Es increíble lo que puede mirarse en estos días. La manada de hienas priístas y neopanistas, como Rommel Pacheco (que nunca dejó de ser un priísta) que “arropó” a Claudia Sheinbaum en el evento de Valladolid, ha causado más indignación que festejo entre las bases de Morena; y no sólo entre la militancia, también en los equipos de trabajo de morenistas de cepa como Rocío Barrera, Rogerio Castro, Alpha Tavera, Jazmín Villanueva y otros que iniciaron Movimiento de Regeneración Nacional en Yucatán, con muchos más sacrificios que beneficios.
Y hoy que se encuentran ante la oportunidad de obtener los espacios de decisión para que ellos y los suyos encabecen la transformación en el estado, se ven apabullados por los grillos con mayor experiencia que forman parte de los grupos de Verónica Camino, Rommel Pacheco, Jorge Carlos Ramírez Marín y del propio Raúl Paz. Si algo no debemos olvidar es que éste último senador que, ocupó la Presidencia de Acción Nacional en Yucatán, fue el primer gesto de buena voluntad del gobernador Mauricio Vila Dosalpara con el gobierno de la Cuarta Transformación.
A este “cambio inesperado” del senador Paz Alonzo, le siguieron otra serie de hechos en los que se ha mirado a Mauricio Vila como el principal orquestador de la entrega del estado al partido guinda. Las siguientes, entre otras, han sido el giro de timón del buen deportista pero mal político Rommel Pacheco, y su reciente nombramiento en laComisión Nacional de Gobernadores (CONAGO), en la que 23 gobernadores morenistas lo eligieron presidente.
Más allá de la animadversión evidente del titular del ejecutivo estatal hacia el alcalde de Mérida, hecho que no es un secreto, parece que existen acuerdos lo bastante pesados y desconocidos para muchos de nosotros, los ciudadanos de a pie, con gran peso en el gobernador y su proceso sucesorio.
Esto, muchos suponemos, ha puesto contentos a muchos de los arribistas que han llegado a Morena en sendos barcos pirata, cuya bandera guinda han sobrepuesto al tradicional pendón negro con la calavera y dos tibias cruzadas, pues en caso de que ese partido venza en los comicios del 2024, serán los primeros en ocupar las posiciones de gobierno.
Esta opinión obedece a la propia naturaleza de los acuerdos que tuvieron que hacer para incorporarse al Movimiento del presidente López Obrador al que, hasta hace unas semanas, defenestraban e insultaban sin decoro. ¿De verdad existe quien crea que políticos colmilludos como Jorge Carlos Ramírez, aceptarían hacer un movimiento de esa magnitud porque cambiaron sus ideas o porque amaneció iluminado un día y reflexionó “sí, primero los pobres”? Por supuesto que los movimientos que hagan están basados, total y absolutamente, en intereses políticos y, por sobre todas las cosas, acuerdos económicos, vulgarmente pecuniarios.
Muchos de los mencionados han amasado fortunas muy importantes y no precisamente producto de su esfuerzo y trabajo en favor de México. Lo mismo sería si “el amigo Libo” decide moverse al partido que, desde hace un tiempo, le viene guiñando el ojo.
En el ambiente político, quienes conocen al vallisoletano, comentan que, si se anima a dar “el brinco” lo hará con un presupuesto en mano y una carpeta con la lista de todo lo que ha “invertido” en su promoción personal durante meses, si es que salió de su peculio.
Los únicos que se miran tranquilos son los del equipo de Joaquín Díaz Mena, los que saben que, de ser éste quien encabece la Defensa de los Comités para la Cuarta en Yucatán, tendrán un lugar seguro, tanto durante el proceso como en lo que pudiera ser un futuro gobierno.
De resto, me atrevo a decirles a los morenistas de origen que se preparen para ver a un Luis Borjas o una Lila Frías como secretarios de Estado, y a un Rommel Pacheco en la titularidad de la Comisión Nacional del Deporte y a toda su familia en la nómina estatal, como permanecen hasta este día.
Prepárense para ser subordinados de priistas y panistasreciclados que, de llegar, seguirán cometiendo fechorías ensus nuevos encargos, a los que accederán gracias a Morena, al barco que hoy es su tabla de salvación y una nueva oportunidad de reagrupar sus mafias al interior del aparato burocrático.
Muchos de esos personajes contribuyeron al endeudamiento y a la miseria que hoy azota gran parte de Yucatán, ¿Acaso se comportarán de forma diferente por el simple hecho de “militar” en Morena?
El acto de injusticia que eso implicará para los equipos y la militancia morenista, será una agresión difícil de olvidar. Mientras tanto, miremos como el terreno es preparado por el gobernador Vila Dosal, para reproducir lo hecho por sus antecesores: don Víctor Cervera y Rolando Zapata Bello, entregar el poder a quien más así convenga a sus intereses personales.
La única exenta de la traición es la ex gobernadora Ivonne Ortega Pacheco, la cual, pese a preferir a la arquitecta Angélica Araujo Lara, priorizo la congruencia y aceptó a Rolando Zapata, con lo que garantizó la continuidad del PRI durante seis años más.
Nos queda esperar el lugar que pasará a ocupar el gobernador Mauricio Vila en la historia política de Yucatán, de otra forma esperaremos la noticia de saber que embajada o consulado le aguardan.
Continuará.
José Miguel Rosado Pat
Abogado por la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Yucatán y Maestro en Políticas Públicas, Campañas y Elecciones por la Universidad José Martí de Latinoamérica. Diplomado en Periodismo en Profundidad (Investigación) por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba; y, en Apreciación Artísticapor la Universidad Anáhuac Mayab.