En breve —marzo próximo— cumpliré 45 años ejerciendo el periodismo desde todas sus facetas: radio, prensa escrita, televisión y medios digitales.
De entre todas estas opciones me quedo con la radio porque es el medio que ejercita la mente, hace visualizar o definir a las personas que están detrás de los micrófonos y sobre todo, imaginar los escenarios de acontecimientos narrados.
Cuando inicié mi carrera fue en la Radio —primero la universitaria y luego la comercial—; era maravilloso porque entrabas a la cabina y te transformabas (efecto liberador) despojándote de prendas como el saco o la camisa mientras los oyentes te visualizaban según sus innumerables percepciones, a veces más alto, delgado o elegante, o todo sucio, despeinado o descuidado; lo anterior dependía del cómo te expresabas. En otras palabras: una proyección de la persona.
Ahora, vale la pena agregar, la radio no tan solo le quitó espacios a la TV sino que se la llevó a los medios digitales y por lo tanto hoy vemos muchas veces a un híbrido (radio-Tv) que muestra físicamente a quien o quienes te hablan, acabando con la construcción basada en la imaginación.
Hace algún tiempo —no más de 4 ó 5 meses, un joven empresario que abrió una estación de radio en Mérida me dijo —al sentarme ante uno de sus micrófonos— “hoy la radio es inmediatez y rapidez” es decir que mientras más veloz hables tendrás más audiencia.
Un servidor lo escuchó y permanecí callado imaginando entre otras cosas algo así como el consumo rápido de alimentos o la velocidad con la que te mueves para llegar a algún destino. Es decir la vida en 10 segundos…más o menos.
Para mi —ahora que los radioescuchas ven quien les habla— lo más importante es qué les dices y cómo se los dices. Es cadencia y ritmo, es como atrapar, captar y mantener la atención precisamente en medio de un mundo caótico donde todo es rápido sin importar lo que haces o dices.
Está demostrado que muchas veces atraes la atención de las personas no por lo dices sino cómo o por qué lo dices.
Si el locutor lee como si tuviera ganas de ir al baño, su mensaje no será entendido, pero si primero lee comprendiendo y luego transmite estoy seguro que llamará mucho más la atención del público.
Otra cosa es que para tener credibilidad el locutor y/o locutora tienen que proyectar una imagen acorde a la empresa donde trabaja, si llega en camiseta y dice vaciladas, abordando temas serios o sensibles, la gente no lo tomará en serio y en un instante cambiará la frecuencia de su receptor.
En fin, felicidades a todas y todos los integrantes de este formidable medio: La Radio. Enfrentando y adaptándose al desarrollo logrando no tan solo permanecer sino tomar la estafeta para ser líder en comunicación.
