Por: Cristina Padín.
El niño que quería emocionar con sus cuentos tanto como él se emocionaba cuando leía los de otros preguntó en la Puerta de la Verdad qué era bueno para narrar una historia que atrapara y provocara sensaciones…
Y le ofrecieron un consejo muy bueno. Nada de prepotencia ni soberbia. Un relato tiene que empezar, por ejemplo, con algo normal y sencillo. Lleno de alma y sentimiento, algo que al lector le haga sentir en casa.
Por ejemplo puede iniciarse una narración con un principio que diga que “el torero vestía de oro y sueños al pisar el albero”, o que “el abuelo del señor valiente tenía una tienda de caramelos” o que “allí vivía alguien sincero”…
Y el niño estuvo de acuerdo. En la escuela le gustaban los compañeros que hablaban de ir a pescar o de ver triunfar a su equipo. Por ejemplo. También le encantaban los inicios de El hobbit o Memorias dun neno labrego…
Contar historias es divino
A las historias
A los M
A B y M, nos vemos pronto
A los señores valientes
A los abuelos que regentaron tiendas alguna vez.
Por ejemplo mi abuela
Al toreo
A mi mago. Gracias por ayer
A El Hobbit
A Memorias dun neno labrego
A los equipos que triunfan
A mi amiga Pau y a Sebas
A mi querido Luis
A la verdad. A la valentía
