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Migrantes en México: La vara en el ojo

Talina Gonzalez
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“Ya basta de abusos, los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos son seres humanos y no se les respetan sus derechos humanos”, “En las negociaciones el gobierno mexicano debe exigir respeto a nuestra gente, decirle ya basta a Donald Trump”, y “Duro contra el muro” son sólo algunas de las consignas que se han escuchado en las calles, leído en las redes sociales y difundido en los medios de comunicación desde la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América.

El discurso de segregación del magnate estadounidense ha hecho enojar a millones de personas en todo el mundo y las ha unido para exigir respeto a los migrantes que viven en los EEUU, a su integridad y a sus derechos, ¿quién puede estar de acuerdo con un mensaje claramente racista, y discriminatorio como ese? ¿Quién es sus cabales aceptaría un trato como el que promete Trump para todos nuestros connacionales que viven en el país del norte?

Los medios han puesto los reflectores en el tema y han centrado la atención en los migrantes que viven en los Estados Unidos como si se tratara de una situación extraordinaria. Por eso me llamó la atención un artículo aparecido en el Universal hace unos días y que bajo el título de “El Cancún que explota a migrantes”, nos obliga a sentir la viga en el ojo y mirar a ese “otro Cancún”, al que nuestros hermanos latinoamericanos llegaron “con la esperanza de una vida mejor o de un mejor salario” para terminar “recogiendo basura de las playas o vendiéndose al mejor postor” en medio de una sociedad que los discrimina.

Hacinamiento, condiciones laborales que rayan en la explotación con horarios extenuantes y salarios raquíticos, son algunas de las situaciones que narra David Fuentes en su artículo, situación “light” si se compara con el estudio publicado recientemente por la Dirección de Análisis Legislativos del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.

De acuerdo al estudio, México es un país de origen, tránsito y recepción de migrantes que resulta “sumamente rentable” a los grupos delictivos y donde las mujeres, niñas, niños y adolescentes migrantes están expuestas a la explotación sexual y laboral.

El 20 por ciento de las víctimas de trata tienen otra nacionalidad de acuerdo al documento y al menos 70 mil niños son explotados sexualmente en el país.

La vida de los migrantes en México no es fácil, no importa si buscan quedarse o si vienen sólo de paso. Su calvario es constante y puede incluir desde el pago a los “garroteros” que cobran por no aventarlos del tren, asaltos a mano de “los maras” y de los agentes de migración y hasta secuestros y tortura por parte del crimen organizado.

De acuerdo al “Informe especial sobre secuestro de migrantes en México” publicado por la Comisión de Derechos Humanos, del 2008 al 2010 se registraron más de 20 mil desapariciones de migrantes en nuestro país. El Instituto Nacional de Migración estima que a partir de las nuevas políticas migratorias de nuestros vecinos, de 7 migrantes que transitan por México, al menos 4 decidirán radicar en nuestra nación, un número considerable teniendo en cuenta que el año pasado se presentaron al menos 300 mil personas, con tendencia a la alza.

Pero no sólo las autoridades y delincuentes contribuyen a este calvario, en algunos lugares donde organizaciones civiles han abierto espacios para apoyar a los migrantes a su paso, es la propia comunidad la que impide que la ayuda se dé a estos obligados “visitantes”.

Albergues y comedores a lo largo del país se han visto obligados a cerrar por ser considerados como lugares que “ponen en riesgo la seguridad de la comunidad”, así sucedió en el Estado de México, dónde el albergue de Lechería fue cerrado temporalmente por la protesta de los vecinos.

Lo que hace y dice Trump está mal, es humanamente incorrecto y debemos señalarlo y criticarlo, pero lo que pasa en nuestro país lo es también, y contrario a lo que ocurre en el país del norte, nos implica directamente. Si protestamos contra Trump, ¿por qué no protestar contra nuestras propias políticas anti migrantes? ¿Por qué no alzar la voz por nuestros hermanos latinoamericanos que están siendo explotados a la vuelta de la esquina?

No soy de las que creen que firmar peticiones en línea genere grandes cambios, pero sin duda es una manera de medir el interés público en ciertas causas. Por eso me llama la atención que hay varias causas contra el Muro de Trump y contra sus políticas migratorias, mientras que no he recibido invitaciones para que nos unamos en torno a un trato más digno para los migrantes en especial para los “centroamericanos” que son los que más padecen esta penosa situación, y que diariamente cruzan nuestro territorio nacional viviendo en la incertidumbre en su travesía. Tal vez sea tiempo de arreglar las cosas en nuestra casa antes de exigir al vecino que arregle las suyas. ¿No sería una hermosa cachetada con guante blanco para Trump que en México dignificáramos la condición del migrante?

Talina Gonzalez
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