Se comenta solo…
Por: Carlos Ramos Padilla
Con ya relativa frecuencia me pregunto y lo hago a los
demás: ¿a quién le interesa romper a este país? ¿quién nace con la voluntad
diaria de confrontar, de dividir, de romper? Llegar a Palacio Nacional,
representativamente, es arribar al corazón de la nación para promover ideales,
argumentos, razones, valores que le den identidad y fuerza a la Patria. Es el
mejor lugar para hablar y fuerte de unidad, para socorrer a los necesitados
porque ahí están los recursos que hemos depositados todos. Es dar ejemplo de
nacionalismo, de fuerza moral. No es sitio propio para armar discursos de odio
que parecen redactados por aquellos que viven de la usura, de la desigualdad,
de la violencia. A quién le puede interesar buscar por décadas pisar Palacio
Nacional para desangrar, literalmente, a la sociedad, disminuir a los otros
poderes que generan equilibrio, a colocar a las Fuerzas Armadas al servicio de
uno para herir a muchos. Llegar a Palacio Nacional es limpiar a la nación,
dejarla bella, habitable, decorosa. Es presumir a la Patria buscar hermandad,
reconciliación, coincidencias y proyectos con otros pueblos que saben más que
nosotros o con otras sociedades que necesitan conocernos en nuestros esfuerzos.
Juramentar cumplir las leyes no es pretexto para violarlas o abusar a criterio
de estas. Hablar de los pobres es una enorme, enorme responsabilidad porque son
consecuencia de pésimas políticas públicas que en complicidad han generado los
gobernantes y políticos, incluso los que desde la oposición han trepado
engañando para derrotar al contrincante. Decir tonterías como Samuel García de
que “me consta, que es real, que en México en el norte trabajamos, en el centro
administran y en el sur y en el sur descansan”. Y pregunto una vez más ¿este es
el tipo de sujetos que nos merecemos? Y Sheinbaum y Ebrard con discurso de
perdonavidas hablando de humanidad cuando los sombra la muerte de personas en
su administración. O aquellos miserables legisladores que olvidan la tragedia
de Acapulco sólo para seguir siendo sirvientes en una nómina. Personajes que no
se atreven a visitar a las víctimas de tragedias para no dañar su investidura,
pero se atreven a a acudir a territorio donde operan los más sanguinarios
matones refugiados en cárteles. Esos políticos que claudican a sus deberes y les
gana la egolatría y una personalidad equivocada. No buscan respeto a la
discrepancia y menos a la legitimidad institucional. Hombres de bien como el
galés Anthony Hopkins con categoría y sabias razones dijo: “sé que me queda
menos por vivir de la ya vivido. Me siento como un niño al que le han regalado
una caja de bombones. Empiezo a comerlos con un sabor especial. No tengo tiempo para interminables
conferencias, sobre leyes públicas. No deseo discutir con tontos que no actúan
de acuerdo a sus pensamientos, a su edad. No hay tiempo para pelear. Ni asisto
a reuniones donde se inflan los egos y no soporto a los manipuladores. Me
molestan las personas envidiosas que intentan calumniar a quienes son más
capaces de arrebatarles sus puestos no por talento y por logros. Tengo muy poco
tiempo para discutir títulos, mi alma tiene prisa. Quedan muy pocos dulces en
la caja, estoy interesado en la gente humana, en las personas que se ríen de
sus errores que son las que tienen éxito, las que entienden su vocación y su
responsabilidad, los que defienden la dignidad humana, la verdad y la justicia.
Para eso está la vida. Quiero rodearme de personas que sepan tolerar los golpes
del destino y saben levantarse. Tengo prisas y prisa por vivir con lo que me da
la madurez”. Así pues, reitero:¿ a quién le interesa romper a mi país? Triste
pues quedar como el promotor de quiebras y retrocesos.
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv
canal 34.2, izzi 135 y mexiquense radio.