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Académico, administrador y político, características de un buen gobernante

Marco Cortez Navarrete
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Por: Marco Antonio Cortez Navarrete.

Desde 1983, fecha en la oficialmente ingresé a la Universidad Autónoma de Yucatán y hasta cuando me jubilé como su trabajador en mayo de 2016, vi transitar a varios rectores, todos, evidentemente con distintas formaciones, caracteres, estilos, etc.

Pero, en todos, absolutamente todos, observé no a metros, sino a kilómetros de distancia, capacidades y cualidades muy específicas para el ejercicio de sus responsabilidades y desde luego acordes al cargo que desempeñaron o desempeñan, sobre todo cuando hablamos de una institución de educación media superior, superior y posgrado.

Desde siempre se ha dicho y quedado muy en claro que un buen rector o rectora, cosa que no ha sucedido pero podría pasar en el futuro, debe tener tres características esenciales para su desempeño como cabeza de una institución encargada de formar recursos humanos bien preparados para enfrentar la vida, salir avante innovando y creando para bien de la sociedad.

La primera característica indudablemente es la formación académica, cierto que conocí rectores que solo tenían la licenciatura, otros maestría y/o maestrías y otros más con doctorado, incluso, dos, en diversas disciplinas.

Es cierto que el grado académico no te da estatus, superioridad, sino todo lo contrario, te da más humanismo, más sensibilidad, más humildad y más comprensión de las cosas. Cierto es también que hay personas doctorado o posdoctorado y que en lugar de beneficiar miran a los demás por arriba del hombro queriendo demostrar superioridad ante los demás.

Conocí a varios académicos que sólo buscan obtener grados para hacer currículum y por ende cobrar por su nivel académico sin que esto, necesariamente, signifique aportar o producir sino más bien satisfacer egos mostrar y demostrar ser superiores.

Pero lo cierto es que una institución educativa debe tener al frente a un símbolo de lo que representa: la academia.

Como segunda característica está saber administrar, no es suficiente con la formación académica se requiere de un académico que además de ser buen administrador, tenga habilidades y olfato para las gestiones y guiar el destino correcto de la institución bajo su cargo.

Administrar en tanto o más importante, especialmente cuando se tiene el deber y la obligación de cumplir en tiempo y forma con el pago de las nóminas del personal docente, investigadores y todo el personal de apoyo necesario para el buen funcionamiento de la organización.

Finalmente, se requiere tener el talento y capacidad política para negociar en los conflictos que por naturaleza se viven hacia el interior, en este caso, ya sea con los mismos cuerpos directivos, académicos, trabajadores administrativos, manuales e incluso con los dirigentes o líderes estudiantiles y sindicatos.

En síntesis, para gobernar una institución educativa o una gran dependencia educativa como lo es la Secretaría Estatal de Educación. La persona que está al frente debe contar con las características mencionadas para aspirar al buen desempeño de su responsabilidad: Nivel académico y capacidades y experiencias en lo administrativo y en lo político, esto ha sacado adelante a la UADY desde antes de lograr su autonomía en 1984.

PD. Si mal no recuerdo, el gobernador de Yucatán,

Mauricio Vila Dosal, tiene, además de su licenciatura obtenida en suelo yucateco, dos posgrados logrados en una institución de educación superior del extranjero y estoy seguro que esta formación ha sido clave para su desempeño al frente de una de las responsabilidades más grandes que tiene un político: GOBERNAR*

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