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Ante la Incertidumbre, la acción es siempre la mejor opción

Jordy R. Abraham Martínez
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El mundo contemporáneo no puede comprenderse sin tomar en cuenta el fenómeno de la globalización. Las nuevas tecnologías nos permiten mantenernos al tanto de los sucesos relevantes que ocurren a lo ancho y largo del mundo.
El comercio, el turismo y la diplomacia han adquirido una dimensión sin precedentes en las últimas décadas gracias a la conexión global que se ha establecido. Las múltiples ventajas no pueden negarse, pues además de los beneficios económicos, en apariencia existe una mejor interrelación entre los países, a pesar de sus diferencias culturales y geográficas.
Después de las dos grandes guerras que tuvieron lugar en la primera mitad del Siglo XX, las naciones se forjaron una conciencia auténtica sobre los potenciales estragos de los conflictos bélicos masivos. Lo anterior propició una revalorización de los principios internacionalistas, dando pie a la concepción de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Si a esto agregamos un boom tecnológico en los años posteriores, entonces obtenemos una vorágine de nuevas oportunidades, nuevos paradigmas, pero sobre todo nuevos retos para la humanidad.
Pues bien, hoy nos encontramos inmersos en esta novedosa era, en la que la política, la economía y la sociología, debe de avanzar a marchas forzadas para entender y resolver problemáticas no antes vistas, producto de los constantes cambios en las necesidades de los diversos grupos sociales. Las nuevas generaciones tienen maneras de pensar y de comportarse complejas y muy distintas a las de antaño.
En este marco, se han dado recientemente, golpes de timón significativos en el contexto mundial. La salida de Gran Bretaña, de una Unión Europea sesgada por la deficiente economía de algunos de sus miembros, fue un suceso de gran interés a nivel internacional. Otro evento controversial, fue el ascenso de la figura de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América, con un discurso populista con fuertes tintes de patriotismo exacerbado. Por si esto fuera poco, algunos países como Francia, están próximos a celebrar comicios, en los cuales una candidata de marcada derecha, Marine Le Pen, parece tener serias posibilidades.
Se dice que la historia tiende a mostrar procesos cíclicos. Cuando se tratan temas políticos, generar juicios de valor, suele ser arriesgado. Sin embargo, podemos percatarnos de una tendencia a volver hacia el nacionalismo, ante la incertidumbre global que representan varias asignaturas pendientes, como lo son la migración, la economía y la seguridad internacional.

El problema viene cuando esta corriente de pensamiento se torna irracional y trae consigo actitudes negativas como el odio. Aquí es cuando se corre el peligro de que se cometan agresiones desproporcionadas entre naciones. En el pasado, el miedo ya ha sido una justificación empleada para cometer abusos y crímenes de guerra.
Si la lección que dejaron las desastrosas guerras del siglo anterior, no se han olvidado, seguramente los grandes líderes de las naciones lograrán conciliar unos con otros. De este modo, se conseguirá un bloque mundial que sea sólido, asimilando que las diferencias entre naciones no deben ser motivo de disputa, sino una oportunidad para complementarse y realizar alianzas productivas de todo tipo. Mientras tanto, es altamente probable que se vivan tiempos de volatilidad económica mundial y falta de certeza tanto política como social.
Ante esto surge la pregunta, ¿la solución para México es abrazar el nacionalismo? Considero que es una excelente propuesta, pero que no debe tratarse de un patriotismo superficial. Es decir, que debemos volver a mirar los principios con los cuales se construyó nuestro país, apelando a los valores y las buenas costumbres.
La unidad es sinónimo de fortaleza, pero este citado patriotismo debe contar con un sentido bien definido. Confiar en México es confiar en su gente. Ya es hora de observar el enorme potencial que tenemos como nación y trabajar para hacer que las cosas pasen.
Los momentos críticos son determinantes para percibir el carácter de una nación. A través de los siglos, aquellos países con una visión tenaz, han sido los que han salido bien librados de procesos históricos difíciles. Las crisis provocan preocupación, pero también deben ser consideradas una oportunidad para crecer.
Si se impulsa la economía interna de México, los resultados se harán notar a mediano y largo plazo. Es cierto que hay muchos retos que todavía se deben resolver en nuestro país, pero igualmente es cierto que ya se están dando los primeros pasos hacia el futuro, aunque muchos no lo quieran reconocer. Ahora, la sociedad debe asumir el papel fundamental para el progreso integral de la nación. No se debe postergar la tarea de hacer a México un lugar mejor. A cada uno le corresponde ser un patriota activo desde su propio campo de acción.
Bien dijo el notable político y ex presidente de los Estados Unidos de América, John F. Kennedy: No preguntes qué puede hacer tu país por ti. Mejor pregúntate, ¿Qué puedes hacer tú por tu país?.

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