Claroscuro
Dice una nota de Univisión que ni Aurelio Nuño ni Miguel Ángel Osorio Chong han podido resolver el conflicto magisterial y menos meter en control a la CNTE y sus privilegios y excesos que no sólo dañan a los educandos sino también a la población de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Oaxaca.
En los hechos, la CNTE está protegiendo lo que los propios gobiernos priistas le dieron. Los usaron como clientela política, como grupo de choque y con el paso del tiempo los privilegios fueron ahorcando al propio gobierno que los estimuló y favoreció por encima del beneficio de la sociedad.
Hoy, la CNTE ha demostrado que tiene carácter, estrategia y resistencia al extremo de haber ya fundido a dos aspirantes a la candidatura presidencial que no lograron meterlos en cintura ni aplicar una reforma que no sólo es básica sino indispensable además de haberla vendido como una realidad que ya estaba en marcha.
La urgencia educativa en el país no sólo no permite demora sino que frena el desarrollo de un país donde la expulsión desde las aulas equivale, en muchos casos, a analfabetos con certificación.
Las negociaciones en Gobernación desde la oscura oficina del secretario y del operador presidencial Luis Miranda demuestran que cualquiera con una bolsa de dinero y otorgando canonjías cree que gobierna. En el caso de la reforma educativa y las demás llamadas “estructurales”, queda en evidencia que la premura de los acuerdos con PAN PRD para aprobarlas dejó en el limbo el conocimiento de ambos partidos si el nuevo gobierno sabía lo que hacía. Jesús Zambrano y Gustavo Madero son los dos firmantes responsables de los cambios constitucionales votados por sus respectivas bancadas y, en los hechos, son corresponsables de lo que con ellas sucede.
El mayor triunfo del gobierno de Enrique Peña Nieto se convierte hoy en su mayor fracaso. La reforma energética no da resultados, la educativa mantiene sin gobierno al menos a cinco entidades del país tomadas por la CNTE, la inseguridad no sólo no se revirtió sino que avanzó y destruyó lo avanzado en zonas como las de Tijuana y toda la Baja California.
La mayor apuesta gubernamental, la de sus protagonistas de venderse como quienes sí sabían gobernar no sólo acreditó en los hechos esa ausencia de capacidad y conocimiento sino que también evidenció una corrupción que derivó en la “casa blanca” y una serie de evidencias de los malos manejos desde el gobierno priista.
Como botón de muestra, de acuerdo con una investigación del portal Sin Embargo, detalla que “estadísticas de la Secretaría de la Función Pública muestran, por separado, que en la actual administración del Presidente Enrique Peña Nieto el número de adjudicaciones directas son ya casi el doble de las que había en los últimos años del anterior sexenio: 115 mil 309 procedimientos asignados sin licitación de por medio en 2015 frente a 58 mil 849 en 2011”.
“En millones de pesos, el monto de lo asignado de manera directa dobla también en la actual administración pública lo ejercido de esta forma en el calderonismo: 148 mil 272 millones sin licitar en 2015, frente a 72 mil 285 en 2011”, agrega el trabajo.
Como ejemplo se da el caso de las asignaciones directas otorgadas durante la presente administración con los “88 contratos de la empresa Actidea, S.A. de C.V., encargada de la organización de los eventos y celebraciones del Presidente Enrique Peña Nieto, desde las ceremonias del Grito de Independencia hasta los de presentación de las reformas estructurales o la visita de los Reyes de España”.
“Juntos, esos contratos fueron por 428 millones 54 mil 523 pesos con 61 centavos. Seis de estos 88 se desprendieron de un contrato marco; es decir, hubo otros participantes que también pudieron ser requeridos, pero sobre los cuales, Actidea fue la seleccionada”, agregó la investigación difundida por este medio.
Sin embargo, esa traición a su oferta queda muda cuando se gasta, se despliega toda una ofensiva y una serie de acciones y medidas para dar certeza a la Reforma Educativa para terminar cediendo y dando un paso atrás: claudicando a una oferta del propio gobierno, de su propia campaña, de sus propios supuestos triunfos.
Hoy, cuando los empresarios se quejan, los ciudadanos se sienten ofendidos y le reclaman al gobierno su inacción, el mismo gobierno se indigna porque sus empleadores, los que le dan vía sus impuestos el dinero para su operación y sobrevivencia le exigen que cumpla lo que los llevó a apoyarlos para ser gobierno, les responde que a ellos sí los puede encarcelar, lo que no ha hecho con quienes han violentado la ley y el orden a plena luz del día y a la vista y paciencia de todos los mexicanos.
El gobierno de Enrique Peña terminó el día que se fugó “El Chapo”, después del escándalo de la “Casa Blanca”. Lo que hoy se ve es un gobierno que fracasó incluso en su mayor éxito: las reformas estructurales, que ellos vendieron como la panacea para un país que vaya que necesita resultados.
Es la economía, estúpidos, decía Bill Clinton, pero aquí pareciera que no entienden que no entienden que este gobierno ya se acabó y perdimos otros seis años, cuando apenas van cuatro.
Al tiempo.