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Los riesgos ecológicos y los beneficios del Tren Maya

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González. 

Desde el inicio de su construcción, el Tren Maya ha estado enfrentando oposición de diversos grupos
ambientalistas y defensores de los derechos humanos, que incluso han intentado infructuosamente detener su
avance mediante los diversos instrumentos legales que el marco jurídico de nuestro país pone a su alcance. 

Por otro lado, la persistencia del presidente de lograr a como dé lugar la conclusión de uno de sus proyectos
insignia, ha opuesto toda la fuerza del estado para vencer esos intentos de detenerlo, llegando al grado de tener
que declarar dicha obra como asunto de seguridad nacional, para blindarlo ante dichas acciones. 

El presidente López ha descalificado a los grupos opositores insultándolos, llamándolos seudo ambientalistas y
manifestando que tienen como único interés el de dañar el avance de su llamada cuarta transformación. Sin
concederle la razón totalmente, aceptemos que quizás es posible que algunos de esos grupos en realidad
obedezcan a intereses políticos y económicos, y que para ello se valgan de los daños medioambientales evidentes
que ya está generando esa obra. 

Aquí el asunto es que, para hacer un análisis absolutamente desprovisto de intereses y que sea realmente objetivo,
habría que partir de la base de que todo proyecto de infraestructura, grande o pequeño, tiene necesariamente un
impacto en la naturaleza. Más aún, la sola presencia del ser humano en La Tierra, incide en el ecosistema alterando
su balance. 

Por lo tanto, y teniendo en cuenta que es justo, lícito, y éticamente válido tomar recursos de la naturaleza de manera
sostenible para elevar nuestra calidad de vida, entonces se vuelve necesario evaluar los impactos y los riesgos de
cualquier proyecto, contrastarlos con la posibilidad de llevar a cabo acciones que los mitiguen, y comparar los
costos contra los beneficios. 

En este sentido, cobra importancia por estar libre de cualquier sesgo, un amplio e innovador estudio llevado a cabo
por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), en el cual por primera vez en la historia
revisa los riesgos ecológicos y los beneficios económicos de todos los proyectos de infraestructura de transporte,
específicamente carreteras y vías férreas planeados o que se encuentran ya en ejecución en 137 países del mundo,
con enfoque en el impacto que tienen los trabajos de construcción en el medio ambiente, la población, los seres
humanos y la vida silvestre. 

Adicionalmente han confrontado los impactos, con los beneficios previstos de tales proyectos en las economías
locales, y su potencial de elevar el producto interno bruto nacional. 

El estudio concluye que la totalidad de estas obras, liberarán a la atmósfera 883 millones de toneladas de carbono
y 1.17 millones de toneladas de nitrógeno que estaban almacenadas en los árboles y la vegetación eliminada.
Asimismo, los trabajos de construcción impactarán alrededor de 60,000 kilómetros de áreas protegidas o que son
esenciales para la biodiversidad, lo que podría acelerar el declive de las especies. 

En contraposición, los proyectos tienen el potencial de generar 2.4 millones de nuevos empleos globalmente, y
tener un impacto positivo en el Producto Interno Bruto, que en los países en desarrollo podría ser de hasta un 1.3
por ciento. 

Andy Arnell, uno de los líderes de este estudio opina que la infraestructura de transporte bien planeada es crucial
para el desarrollo humano, sin embargo, la expansión continúa imponiendo una enorme amenaza a la naturaleza,
de modo que considera crucial que los gobiernos nacionales y los líderes de la industria de la construcción sean
capaces de ponderar sus consecuencias ecológicas, contra los beneficios sociales y económicos. 

Los encargados del estudio, desarrollaron una herramienta disponible en línea, en la que se muestran los valores
de riesgo y beneficio de cada uno de esos proyectos en todo el mundo, incluído por supuesto el Tren Maya, el cual
presenta sus mayores impactos y riesgos precisamente en la liberación de carbono que ya estaba almacenado en
la vegetación existente, y la amenaza para la biodiversidad, así como el impacto en el acuífero. 

Por otro lado, el Tren Maya ha carecido desde el principio de una buena planeación, y se ha estado desarrollando
mediantes sucesivas improvisaciones y ocurrencias, que ponen en duda la magnitud y alcance de sus beneficios
económicos y sociales. 

En conclusión, es un proyecto de medio a alto riesgo ecológico, con un bajo potencial de generar beneficios
sociales y económicos, si es que algún día llega a terminarse. 

Raúl Asís Monforte González.
© Copyright 2022. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados.
Mérida, Yucatán a 17 de diciembre de 2022
E-mail: raul@mienergiamx.com
Facebook: Raúl Asís Monforte González. Twitter: @raulmonforteg

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