Es un ambicioso spin-off que desde el comienzo augura una continuación. Como bien sabéis JK Rowling se estrena como guionista con el libreto de esta película situada temporalmente antes de los hechos narrados en la saga Harry Potter.
El vasto universo mágico de Rowling se estira sin problemas en este spin-off que no resulta forzado en absoluto sino que fluye con su propia lógica. No se aprecia una voluntad por “repetir fórmulas exitosas”, que podría haber sido un lastre, sino que se aprecia más bien una nueva sensibilidad reflejada en una ambientación histórica nueva, una galería extensa (quizás demasiado) de personajes y mucha carga argumental. Y es que si nos atenemos a los planes de la escritora (y la taquilla acompaña, algo que parece harto probable) veremos hasta cuatro episodios más de los cuales dice conocer ya el final. De ahí que nos atiborre de información.
Animales fantásticos y dónde encontrarlos es un comienzo y como tal asistimos a la presentación de bastantes hilos narrativos: tenemos una nueva comunidad mágica regida por un organismo diferente (MACUSA) y una idiosincrasia muy definida; un grupo sectáreo de fanáticos; un personaje desarraigado con mayor capacidad de empatizar con criaturas fantásticas que con humanos y en cierta forma, tres almas gemelas como son el soñador no-maj Kowalski, la cándida Queenie y su hermana, la defenestrada investigadora Porpentina.
David Yates, director de cuatro de las ocho adaptaciones cinematográficas de las novelas de Harry Potter es una gran opción para dotar de fluidez a esta expansión del material conocido pero además Rowling, que es una mujer inteligente, comprende bien a la hora de escribir el guión que debe dirigirse al público nostálgico tanto como al neófito para quienes hay someras explicaciones del lenguaje y los detalles necesarios para que nadie se pierda demasiado. Puede que haya quien no conozca a Dumbledore o que no pille alguna broma puntual, pero nada que sea esencial para comprender el devenir de los acontecimientos.