La Revista

El arte…

Cristina Padin
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Por: Cristina Padín 

 
 

Cuando el torero acariciaba las medias antes de colocarlas
en la maleta (iniciaba ya la muy hermosa temporada americana) el nieto de la
mujer que vendiera castañas en su juventud admiraba en un museo un cuadro de
Picasso francamente impactante, y la joven que de niña quiso ser bailaora
recogía en la escuela a la pequeña de sus hijas mientras recuperaba su tobillo
de una lesión en un escenario.. y al mismo tiempo alguien escribía letras que
iban a componer palabras que iban a trenzar una historia que iba a tratar sobre
un niño de aldea y que sería un libro que más tarde se regalaría al que era
valiente… y mientras eso sucedía el vecino del tercero de C tocaba el
piano… qué maravilloso era el son que componía… y la anciana que ya no veía
bien pero se sentía más joven que nunca en su humilde taller de artesanía daba vida
a unas jarras…

 

Jarras que más tarde, un mes después, usaría el que era
valiente en su hogar para servirse un vaso de agua antes de sentarse a preparar
un discurso. Un discurso que empezaría con un bello reconocimiento al arte…
sin arte la vida es triste, escribiría, de hecho es tan triste como lo es con
mentiras y sin honestidad…

 

Al arte. Opino eso: sin arte la vida es coja

A cada protagonista de la historia, yo pienso que pueden
ser: T, un nieto de cualquier abuela gallega (son fabulosas), M, algún escritor
enfrascado en historias, A, C, un virtuoso del piano, una de tantas artesanas
magníficas, y un valiente…

Al toreo. A mi mago. A Juli

A las abuelas y a la mía

A mi querido Luis

A Carlos

A Belén y Manuel

A Picasso

A JM, siempre ideal

A la valentía y a los valientes

Cristina Padin
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