recibir dinero a cambio de obras y
favores de esa administración. Ante la evidencia, López sólo le pidió a
Bejarano cargar con la culpa, y así lo hizo y hoy, de nuevo, Dolores Padierna,
su mujer, y Bejarano siguen en las andadas como operadores políticos del
tabasqueño.
Gustavo Ponce fue grabado fumando habanos y jugando en
mesas de Las Vegas en un momento en que era el tesorero del gobierno capitalino
de López Obrador.
Recuerdo que un amigo perredista me decía que al menos
ellos fueron despedidos y pero no se les fincó responsabilidad como si eso
hubiera sido suficiente y no la cárcel.
Bejarano era el principal operador político de Andrés
Manuel y Claudia Sheinbaum la encargada de encubrir los costos de los segundos
pisos que construyó Rioboó quien también fue financiero del hoy presidente en
esos días. El nombre de los otros empresarios y financieros apenas los
conocimos gracias a la publicación del libro “El rey del cash”.
El libro narra con lujo de detalles el modus operandi
de esa nueva mafia del poder encabezada por el candidato que ofreció cambiar al
país, que era diferente y que prometió que él no robaba, no mentía y no
traicionaba y vaya que no lo ha cumplido: 86 mil mentiras se han detallado en
sus mañaneras.
Esa narraciones en la publicación serían suficiente
para que cualquier ministerio público decente ya hubiera abierto una carpeta de
investigación para corroborar lo ahí sustentados por quien fue testigo
presencial y de primera mano de lo que narra, que no es más que un modus
operandi para el saqueo sin dejar huellas y menos evidencias, pero que sí se
puede comprobar preguntándole a los afectados.
Una muestra de primera mano: delegados federales de
Yucatán han renunciado a sus cargos cuando les notifican que de su sueldo
tienen que pagar el 50 por ciento de “cooperación” y deben de descontarles un
diez por ciento de salario a los empleados a su cargo. Al menos uno de ellos es
amigo mío y narró con detalles la propuesta y quien fue el que se la hizo.
Los tiempos del presidente López Obrador se le están
agotando: no hay resultados de su gestión y todos los días se dan escándalos de
corrupción que desenmascaran a su gobierno. Denuncias en aduanas, quejas en el
tren maya y el Felipe Ángeles, evidencias de desvíos y beneficiarios fantasmas
en sus programas asistenciales y de apoyo al campo.
La más reciente revisión a la Cuenta Pública 2020
realizada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) arrojó el hallazgo
de irregularidades millonarias en obras y programas clave del gobierno de
Andrés Manuel López Obrador, como el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de
Dos Bocas, el Tren Maya y Sembrando Vida.
En conjunto, las anomalías detectadas representan un
monto de 63 mil 10 millones de pesos. De ese total, 2 mil 181.1 millones sí
fueron aclarados, pero falta por esclarecer el destino de 60 mil 229 millones.
Y es que al presidente le molesta que lo auditen y
transparentar sus presupuestos, por eso necesita desaparecer al INE, al INAI,
al IFAI y a todos los órganos ciudadanos de regulación que fiscalizan la
actuación de su gobierno.
El saqueo es tal que los desvíos de Segalmex ya
superan por mucho a la Estafa Maestra de la gestión de Enrique Peña Nieto. La
actual supera los $10 mil millones mientras que la peñista alcanzó $7 mil
millones.
Los problemas se le complican aún más al presidente:
las filtraciones de las Guacamayas han dejado al descubierto no sólo los
vínculos de gobernadores, funcionarios federales y municipales de su partido
con el crimen organizado sino que exhiben con documentos que no sólo saben quiénes
vende las armas, dónde las compran, quién las distribuye sino también que saben
con anticipación asesinatos, secuestros, extorsiones que tampoco evitan a pesar
de tener toda la información de los delincuentes. El sexenio perdido llega
apenas al cuarto año y cada día López Obrador se irá quedando solo, incluso sus
“corcholatas” aunque tratan de quedar bien para ser los elegidos, en los hechos
lo dejarán atrás en la primera oportunidad.
P.D.
Tomarse una foto con la alcaldesa Bibi Rabelo, una
autoridad legal y tan legítima como la gobernadora misma podría interpretarse
como un viso positivo para la vida de los campechanos. Sin embargo, esa foto no
le garantiza a los campechanos que haya programa de bacheo, que haya
cooperación y menos que desde el gobierno cesen los ataques a quien ellos ven
como una amenaza electoral.
Sí Layda Sansores se reunió con Biby para la foto, los
ciudadanos tenemos esperanzas, pero sí lo hicieron para fingir que tienen buena
relación, pronto los hechos nos dirán qué tan cierto es.
Sin embargo, la conducta de la gobernadora hasta ahora
merece, por lo menos, estar en duda porque ni con orden judicial deja de
referirse a quienes ella ve como sus enemigos y su show mágico, cómico, musical
está muy lejos de ser un programa para rendición de cuentas y es más un vodevil
del que ella es la estrella principal. Veremos.