Editorial La Revista Peninsular
A una semana de que concluya el primer mes del presente año varios episodios se han sumado a la incipiente historia de este 2020; en primera instancia aparecen los incontrolables incendios en Australia, producto del cambio climático dicen los especialistas, y que han consumido millones de hectáreas, afectado a miles de familias, flora y fauna, y lo peor del caso, que no tienen para cuando terminar. El fuego no dio tregua, así terminó el 2019 e inicio el nuevo año.
Al embate de la furia de la naturaleza se sumó la terrible amenaza del potencial inicio de la Tercera Guerra Mundial, situación tan absurda como su principal orquestador, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; finalmente el intento quedó en una lamentable anécdota, en la que quienes pagaron los platos rotos fueron los más de 170 pasajeros de un avión ucraniano derribado “por error” por misiles iraníes en la charlotada bélica. Las aguas ya están tranquilas y Trump enfrenta juicio político en su país.
En esta tercera semana que corre, el mundo se vuelve a poner en alerta, ahora por la aparición de un virus denominado Coronavirus en el gigante asiático, China, y que al cierre de esta edición había confirmado la muerte de al menos 17 personas y el contagio de casi medio millar, por lo que ya se conoce como “neumonía de Wuhan”.
No cabe duda que el mundo convulsiona y enfrenta situaciones, que van de lo complicado a lo inédito; mientras tanto en México, los problemas por resolver, como la desaceleración económica, el aumento del desempleo, la imparable delincuencia, la falta de medicamentos, etcétera, etcétera y etcétera, parecen minimizarse con ocurrencias como la rifa del avión presidencial, así que mientras el Gobierno en turno encuentra la pista… Abróchense los cinturones, no sea que vayamos a “despegar”.
