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El abuso de los protocolos de equidad, falacia para encubrir lo inexistente, con tintes de falsedad

Ismael Méndez Camargo
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Por: Ismael Méndez Camargo.

Todas
las normatividades recientes en materia de protección para equidad de género,
acoso de varios tipos y seguridad de las mujeres y también de hombres, han
surgido recientemente como un baluarte de garantías para los sectores que antes
se consideraban vulnerables y no había un respaldo para determinadas personas,
que requerían una seguridad basada en los derechos humanos insertos en los
principios de las garantías de igualdad de nuestra constitución. Hemos visto
una gran reducción en los delitos de esta índole para beneplácito de una parte
de la sociedad que pedía a gritos una protección a sus derechos, sin embargo
también se ha notado un abuso en los diferentes protocolos por muchas personas
que bajo signos visibles de engaño y falsedad, engañan a los juzgadores para
sus fines personales y mal encaminados.

Para
muestra un botón haciendo alusión a los últimos acontecimientos que han
sacudido a la opinión pública yucateca, manchando la honorabilidad de los
buenos funcionarios de la Universidad Autónoma de Yucatán, en concreto en la
facultad de derecho de dicha institución, que con nombre y apellidos han
tratado de ensuciar sin lograrlo a personas que han demostrado, no solo su
inocencia, sino también siguen también conservando su prestigio. Dos casos muy
sonados de hace algunas semanas recaen en la maestra Glendy Aguilar Mena quien
acusó injustamente a un secretario administrativo de acoso, primeramente
sexual, luego laboral y de daño moral, aunque cambió su dicho en el primer
contexto, insistiendo en los dos contextos mencionados. Ante estas falsas
acusaciones, alebrestó a varios estudiantes para hacer plantones, conservando
su perfil de víctima, engañando a los muchachos con falsedades, pues había sido
descubierta con pruebas fehacientes en falsificación de firmas para ayudar a un
maestro faltista, que ante las evidencias el profesor que no asistía, renunció
y dejó sola a la abogada Aguilar Mena.

Aquí
la señora al falsear su dicho, abusó del intento de activar el protocolo
interno de la universidad, y después de causar un gran alboroto, cambió de
actitud, pero ya la gente sabe que no se produjo con verdad. Y quien salió
perdiendo pues fue la maestra quien no solo trató de acusar al secretario, sino
también al director de la escuela que es un gran profesional, un caballero y un
excelente conciliador. Ya en redes se les conoce a la profesora como “Lady
firmas” ó “Lady Tranzas”, siendo la burla de todas las personas que se habían
enterado del caso; Nótese en este caso de un fragante abuso de las defensas de
género y acoso laboral, solamente para tapar sus fechorías, afectando a
terceras personas que no tenían ningún tipo de responsabilidad, cuando la
intención del protocolo es proteger y no abusar de este tipo de normas.  

El
segundo caso que nos ocupa es de la pasante de derecho que para mi gusto no
funge, sino finge ser representante de los estudiantes de la citada facultad,
en su calidad de consejera alumna, cargo que terminará en breve y que responde
al nombre de Alejandra Mejía Palma, que siendo una persona conflictiva y
prepotente a juicio de los maestros y
empleados de la citada institución formadora de abogados, acusó al Dr. Carlos
Macedonio Hernández de no ser atendida en sus demandas como estudiante y mujer,
con la finalidad de que este director, no pueda votar en las elecciones del
nuevo rector en la sesión del consejo universitario, que por cierto estuvo
manchado y ensuciado por la compra de votos, en una de las páginas electorales
más penosas de la historia de nuestra universidad.  Dicha universidad que desde hace casi tres
décadas ha caído en un estancamiento, no solo académico, sino también en lo económico
y en la transparencia de las finanzas.  

Es
conveniente señalar que la consejera Mejía Palma, conocida en redes sociales
como “Lady Complot”, trató en su momento de descalificar al candidato
triunfador de las elecciones para presidente de la sociedad de alumnos para
favorecer a su candidata, que perdió por más de trescientos voto, lo que
propició que los estudiantes que apoyaban al candidato ganador, quisieran tomar
las instalaciones de la escuela y no dejar salir a la candidata perdedora, pidiendo
incluso al director la intervención de la policía, lo cual declinó ante las
evidencias de la referida elección; Ojalá el Partido Acción Nacional, donde
colabora la citada consejera revoltosa, se dé cuenta de la clase de personas
que tiene en sus filas. Vemos con mucha pena que se ha abusado de la buena
intención del famoso protocolo de protección, por las personas que
supuestamente son vulnerables, pero su debilidad procede de sus mismos errores,
falta de valores, ética con fines llenos de corrupción  y provecho propio.   

Ismael Méndez Camargo
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