Por: Cristina Padín
Eran banderas. De varios países. Eran las más pequeñas. BabyBanderas,
les decían con el más grande de los respetos. Les aconsejaban sobre el
comportamiento en el desfile. Había muchas cosas que tenían que saber.
Sentir. Sentir el sonido y el sentido y lo que importa. La
emoción. Engrandecer. Dar las gracias por formar parte de algo tan bello. Estar.
Y saber estar. Actuar siempre con orgullo y humildad.
La discreción. No querer dar la nota porque es horroroso. Y
lo hicieron muy bien. Como la dama que iba de blanco, como el caballero de la valentía,
como aquel que ama su tierra y cuenta la Hispanidad con palabras de oro.
Las banderas lloraron. De alegría. Formaron parte de un
grupo. Hablaron una misma lengua. Con muchos acentos, jamás llamaron la atención
(como varios que detectaron) y sonrieron. Aplaudieron. Vivieron.
Después fueron a los toros
Viva la Hispanidad…
Lo he escrito por una anécdota de hoy. Por dos en verdad.. y
por cosas que leo sobre comportamientos
A las personas mencionadas (para bien)
A mi Luis. Que me felicita el día con su sonrisa
Al toreo
A mi mago
A los M
A la humildad
A Belén y Manuel, gran día
A la valentía