Especial / La Revista
- Con la debacle del otrora “oro verde” cientos de comunidades quedaron en el más completo abandono.
- La industria henequenera se tambaleó de manera irreversible, ahora a 25 años de distancia, queda claro que era una imperiosa necesidad: Carlos Sobrino Sierra.
- “Campesinos amparados en su necesidad económica y que pretendían seguir subsidiados fueron manipulados para convertir ese problema en asunto político: Feliciano Moo y Can
La reestructuración de la actividad
henequenera en los años 90´s era una “imperiosa necesidad” ya que el proyecto
de siembra del agave no solo no generaba riqueza, sino que se había convertido
en un modelo agotado, desgastado y corrupto del cual el gobierno Federal ya no
debía hacerse cargo, coincidieron en señalar el ex Senador yucateco Carlos
Sobrino Sierra y el ex líder de la CNC, Feliciano Moo Can.
Ambos ex políticos y funcionarios en el
presente y en los años 90´s, actores de los episodios que tuvieron que ver con
la reestructuración henequenera que desmanteló lo que fue Cordemex y Banrural y
los subsidios otorgados a campesinos y muchos de ellos, a gente que ni siquiera
tenía que ver con el campo.
“Dulce María Sauri, gobernadora interina
en esa época, cargó con la responsabilidad de la decisión del gobierno Federal
de acabar con el viejo sistema del henequén y obviamente ella tuvo el costo
político de esa situación, ya que muchos no quisieron reconocer que el henequén
ya no era una fuente del todo redituable y lo único que pretendían era seguir
teniendo dinero a fondo perdido”, aseguró Sobrino Sierra, quien durante el
gobierno de Carlos Salinas de Gortari, tuvo bajo su tutela el programa de
Solidaridad.
Por su parte, el ex dirigente de la CNC
de Yucatán, Feliciano Moo Can, precisó a La Revista Peninsular, que en las
nóminas ejidales habían nombres de gente que incluso estaba fuera del Estado y
que pretendían seguir cobrando el subsidio por la siembra henequenera.
Lamentablemente fue un esquema que se
pudrió, se volvió vetusto y agotado en el que el gobierno Federal y el gobierno
del Estado, acabaron tirando dinero a fondo perdido porque a raíz de la
competencia de Tanzania y Brasil en los mercados de las fibras naturales, la
aparición del “sisal” que es una fibra parecida al henequén pero diferente, los
mercados internacionales se complicaron.
“No
había otro camino”
El ex senador yucateco expresó que “no
había otro camino, era una decisión difícil con graves costos políticos pero
necesaria”, explicó.
Dijo que el gobierno de la República
planteó otras opciones para redimensionar la actividad del campo yucateco, las
maquiladoras, los invernaderos, la siembra de hortalizas, la pesca y captura de
pulpo, la porcicultura, avicultura, la cría de ovinos, entre otros.
“Gracias a eso ahora Yucatán destaca en
muchas actividades del campo, y lo del henequén pues sigue fomentándose pero en
la medida de sus posibilidades, porque en esa época, únicamente se repartían
miserias, migajas”, afirmó.
Los dos ex funcionarios y representantes
populares, manifestaron que la siembra henequenera, Cordemex y las nóminas del
Banrural (ya desaparecido) y de los
ejidos se convirtieron en auténticos barriles de tiradero de dinero sin fondo”.
Señalaron que llegó un momento en que la
corrupción invadió de manera gigantesca el esquema de los subsidios del
henequén.
“Utilización
política”
Por otro lado el ex Senador recordó que
desafortunadamente el proceso final para acabar con ese sistema inadecuado para
el campo yucateco y la siembra del henequén fue usado como botín político por
supuestos líderes del campo que hicieron protestas, marchas y pleitos para
“sacar raja política del tema”.
Fue cuando aparecieron gente como Primo
F. Reyes y Severino Salazar, quienes en esa época supuestamente comandaban la
inconformidad de los productores.
“Fue un proceso complicado en el que la
industria henequenera se tambaleó de manera irreversible y había que adoptar
nuevos esquemas y ahora a 25 años de distancia, queda claro que era una
imperiosa necesidad”, subrayó.
“Ya no había ningún pretexto más para
sostener esas nóminasd podridas y hasta falsas, tampoco para tener un Banrural
que ya ni créditos otorgaba a los campesinos y la industria henequenera, apenas
generaban unos cuantos recursos”, indicó.
Justificó lo hecho por la entonces
gobernadora Sauri Riancho a quien le toco liquidar la última etapa de la
reestructuración henequenera en Yucatán. “Eso le generó costos políticos a
ella, pero tenía que hacerlo”, aseguró Sobrino Sierra.
Junto con la reestructuración de la
actividad henequenera, se abrieron posibilidades a otras actividades y en el
henequén se dejó zonas de parcelarios y de productores que aún en el presente
subsisten porque la actividad les he redituadable y han continuado con esa
tradición casi familiar.
“No había razones de peso, justificación
para mantener ese viejo esquema alrededor de la siembra del henequén”, indicó.
“Era ya una burocracia ejidal corrupta,
contaminada, en la que el gobierno Federal perdía millones de pesos sin razón”,
declaró.
Violento
desalojo de la Plaza Grande
Uno de los episodios más visibles de
este proceso de reestructuración fue precisamente el protagonizado por la
fuerza pública y un grupo de manifestantes liderados por Severino Salazar
Castellanos, quien hace 25 años, el 25 de Junio de 1992, llevaba a cabo en la
Plaza Grande de Mérida, pidiendo una justa liquidación por sus años de trabajo
en la zona henequénera.
No obstante, ese día la entonces
Gobernadora Dulce María Sauri ordenó la detención y aprensión de los
manifestantes, terminando en un violento desalojo que lejos de acabar con
aquella lucha abrió uno de los episodios cívicos más grandes en la historia del
país, y a pocos meses logrando la renuncia de la entonces Gobernadora.
En ese sentido, Luis Correa Mena, en ese
entonces diputado federal de Yucatán por el Partido Acción Nacional, comenta en
breve entrevista que fue ese lunes 25 de junio cuando se estrenó en la máxima
tribuna legislativa al subir y solicitar al pleno un punto de acuerdo para que
se investigara la intervención policiaca y el violento desalojo de los
campesinos henequeneros en la Plaza Grande de Mérida.
“Ya pasaron 25 años y a la fecha no se
ha castigado a los culpables de esos atropellos, la impunidad sigue siendo una
tarea pendiente en México y Yucatán no es la excepción”.
Hace falta el castigo para los
culpables, se sigue solapando a quienes desde el poder optan por el atropello o
incluso seguir una carrera delictiva, puntualizó el también ex alcalde.
“Costos
políticos y sociales”
Sobrino Sierra dijo que
independientemente de la toma de decisiones que generaron costos políticos y
sociales importantes para el gobierno del Estado de ese tiempo, a la distancia
se reinvindica esa medida, pues la actividad henequenera que dio bonanza y dinero
a Yucatán por muchas décadas en ese tiempo vino en picada y aún no termina de
recuperarse.
Por su lado, Moo Can, afirmó que
campesinos amparados en su necesidad económica y que pretendían seguir
subsidiados fueron manipulados para convertir ese asunto en político.
Las protestas fueron eventos manipulados
por “caciques” de ese tiempo que pretendían seguir colgados de los subsidios a
sabiendas que la actividad henequenera iba en picada.
Lo que se buscó fue acabar con la
simulación, con gastos innecesarios e irrecuperables y dejar de entregar dinero
sin razón a gente que ni siquiera trabajaban la siembra del agave, sostuvo Moo
Can.
“La ola de corrupción era muy severa, en
todos los niveles, era necesario terminar con ese esquema..ya no daba
resultados.., dijo. Luego aclaró que el gobierno Federal no se desajenó de su
responsabilidad social, no dejó de mandar recursos, por el contrario, se siguió
apoyando a Yucatán en otras actividades más productivas, indicó.
“La siembra y cultivo del henequén como
fue planteado originalmente acabó siendo un mito, ya no era lo que se decía”,
afirmó el entrevistado.
En su tesis como Doctora en Historia, la
ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho presentó un estudio sobre las
Haciendas henequeneras y como parte de ese trabajo, reconoció que a ella le
tocó “Cerrar el ciclo del henequén como eje económico de Yucatán”, tal como
ocurrió en su momento con la industria algodonera de la La Laguna y también por
motivos de irredituabilidad.
Sauri Riancho fue finalmente quien
siendo mandataria de Yucatán, vivió y dirigió la etapa final de la llamada
reordenación henequenera del Estado.