Por: Cristina Padín.
Érase una vez un ser que se llamaba Abril, y que era hermano de otros once seres.. (y benditas sean siempre las familias numerosas). Abril tenía nombre de lo que sabe a hierbabuena y a romero, a limón y a sal, a sal y a tardes que se duermen sin prisa, a volantes y a velas, a velas y a noches de lunas (lunas blancas o lunes de Talavante o lunas que dibuja José Tomás)..
Abril es todo, tanto, más…
Iba a iniciar ya su largo viaje. Del siglo creía sin duda alguna que su reinado había sido el más complicado y difícil. Se marchaba con la solidaridad de las personas. Se iba sabiendo que la generosidad latía en muchos corazones (en otros no, ni lo haría nunca)… se llevaba, él que podía, el retorno de un mago, una Semana Santa especial, el cumpleaños de madres, princesas y guerreros, libros con historias…
Se llevaba cantos de esperanza, y deseos de oración…
Mayo, el de las flores y la Virgen, se estaba despertando..
Abril es el mes que sueño desde el día 30. En abril conocí lo mejor y lo peor de las personas
Dedicado a abril
A mi mago
A mi Sevilla
A Luis
A lo que sí pasó porque siempre pasa: la Semana Santa
A Pablo y a Pablo Aguado
A los cumpleañeros de abril
A los libros y a los que escriben libros
A mayo
A la esperanza
