Eran buenas vecinas. Pasaban el verano en la misma localidad costera. Catorce años tenían cada una. María era dulce y hermosa, tímida y noble… Lara todavía tenía mucho mundo por aprender, muchas cosas por valorar…
Lara se torciò un tobillo… Cada mañana del mes de julio María se quedaba con ella en la piscina, más relajadas. Por la tarde iban a la playa y le llevaba la toalla y los bàrtulos. Por la noche le hacía compañía, la hacía reír.
Llegò agosto, y el pie de Lara se curò. Fueron unas semanas estupendas… Hacia la mitad de mes María cayò enferma. Lara no acudiò ni una sola tarde a la clínica a verla. Apenas le enviò algún mensaje… Se bronceaba, salía, reía…
Septiembre y la vuelta al cole llegaron, también. Lara tenía un noviete, que la dejò por no saber estar, no saber ser. María afortunadamente está bien. No era tan grave como parecía. Volverá a las aulas…
Qué importante es saber estar…
Dedicado a todas las personas maravillosas que estàn a mi lado
Dedicado a los que no saben estar, no sé, se me ocurriò este cuento hoy…
Dedicado a mi Ana sevillana, te quiero
Dedicado a mi Luisito