Por: Cristina Padín
Quería el anciano que habitaba en la bellísima Ribeira Sacra
decir “punto final”… aquel día 2 de noviembre. Acabar con la sarta de cosas
absurdas y carentes de sentido que a diario aparecían en las noticias. Quería
sensatez y serenidad y valentía gallega. Él, que amaba el toreo, pasear, la
música clásica y el vino.
Quería la madre de la niña que soñaba que se quitaba la vida
y ya no sufría gritar “punto final” y desterrar para siempre el asqueroso acoso
al que sometían a su hija unos que eran lo más cobarde y deleznable del
colegio. Con opiniones carentes de empatía y sentimiento que sin duda escuchaban
en casa..
El verano había escrito el punto final. La luz suave y dulce
de noviembre acariciaba las tierras..
A la Ribeira Sacra
A los gallegos valientes
Al toreo
Al vino
A cada Silvia. De santo mañana. Y a mi querida hermana, por
supuesto
A Carlos
A mi querido Luis
Punto final para el acoso: es deleznable
A noviembre
A la música