Sobran los motivos, por: Jordy R. Abraham Martínez
El problema de las pequeñas acciones negativas como el tirar basura en la calle, es que aquel que las comete suele justificarse bajo el razonamiento de que el daño que causa es muy poco. De tal modo, el infractor no siente culpabilidad respecto a la contaminación producida por el exceso de desechos urbanos en los mares y áreas verdes. Sin embargo, sabemos bien que la falta de conciencia de los ciudadanos es la gran responsable de este tipo de contingencias.
Por otro lado, al tratarse de pequeñas acciones positivas, suele ocurrir que no nos animamos a emprenderlas por considerar que dicho esfuerzo no marcará diferencia alguna. Bajo esta lógica, plantar un árbol o usar más seguido la bicicleta, pudiera parecer intrascendente para revertir la crisis medioambiental. Como resultado, tristemente dejamos pasar todos los días oportunidades para comenzar a ser ese cambio que tan urgentemente necesita el entorno.
Pese a todo, aún no somos capaces de dimensionar el peso de nuestras acciones. Cada decisión tomada genera un impacto, aunque este sea imperceptible. De nosotros depende que ese efecto sea positivo o negativo, pero para encaminar esfuerzos con el propósito de construir un mejor futuro, en primera instancia, es indispensable aprender a identificar el papel que tenemos como agentes de cambio.
Para marcar una diferencia se precisa de voluntad y diligencia, ya que las buenas intenciones son insuficientes cuando no van acompañadas de la disposición para materializarlas en acciones concretas. Los pequeños pasos sí son dignos de reconocimiento, porque nos acercan a las metas. El avance siempre es plausible; el retroceso, inadmisible.
Si asumimos el reto de abrazar cada oportunidad que se nos presente en el día para ejercer el cuidado ecológico, ser solidarios o enriquecer nuestro conocimiento, conseguiremos notorios resultados a través del tiempo. La actitud es una pequeña cosa que hace una gran diferencia.
Aunque pudiera parecer que el esfuerzo individual es irrelevante, lo cierto es que el ejemplo es una herramienta muy poderosa para invitar a los demás a ser parte del cambio que queremos ver. El trabajo duro y comprometido es capaz de sumar adeptos que colaboren en torno a causas nobles. La mayor fuente de inspiración que llama a actuar es el ejemplo de mujeres y hombres decididos a romper las barreras de la apatía y el egoísmo para edificar cimientos fuertes de cara a los retos del porvenir.
Nunca subestimemos el valor de una acción. Como alguna vez dijera Mahatma Gandhi: “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”.
