Por: Marco Antonio Cortez Navarrete.
Cuando recuerdo ganó Barak Obama, la presidencia de EEUU (20 enero de 2009), viene a mi mente un profesional y amigo con quien tuve el honor de trabajar un tiempo en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Marco Herrera Berenguer, asesor en materia de comunicación y relaciones públicas.
Recuerdo que sentados en una de las mesitas de la sorbetería Colón, en plena plaza principal de Mérida, mi tocayo me miró y afirmó que el triunfo de Obama se había cimentado en estrategias aplicadas en las entonces y aún incipientes tecnologías de información y comunicación.
Este es el futuro de la política, subrayó, y el tiempo le ha dado toda la razón, hoy la inmensa mayoría de gobiernos y gobernantes de prácticamente todo el mundo –desde luego que México, entre ellos– así como los aspirantes a políticos y políticos en proceso de desarrollo basan gran parte de sus estrategias en las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram e incluso y más recientemente, Tik Tok, plataforma que surgió inicialmente para jóvenes y que de manera gradual se convirtió en un apetitoso mercado para los gobernantes y aspirantes quienes han adaptado sus personalidades al formato citado medio de comunicación.
Y regresemos al inicio, EEUU, hoy una buena parte de las acciones y los resultados del gobierno de Joe Biden tienen como divulgador central a las redes sociales y si nos vamos más allá aspectos gráficos y visuales como el problema bélico entre Rusia y Ucrania y alrededor de este la participación a favor o en contra, también es objeto de propaganda en los medios digitales.
Recordemos, un tema más, la pandemia, el cómo detonó y se extendió el problema sanitario por el mundo entero, al grado de paralizar la producción y la economía, amén de los cientos de miles de pérdidas humanas. Aquí las tecnologías de información y comunicación fueron fundamentales, además de alertar para acelerar la generación de la vacuna que, al parecer, ha logrado frenar la propagación del virus y sembrado nuevas normas de comportamiento social.
En el terreno nacional, pues no hay mejor ejemplo que las conferencias mañaneras del presidente López Obrador, las cuales, quiero aclarar, no llegaron con su arribo a la presidencia sino que el hoy mandatario las implantó desde que fue jefe del gobierno de la ciudad de México.
AMLO, leyó muy bien el comportamiento de los medios de comunicación y para su fortuna “las benditas redes sociales” llegaron a él en un momento más que oportuno, siendo jefe del ejecutivo federal y desde palacio nacional, cada mañana, de lunes a viernes, no tan solo tiene un recurso para la promoción de sus proyectos, planes y programas sino que también para convertirse en el productor de las agendas mediáticas y los temas del día.
Concluyendo, con los tiempos que vivimos, el aquí y el ahora, tanto los aspirantes a la presidencia de México, creados y proyectados por López Obrador así como otros políticos, gobernantes y ex gobernantes del llamado bloque opositor han encontrado un enorme e inagotable nicho de mercado en las redes sociales y son estas las que hoy informan y conducen el criterio de las personas en todos y cada uno de los ámbitos de la vida diaria, además de la política, en lo económico, financiero, social, deportivo, etc, etc, etc.
¿Qué quiero decir? bueno, que la próxima o el próximo jefe de la nación será un producto similar de aquel Obama que cité al inicio de esta aportación. Miren, a manera de colofón…¿quién o quiénes no tienen aún un teléfono inteligente en sus manos?…y exactamente el mismo derecho que usted y yo tenemos para hablar y opinar…y votar.
Hoy los profesionales de la publicidad, la mercadotecnia, la imagen y demás derivados de la comunicación social, tienen ante sí un jugoso mercado: crear gobiernos y gobernantes sin importar si estos son o no, tienen o no, las capacidades necesarias para ejercer el poder y dirigir los destinos de su país.
Hasta la próxima.
Saludos Marco Herrera Berenguer, donde quiera que estés.
