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Xóchitl a Palacio Nacional

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez.* 

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares. 

Xóchitl a Palacio Nacional
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Entre la
confusión posmoderna se pierde mucho de la claridad que algunas personas mantenemos
a la vista sobre las virtudes femeninas, respecto a lo masculino. Entendido que
siempre en la ciencia y sociedad nos hemos referido a promedios y mayor
frecuencia de algo; rechazando desde siempre las etiquetas, sobre
generalizaciones y exclusiones.

Antes,
muchos ya sabíamos, y hoy pocos nos atrevemos a sostener, que hay cualidades
que más frecuentemente, con mejor alcance o incluso por alguna razón natural, se
presentan mejor en muchas mujeres (aunque no todas) que en muchos hombres
(aunque haya casos destacables). Y un buen ejemplo de ello es el escuchar y
varias otras de las llamadas competencias verbales. Y hablar, y conversar, y
entenderse con otra persona…

También
al contrario, con las mismas aclaraciones algunas cualidades pueden verse más
en hombres. Así como hay las que ni de aquí ni de allá, sino que es la historia
y cultura una mejor explicación que la naturaleza del porqué las vemos más
presentes en un sexo u otro. Pongo en este caso la determinación y hacer lo que
haya que hacer cuando alguien viola tus derechos.

Xóchitl
Gálvez se presentó el lunes 12 de junio, previa comunicación, con un amparo en
mano, a solicitar a un funcionario, empleado nuestro, que atendiera una orden
judicial. Ese funcionario, usando nuestros recursos y su popularidad, le negó
el acceso, le negó su derecho de réplica y repitió la violación a su derecho,
violó el derecho de otras personas más, y se burló de ella en repetidas
ocasiones frente a mucha gente.

Dice
Xóchitl que ella lo único que quería era ejercer su derecho, previsto en la ley
y avalado en ese documento, pero que tal vez el susodicho funcionario le tiene
miedo o creyó que iría a insultarlo; ante lo cual ella señala que nunca lo ha
hecho, aunque crea que se lo merece y tenga dónde hacerlo con rimbombancia.

Dice el
funcionario que no la dejará pasar y habla de lugares a los que ella puede ir a
hacer campaña; sin mencionar en ningún momento el tema por el que ella estuvo
allí, ni su disposición a violar, otra vez, una orden judicial. Y vuelve a
hablar de ella y de personas a las que libremente relaciona, acusa, pone apodos
y afirmando que “le constan” estos y otras apreciaciones que él tiene. Y así
pasan las horas, los días y el sexenio en el que iba a servir a todos los
mexicanos.

Y ¿tú qué
dices? Yo digo que si un empleado al que le pagamos tanto, y le damos todos nuestros
recursos para cuidar temas tan importantes, se dedicara a burlarse como él lo
hace de algunos miles de sus empleadores y perder tanto tiempo cada día,
cuidaría mucho más la contratación siguiente y procuraría anticiparla. Y si violara
la ley, quisiera que se le castigue y obligue a cumplirla. Porque si se lo hace
a una persona conocida, con cierto poder, y lo exhibe públicamente con esa
soltura, seguro estoy que lo mismo haría conmigo o con cualquier persona a la
que quiero, y allí sí me dolería. Y porque, sí, la ley es la ley, y los
empleados públicos TIENEN que cumplirla.

Pero en
nuestro México, como ha estado y como ha empeorado, muchos políticos perennes
nos hacen vivir en el mundo al revés. Y es bastante difícil que alguien tenga
acceso a la justicia, ya no digamos que algún funcionario haga lo correcto en
su encargo. Y podría hasta sonar ridículo que alguien pretenda que el
Presidente de la República, en el Palacio Nacional, donde eligió vivir, va a
dejar pasar a una persona a decirle que mintió, sólo porque hay una ley y un
acto judicial que le protegen.

No es
fácil ni tan natural, como debería, decir lo que se piensa; pero sí es, desde
hace décadas, un derecho que tenemos en lo público. Y desde hace pocos años lo
es también el poder decir nuestra información cuando alguien mienta
públicamente sobre nosotros. Esto porque políticos/as y medios de comunicación,
confundieron el primer derecho con un poder incontrolable.

Las
leyes, en su generalidad, son desconocidas, mal interpretadas y poco aplicadas.
Pero esta es bastante específica; en palabras sencillas, tienes el derecho a
que sea publicada o difundida la aclaración que sea pertinente si ciertos
medios o personas publican algo donde te aludan, que sea inexacto o falso, y te
cause agravio. Los vericuetos legales requieren minuciosidad, pero básicamente
de eso se trata. Tu réplica debe publicarse con la extensión, en el medio y de
la forma en que se publicó la nota que te agravió.

Pues les
cuento, para quienes no andan en temas jurídicos o políticos o de gobierno…

Xóchitl Gálvez,
como muchos miles de mexicanos, fue aludida con falacias por parte de nuestro
empleado Presidente en ese espacio al que llama “Mañanera”. Y siendo ese un
espacio público y de comunicación oficial, tiene el derecho de presentarse, o
exigir que su animador cotidiano lea la información correcta, sobre la nota falsa
que dio nuestro
empleado Presidente, cuando dijo que ella afirmó que quitaría los programas
sociales si llegaba a gobernadora de Hidalgo.

Xóchitl
Gálvez tuvo la decisión, recursos y paciencia, de seguir todo el procedimiento
jurídico necesario para que ese derecho fuera atendido por un juez y ordenara
su cumplimiento. Ya
quedó en firme que esa sí fue una mentira; y que en efecto “Las Mañaneras” son
un espacio en el que se genera y difunde información, y por tanto obligado a
dar el derecho de réplica.

Xóchitl
Gálvez dijo que no pararía hasta que un juez le diera ese amparo; esto cuando
pidió la réplica directamente y el Presidente declaró que sólo la dejaría pasar
si lo ordenaba un juez. Siete meses después lo logró; y con esa orden en mano
es que se presentó a solicitarlo en Palacio Nacional. Ante esta nueva negativa
dice que insistirá, como hemos visto que suele hacerlo.

Por no cumplir, el funcionario ya pudo
haber recibido una multa de quinientos a cinco mil días de salario mínimo; sí
le alcanza con lo que gana en un mes si se la ponen baja. Y puede llegar en
pesos hasta el doble del máximo si se niega a la publicación, vencido el plazo;
pero sabemos (porque él lo dice y lo que dice es así) que a él el dinero no le
importa.

A cualquier autoridad responsable de
incumplir un amparo también se le podría sancionar con la separación del puesto
y su consignación, excepto ¿adivinen?: el Presidente de la República; aunque en
este caso da igual, pues sabemos que sabe zafarse del desafuero que sería condición
previa.

Xóchitl
Gálvez es hoy la misma persona que era antes de que la difamara el Presidente,
y seguirá siendo la misma persona si logra o no que ese funcionario cumpla la
ley y la orden. La ley sigue siendo la misma en esos tres tiempos. Lo único que
puede cambiar, quizás, es lo que anuncié el 17 de febrero en este mismo amable
espacio que nos brinda La Revista:

…vaticino
una nueva y muy exitosa temporada del show matinal, desde el que se ejerce en
este sexenio la función de gobierno, si pueden acceder a replicar algunas o
muchas de las personas y colectivos que han sido señaladas con esa información
falsa o imprecisa que desde hace cuatro años oficialmente acostumbramos llamar
“otros datos”.

Y eso me basta para desear que Xóchitl insista y llegue a Palacio
Nacional, pues estaría logrando que se nos abran las puertas a todos, con el
simple requisito de que allí se haya mentido o distorsionado acerca de lo que
hacemos, decimos o tenemos. Requisito que… no es tan difícil.

Sé que el título se presta a esperar que dijera aquí otra cosa sobre
Xóchitl y su futuro. Pero ya habrá ocasión de ello, pues pinta que además de
ser mujer, y tener las cualidades y defectos personales que tiene, sigue siendo
la misma que cuando no era conocida, y que cuando empezó a serlo, y que cuando
fue funcionaria de una administración, y cuando dejó de serlo, y que cuando
hizo campaña, y que ahora que es senadora… y el mejor predictor de la conducta
futura es la conducta pasada relacionada con lo que queremos predecir…

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*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Representante de Nosotrxs en Yucatán.
Doctor en Derechos Humanos.
Doctor en Ciencias Sociales.
Psicólogo y Abogado

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