Por: Marco A. Cortez Navarrete.
Dos mil veintidós será recordado como el año de la post pandemia y el año que la gente —después de poco más de 2 años de encierro— volvió a salir a las calles, a sonreír y a abrazarse con todas sus fuerzas.
Pero el último coletazo del año fue muy duro. Primero con la muerte del futbolista Pelé y hace apenas unas horas el deceso del Papa Emérito Benedicto XVI, dos acontecimientos que queramos o no permanecerán en nuestras mentes por muchos años.
El Papa emérito Benedicto XVI, el alemán Joseph Ratzinger, murió en las primeras de este sábado, último día del año, a los 95 años, según informó el director de la oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni; algo que, debemos precisar, era ya cuestión de tiempo debido a su precario estado de salud.
Al momento de irse de este plano terrenal el papa Benedicto XVI tenia 95 años y será recordado como el primer Pontífice de la era moderna en renunciar a su cargo.
Fue Un papa sencillo, humilde, inteligente, que se atrevió a hablar y que buscó una Iglesia justa con valores morales; un papa que renunció a su papel antes que renunciar a su ética.
Benedicto XVI falleció este sábado a las 9:34 horas de Roma en su residencia y en este momento está contemplando la luz del Rostro de Nuestro Señor.
Que así sea.