De manteles largos se vistió el emblemático coso del Relicario en Puebla festejando 31 años de su apertura y viviendo una noche triunfal en la que sobresalió el genio estellés al dar dos lecciones de toreo a caballo y salir merecidamente en hombros.
El que abrió plaza fue un astado que en los primeros compases de la lidia metió bien la cabeza para ir en pos de JIBARO que tras llevarlo rítmicamente describiendo círculos cada vez más cortos lo dejó listo para enseguida castigarlo con dos rejones de buena manufactura en lo alto del morrillo. Al astado le faltaba un poco de transmisión y en banderillas comenzó a regatear progresivamente las embestidas por lo que DISPARATE no pudo lucir a plenitud sus hermosinas, si bien llenó el ruedo con la versatilidad de su toreo y dejó dos banderillas de enorme lucimiento ante un adversario que no era nada fácil y menos al momento de la reunión. Le sucedería DONATELLI que supo aprovechar lo que le quedaba dentro al de Montecristo dándole la ventaja de los terrenos, emocionando al público con sus levadas y llegando muy de frente y de cerca para consumar los palitroques. CORSARIO se vio con mucho aplomo en la rueda de cortas, seguidas de una rosa de alargue y obsequio al tendido, rematando la labor con un rejón que cayó algo trasero y por tanto hizo que el toro tardase en doblar, enfriando con ello la petición de lo que hubiera sido una oreja de ley.
El cuarto de la noche tuvo más emotividad y el estellés lo cuajó a placer en una labor de altos vuelos iniciada a lomos de MANIZALES que con elegancia le llevó de las distancias largas a las cortas siempre metido en su grupa, ganándole la cara con total autoridad en un par de ocasiones y dejándolo listo para un tercio de banderillas pletórico en clase y lucimiento. Inició INDICO con una vibrante labor aguantando de verdad la embestida del toro y usando su cuerpo para prolongar y vaciar la acometida del astado en pasajes de gran mérito e impacto visual, colocando dos banderillas como mandan los cánones, al estribo y sin ventajas ni efectismos, toreo de exquisitez que fue seguido por ARSENIO en una inmediata conexión al tendido, reuniéndose perfectamente para dejar las banderillas y aumentando los decibeles en los tendidos al rematar cada una con sus giros ajustadísimos. CORSARIO pondría el broche exitoso a una labor que caló hondo en el público, dando sitio y tiempo para las cortas, los desplantes y para un rejonazo fulminante que hizo rodar al de Montecristo entre la algarabía general, siéndole concedidos dos apéndices a Pablo para con ellos dar una vuelta al ruedo por demás triunfal y la certeza de salir por la puerta grande de este coso cumpleañero.
