Sobran los motivos, por:Mtro. Jordy R. Abraham
La civilización humana emergió cuando las personas se volvieron capaces de establecer una comunicación sofisticada a través de la palabra. El intercambio fluido de mensajes por la vía verbal, permitió desarrollar núcleos sociales con mayor cohesión. Así mismo, la agricultura volvió posible que las antiguas comunidades se arraigaran en territorios determinados, fomentando precisamente la comunicación como instrumento de organización.
Desde temprana edad, los seres humanos aprenden a hablar para expresar sus necesidades en primera instancia y más adelante para emitir opiniones personales con distintos propósitos. El lenguaje nos brinda la oportunidad de interactuar con pares, enriqueciendo las habilidades interpersonales tan útiles en el transcurso de la vida.
En el proceso formativo, la comunicación juega un papel fundamental, porque gracias a ella adquirimos una gran cantidad de conocimientos que contribuyen a la educación integral. En ese sentido, el contacto permanente con familiares, mentores y modelos a seguir, abona en la construcción de aptitudes importantes como la empatía y la tolerancia.
Tan relevante es saber cómo expresar nuestras ideas o sentimientos, como saber escuchar lo que nos dicen terceros. Esta sensibilidad para interpretar el mensaje enviado por el emisor, nos hace mejores comunicadores. Incluso, se dice coloquialmente que disponemos de dos orejas y una sola boca, para escuchar el doble de lo que hablamos. La retroalimentación constante en el proceso comunicativo genera lazos estrechos entre quienes participan del intercambio. Las redes comunitarias se fortalecen a través del diálogo.
Asimismo, es la capacidad de comunicarnos la que nos da herramientas para resolver conflictos de modo pacífico. Si no fuese por medio del lenguaje, seguramente la violencia sería una vía más recurrente para dirimir disputas. La posibilidad de compartir puntos de vista con quienes piensan distinto de nosotros, es un activo valioso, ya que abre la puerta a la negociación.
Ahora bien, el arte de la comunicación efectiva se trabaja día con día, debido a que siempre puede perfeccionarse. No se trata de una tarea concluida al aprender a hablar en los primeros años de la infancia. Expresarnos correctamente es una cualidad de enorme trascendencia en una actualidad donde las habilidades blandas son tan demandadas en el ámbito profesional y social. Ejerzamos el derecho de opinar, disentir y debatir con un uso digno de la palabra.
