Reflexiones en voz alta, por: Carlos Capetillo Campos.
carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillocampos
Está a la vista de que vivimos en la actualidad en
nuestro país, una guerra de encuestas con motivo del proceso electoral, que
desde hace varios años se ha vuelto una guía de la conducta de los candidatos a
los diferentes puestos de elección popular y aunque todos saben que una
encuesta es una fotografía del momento y que ellos mismos crean las empresas
que van a dar resultados del gusto del cliente, con ello pretenden influir en
la opinión del votante.
Y algunas tradicionales, ya con algunos años en el
mercado, pues dirán misa, pero ya sea como particular o como empresa, tienen
una preferencia por alguno de los aspirantes sobre todo a Presidente de la
República, y curiosamente sus resultados coinciden con sus preferencias
abiertas u ocultas, pero que en las últimas elecciones no aciertan en sus
pronósticos.
Y desde luego, sobre esos números dan toda una clase
de explicaciones que lo justifiquen.
En Yucatán, no se escapa de esta situación que se ha
vuelto universal, sin embargo, por el interés que estas elecciones nos despiertan,
tenemos muchos caminos para armar nuestro criterio, por ejemplo, no solo las
concentraciones de los militantes y simpatizantes, sino el entusiasmo de los
asistentes, la plática directa con los que encabezan las estructuras, los
líderes de opinión y el cruce de informaciones, nos permiten acercar nuestro
criterio a la realidad.
Y es el proceso electoral, la actividad más intensa y
emocionante de toda actividad política.
Y aunque estemos descansando de propaganda especifica
en éste tiempo de silencio absurdo, los ya candidatos están trabajando en sus
aspiraciones en forma directa, lo que permite que los electores lo conozcan
mejor y al mirarlos a los ojos sepan cuanta verdad hay en sus palabras y
estudien su lenguaje corporal.
Y si bien es cierto que los partidos tratan de
respetar la ley y los reglamentos en cuanto a igualdad de género para la
distribución de candidaturas y revisan con lupa las aspiraciones de reelección
de los Presidentes Municipales, también el respeto de la cuota para los
jóvenes, que, en el caso de Yucatán, desde el gobierno de 1970-76 hasta a la
fecha, con alguna excepción, y sin que exista esta obligación, se practica.
Y esto es el tramo del proceso más delicado, toda vez
que si no solo se hace una buena selección y ubicación de los jóvenes se corre
el riesgo de solo de malograrlo a él en lo particular, sino reflejarlo
negativamente en el tramo de la juventud y a las tareas que se le encomienden.
El país ya no tiene tiempo de aprendizaje para los
funcionarios, las necesidades son muchas y los problemas han crecido y
complicado en sus soluciones, por lo que deben recurrir a quienes han
demostrado que si saben que tornillo apretar y desde luego formar los cuadros
sustitutos en base a los jóvenes.
Y estos tiempos de campaña en silencio y de campaña
plena, sirve para mostrar en todo su esplendor la eficiencia, la honestidad, el
compromiso y la lealtad de todos los colaboradores de donde saldrán los futuros
funcionarios.
Y quien los seleccione no se olvide de la historia
tanto del Caballo de Troya como de la Convención de Yalta.
