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A toro pasado

Carlos Capetillo Campos
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Reflexión en voz alta, por: Carlos Capetillo Campos

Carlos_capetillo@hotmail.com. / @capetillo campos

Todos los mexicanos, independiente por quien hayan votado, o a qué partido político pertenezca, tiene obligaciones y derechos y por sobre todas las cosas, tienen sin duda el interés de que el país sea cada día mejor y desean estar orgullosos de su gobierno y de ser mexicanos.

Es muy fácil hablar a toro pasado de cualquier situación, especialmente de política y elecciones, en las que cada uno de los ciudadanos tiene una opinión compuesta de muchos elementos tanto para justificar las derrotas como las victorias.

Ahora resulta que todos sabían que iba a ganar Andrés Manuel López Obrador y cada uno se atribuye un pedazo de la victoria.
Ahora todo aquel o aquella que sea entrevistado (a), pontifica sobre lo que debe hacer cada uno de los actores políticos y los partidos y desde luego el tema más mencionado es la corrupción que se ha mostrado en el gobierno federal y más que nada la impunidad, porque de nuevo señalo que la corrupción es un acto individual pero la impunidad ya es un acto de gobierno. Al no castigar la corrupción la opinión pública considera un contubernio entre los corruptos y el gobierno.

Y es claro que, si el gobierno castigara a los corruptos, posiblemente la corrupción desaparecería o cuando menos se reduciría importantemente y como el gobierno federal desde la revolución a hoy el partido que ha gobernado es el PRI con sus diferentes nombres y el PAN en 12 años recientes, pues es lo que recuerda la ciudadanía, que en cada campaña escucha las mismas promesas cuyos beneficios no perciben.

Y los medios transmiten las opiniones de sus colaboradores que prácticamente se han dividido entre los que critican a los empresarios y todo aquel que manifieste su apoyo al nuevo Presidente Electo y los que lo apoyan irrestrictamente.

Desde luego el mundo nos ha criticado que los mexicanos estamos tan divididos, que el fin de las campañas no nos unen, sino que nos mantienen enfrentados y eso hace que el ganador, llámese Presidente, Gobernador o Presidente Municipal, se encuentre con más dificultades de las normales al ejercicio del mandato.

Sin abandonar sus ideologías que cada vez tiene un espacio más reducido, siendo sustituidas por el pragmatismo, sus visiones, sus creencias, deben asumir un papel crítico a lo que lo merezca, pero solidario cuando al interés nacional convenga.

El presidente tiene la obligación constitucional, política, no solo de respetar la Constitución, Leyes y Reglamentos, sino también los derechos humanos, laborales, políticos, de expresión y eliminar el pendiente de que el enorme apoyo popular que recibió lo convierta en un Presidente autoritario.

La tentación de aprovechar la mayoría en el H. Congreso de la Unión para implantar leyes o acuerdos que aumenten el poder Presidencial no le sería bueno y el hecho de que en su equipo tenga como figuras dominantes a viejos priistas, que son poseedores de todas las mañas que en campaña criticaron y que la ciudadanía también critica severamente.

Él, como Presidente, debe recibir toda opinión de mexicano que esté bien cimentada y que seguramente le aportaran ideas, programas, información, porque los ciudadanos son los mejores auditores sociales y son los que viven los problemas que el gobierno pretende resolver.

Todos los mexicanos, independiente por quien hayan votado, o a qué partido político pertenezca, tiene obligaciones y derechos y por sobre todas las cosas, tienen sin duda el interés de que el país sea cada día mejor y desean estar orgullosos de su gobierno y de ser mexicanos.

Carlos Capetillo Campos
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