La Revista

Reglas para nuestros hijos e hijas

Jorge Valladares Sánchez
Jorge Valladares Sánchez
Sígueme en redes sociales:

Club de Padres, por: Jorge Valladares Sánchez.*

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares. 

La excepción hace la regla. Las reglas se
hicieron para romperse. Nadie hizo la diferencia siguiendo las reglas. Mi casa,
mis reglas. El joven conoce las reglas, el viejo las excepciones. Establecemos
reglas para los demás y excepciones para nosotros. Aprende las reglas como un
profesional, para que puedas romperlas como un artista. Las reglas se hicieron
para romperse. Vivir con mis propias reglas…

¿Y entonces? ¿Porqué tanto énfasis, o al
menos cantaleta, con las reglas? ¿Para qué invocarlas ante nuestros hijos con
frecuencia si queremos que aprendan a vivir con “sus reglas” y no con las
nuestras?

Dejemos pronto de lado que es esta otra de
esas palabras de las que usamos con descuido y pueden significar muchas cosas a
conveniencia de lo que queremos decir al usarla. Y también que puede ser parte
de una hábito parental de hablar para sí mismos cuando pretenden ejercer la
formación, educación, corrección, control o al menos tantito caso o
consideración con sus hijos, por la falta de claridad, tiempo y recursos para
hacer lo que ya hemos visto que es la función de fondo de papá y mamá: formar
la autosuficiencia de los hijos.

Hay dos razones claras y reales para la
confusión: la diversidad de significados válidos y la falta de entrenamiento
para plantearlas y aplicarlas. Dediquemos unas líneas de este generoso espacio
que nos brinda La Revista cada mes, para hablar de esta que para muchas
personas es la más maravillosa y compleja labor: ser padres.

El diccionario lo deja ver, pero
puntualicemos. El nivel de abstracción y la aplicabilidad de la palabra regla
es diversa. Puede ir de algo tan filosófico como los valores o principios que
“deben” regir las decisiones, las acciones y hasta los pensamientos y
emociones, hasta lo concreto de cómo ocurren o se espera o se acuerda que
ocurran ciertos eventos o fenómenos.

Para fines de formación de los hijos
dejemos, en este momento, lo más elevado como valores, preceptos, principios y
lo más social como normas, leyes, reglamentos o creencias y desenmarañemos un
poco los otros significados más concretos y prácticos usando el concepto de
regla.

Entonces puede servir de guía decir que
diferentes familias y grupos tienen diferentes valores, etc… y es importante
lograr transmitir con claridad y convicción los nuestros en nuestra familia. Lo
que cada familia tenga es respetable y amerita que nuestros hijos los tengan en
ese conocimiento y convicción, así como que entiendan que otros amigos y
personas tendrán diversidad.

Algo similar aplica para las normas, etc…
con el ingrediente de que estas son indispensables de conocer al entrar a
espacios sociales, de manera que puedan nuestros hijos entender el
funcionamiento y desarrollar la segunda característica que he explicado para
alcanzar autosuficiencia: la adaptabilidad. Antes de crear su mundo o crear el
propio, cada persona debe conocer, entender, cuestionar y funcionar con las
normas de los medios en los que se desenvuelve.

Ya en la casa, en la familia, en la
formación, además de esos dos grandes sectores que son importantes y
organizadores nos quedan las reglas, entendidas como el diccionario lo indica
en su significado 2 (aquello que ha de cumplirse por estar convenido por una
colectividad) y 4 (modo establecido de ejecutar algo).

Ambos orígenes son válidos y combinarlos
con claridad e inteligencia puede ser buena idea, pero uno u otro pueden
funcionar por el tiempo y en el grado suficiente para que contribuyan a la
formación de los hijos. Las precauciones son no mezclarlos o confundirlos con
los valores, etc… ni con las normas, etc… Tratarlos en paralelo, establecerlos
y hacer que se cumplan como algo más de lo importante que nuestros hijos deben
aprender y procurar que respondan a las aspiraciones que tenemos para ellos/as,
al afecto que les tenemos y a la sensatez, si no es mucho pedir.

Antes de puntualizar la diferencia entre
ambos tipos de reglas, es importante entender lo que se requiere para su mejor
funcionamiento, y que en consecuencia tienen que ver con su entendimiento,
adopción y funcionalidad en casa; y en donde se apliquen (ojo profesores, jefes
y otras personas que a veces sienten que su gente “se portan como niños”, tal
vez porque comenten errores o confusiones en la aplicación de reglas).

Quizá lo más sencillo es aplicar como
metáfora el otro significado de la palabra regla, el de un instrumento rígido
para trazar o medir distancias entre dos puntos. Etimológicamente viene de regere, que implica dirigir en línea
recta o enderezar. Si nos peleamos con esta idea o con actuar así, no hay forma
de que funcione una regla; busca otra manera de ejercer disciplina, pero las
reglas no son lo que ahora necesitas o puedes usar.

En efecto las reglas tienen que ser la
forma más directa de ir entre la situación actual y la situación deseada, sin
curvas, sin pausas, sin complicaciones. En algunas casas, entre llegar al
comedor y empezar a comer está el lavarse las manos, en otras ayudar a servir,
en otras esperar a que todos/as tengan alimentos. Pero lo que sea que haya,
ocurre antes de empezar a comer, o no dicho de otro modo, no hay manera de
empezar a comer sin ello. Incluso en algunas, pocas, hay un horario; a esa hora
se come y a otra no, pero luego se abre otro horario y entonces sí.

Los recordatorios, discusiones, trucos,
distractores, halagos, gritos… son absolutamente innecesarios y potencialmente
retrasan que ocurra lo que la regla indica. La conversación o sermones o
recordatorios de la historia propia son potenciales curvas que impiden llegar
al punto de empezar a comer (pues normalmente implican mezclar valores, etc… y
normas, etc… donde no tienen mucho que aportar). Y luego ocupan tiempo
adicional en el tiempo de los padres o en horas de terapia, especialmente si se
mezclan con alguna forma de violencia.

Esas reglas, ahora sí, pueden formularse
del origen 2 (ser convenidas por quienes forman parte de esa familia) o por el
origen 4 (ser establecidas por alguien, sin importar ni tener que justificar
quien). Hace alguna diferencia en la sensación y rapidez con la que se cumplen,
pero no tanta como el hecho de que funcionen sin desvíos, como ese punto
directo para ir de una cosa a otra (y que de no ocurrir, no hay esa otra).

La función ya es compleja, para qué
complicarla más. De esto y otras maneras de propiciar el afecto, la disciplina
y las oportunidades para nuestros hijos/as es de lo que conversamos en Club de
Padres; escríbeme, si quieres, para participar.

De todas formas, queramos o no, mucho de
nuestra convivencia funciona o en algún punto vuelve a la que ha sido llamada
la regla de oro: “trata a los/as demás como querrías que te trataran a ti”.
Vale tomarlo en cuenta, en especial, cuando tomamos decisiones de cómo queremos
formar a nuestros hijos/as.

————————————
*Jorge
Valladares Sánchez

Papá, Ciudadano,
Consultor.
Especialista,
Maestro y Licenciado en Psicología
Doctor en Ciencias
Sociales.
Doctor en Derechos
Humanos.
Creador del Club
de Padres.

Jorge Valladares Sánchez
Jorge Valladares Sánchez
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último