Por: Cristina Padín
Llevaron al anciano a renovar el Bautismo en el río Jordán.
El anciano era ciego. Cuando era joven y pobre había querido ser torero.. como
aquel tan mencionado: Joselito el Gallo. El frío y un accidente que había sufrido
le habían causado la ceguera…
El anciano llegó al Jordán. Escuchó el silencio de las emociones
y el sonido de los que entraban en el agua con esperanza y fe. Y sin ver pudo
ver. Pudo experimentar la luz. La claridad. En el corazón notó lo que era claro
y luminoso.
Y el anciano sonrió. Y lloró.
Dedicado a la luz
A las experiencias en el río Jordán
A la verdad
A los M
A mi querido Luis