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Activar Derechos para Humanos

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez.*

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares.

Activar Derechos para Humanos
Sumo y sigo…

Toca escribir, o volver a hacerlo, sobre los derechos para humanos. Replanteo el nombre por el enorme desgaste que hemos conseguido darle al concepto de Derechos Humanos; luego de décadas de trabajo intenso sobre el tema y de desarrollos como la existencia de doctorados en ello, tratados y convenciones casi mundialmente aprobados y millones y millones de pesos dedicados a demostrar que las instituciones y las/os funcionarios a cargo están convencidos y avocados a ello… seguimos careciendo de claridad, ejercicio, protección y los beneficios personales y comunitarios que de su buena instrumentación se derivarían.

Y no es que “no se haya hecho nada” o que “de nada sirva lo que se hace” ni mucho menos que “a nadie le importe”. Sin duda una miríada de personas bien intencionadas y con diversos perfiles y grados de preparación han luchado, construido y persistido en lo que hoy sí tenemos, que es mucho mejor que en décadas anteriores.

Pero seguimos viendo día a día que ni los derechos de primera generación se logran activar para millones de seres humanos, muchos de ellos a corta distancia de quien esto lea; que líderes políticos de aquí y de allá decretan acciones que evidentemente van en contra de cualquier convención o lógica humana; que en nuestra convivencia usamos varios términos de este campo semántico en el sentido y momento que convenga, sin que nuestras acciones personales ni comunitarias vayan consistentemente en pro de consolidar que uno o más de tales “derechos” estén cabalmente ejercidos por toda persona.

Como en muchos conceptos importantes y elementos de la vida social hemos logrado que la letra (jurídica, discursiva y comercial) tenga mayor presencia que los hechos simples que harían la diferencia. Una convención o su actualización o las firmas de grandes personajes o las fotos espectaculares y poses o distintivos del día dedicado a lo que me digas, no ha logrado dar espacio a que contemos, todos/as, con salud, o certeza de una vida digna, o alimentación, o seguridad, o educación verdaderamente humana.

Por ello el ajuste del término, ya que el original suena a leyes, a discursos, a “rollos” o poesía, pero no a vida cotidiana, a colaboración en cualquier espacio o a simple justicia en un acto de aquí y otro de allá, de hoy y de mañana, con personas cercanas a las que amamos y lejanas a quienes ni conocemos, que nos caen bien o mal, que entienden mucho o poco… con cualquiera, siempre, donde sea y en las condiciones que sean.

Los derechos para humanos, serían lo que cualquiera, por ser persona, puede ejercer o reclamar y recibir el apoyo para que suceda, directa y sencillamente, para ser, quien lo ejerce y quien contempla, un poquito mejor persona en cada acto de vivir y convivir.

Navegando en internet, volví a encontrar mi nombre en algún sitio que no sabía que me había mencionado. Al final de la Agenda de Derechos Humanos para Yucatán, junto con otros ciento cincuenta a quienes la CODHEY amablemente agradece haber aportado propuestas y análisis. Recordé (mal porque no debería ser recuerdo) esas mesas y otras más en las que hemos hablado con buenos amigos/as de allí sobre el diversificar, impactar y trascender con las acciones que cotidianamente realizan.

Con un ejército de personas de bien y profesionales dedicados/as han llevado a la Comisión al punto de desarrollo donde hoy se encuentra. Y esa agenda es un avance enorme para sistematizar su labor y lo que tienen en el horizonte que desean alcanzar como Institución. Ya han pasado varios meses del momento en que integraron dicha agenda y habrá oportunidad de ir compartiendo lo que contiene y su materialización en diversos sectores y puntos de nuestro Yucatán, en este amable espacio que nos brinda La Revista Peninsular.

Recuerdo también aquel día en que conversando con mi buen amigo Jorge Victoria, entonces Presidente del organismo, me llamó al saludarme colega. En esa década no compartíamos profesión, pero le fue fácil puntualizar que lo éramos en la defensa de los derechos humanos. Confieso que no he logrado mucho en ese rol, a diferencia de mi tocayo y de mi otro tocayo (Miguel Sabido, quien hoy Preside) y tantos buenos elementos de antes y ahora en ese súper equipo.

Podría decir que tengo la disculpa de no desempeñarme hasta hoy en el área, pero igual identifico a centenas de personas que desde la sociedad civil han y están aportando logros muy sistemáticos y contundentes. Así que esos recuerdos de hoy procuro que me sirvan de motivación para fortalecer una de las pocas aportaciones consistentes en las que creo estar: escribir, procurar claridad y sumar con quienes están mucho mejor enfocados y motivados para acciones en el terreno donde realmente se hace la diferencia: la comunidad y caso por caso personal.

Sí, creo que tengo otros elementos que aportar, y me los refleja bien el amable comentario que en una de las reuniones me hizo María Jesús Ocaña, de Casa Crisal (Hogar para Niñas), a invitación también de CODHEY. Dábamos ideas para las Jornadas de Derechos Humanos en municipios, que hoy ya son una realidad, y explicaba lo que hace el Club de Padres, y ella dijo: “todo eso que estás diciendo, es lo que necesitamos acá”. Y sí, es en terrenos forjados por grandes luchadores y defensores/as de los derechos humanos donde tiene cabida lo que muchas personas podemos aportar, para sumar, para multiplicar lo que están procurando.

Así que mi idea es consolidar este hábito ya desarrollado de que una semana de cada mes escriba sobre el tema; enfocado sí a lo de siempre clarificar, concatenar, proponer… pero también a unir esfuerzos y propiciar colaboraciones de quienes podemos hacer que, para más personas, ocurran mejores situaciones desde esos derechos para humanos. Si aún no podemos llegar a todos/as en todo, sí podemos llegar a más con más.

Durante este año he planteado en artículos ideas y propuestas en ese sentido, pero te invito a que colaborando podamos fortalecer, diversificar, pero sobre todo hallar modos de aterrizarlo mejor para personas en concreto. Aquí unas ideas ya expresadas, como potencial punto de partida para más.

1. Derecho a la participación. En el derecho que tenemos a participar de lo público, el beneficio de un desarrollo nacional en la democracia participativa sería permanente para la ciudadanía (tanto en tiempos electorales, como a lo largo de todos el proceso de gobernanza), pero estamos muy lejos de que para cualquier persona sea evidente y creíble (porque lo sepa, lo vea y haya participado) que puede: Proponer cómo debe ser la ley en algo que le afecta (Iniciativa Popular); oponerse a leyes que van en contra de sus intereses o de la sociedad (Referéndum); oponerse a obras que van en contra del desarrollo social o le afectan (Plebiscito); tomar parte de la decisión de uso del recurso público (Presupuestos Participativos); orientar en programas públicos en los que tiene experiencia (Consulta Ciudadana); vigilar directamente la aplicación de recursos en una obra (Contraloría Ciudadana); y varios asuntos más. Podemos hacer algo más para fortalecer a la ciudadanía de esta manera.

2. Derechos de las personas que trabajan en el hogar. El convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, aprobado en 2011, dicta condiciones que deben prevalecer en protección de los derechos de las personas que trabajan en el hogar. Avanzar en este sentido en México es una causa de ya largo camino para Nosotrxs por La Democracia, A.C. La importancia del trabajo de estas personas se materializa hogar por hogar, y sin embargo en estas condiciones con una alta frecuencia enfrentan vulnerabilidad, explotación, salarios bajos y desigualdad. Hablando del tema de la seguridad social, y en específico, la salud, es frecuente escuchar estas frases: “no es obligatorio en tu caso”, “te inscribo, pero te lo descuento de tu sueldo”, “te doy de alta, pero con el salario mínimo”, “es mucho relajo, mejor te pago el doctor cuanto te enfermes”. O, común también, ni hablar del tema. Podemos hacer que más personas que trabajan en nuestros hogares tengan condiciones justas.

3. Derecho a la salud. Al mirar desde el exterior algún servicio público de salud es fácil consternarse al sólo imaginar que entre quienes esperan se encuentre un familiar (o tú mismo/a), y quizá tener un empatía con la situación de quienes tienen que estar dentro por semanas. O peor, quienes no pueden estar dentro, por falta de cobertura del servicio, y desde sus casas enfrentan más que una emergencia, una enfermedad crónica, desprovistos de medicamentos, atención o equipo de los que depende su vida, o por lo menos su calidad de vida. El movimiento #CeroDesabasto está procurando hacer algo al respecto en México y focaliza el tema de los medicamentos. Los números concretos y la panorámica del alcance de la situación está objetiva y claramente documentada en lo que se llama la Radiografía del Desabasto: Informe de Transparencia en Salud 2017-2021, disponible en la página nosotrxs.org y otras. Podemos hacer un frente efectivo para combatir y abatir el desabasto.

4. Derechos de la infancia. Jueces, abogados y hasta algunos funcionarios/as intentan darle aterrizaje al concepto de “interés superior de la infancia” y hasta lo logran parcialmente, pero lo más cercano a ello es como: “Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a que se les asegure de manera prioritaria (antes que a los adultos) el ejercicio pleno de todos sus derechos, para tal efecto siempre se considerará su interés superior”. Sirve, pero sabemos que ni remotamente es una práctica habitual que a persona alguna se le asegura el ejercicio pleno de sus derechos. Al menos con ello podemos saber que, si hay que optar, el derecho del adulto se pospone. Sirve saber al menos los derechos que tienen y luego con ellos en mano procurar pláticas honestas y continuas con quienes en casa tienen que ver con que se cumpla la finalidad real: que estemos mejor como familia, que seamos un grupo en el que se pueden nuestros hijos/as desarrollar sana, integral y positivamente. Qué mejor que hacer más por el desarrollo auténtico de todos nuestros niños/as.

5. Derechos en la práctica de deporte de alto rendimiento. Queda a la vista la imagen de ese entrenador/a exigente que, para espabilar a sus alumnos o impulsar a sus atletas a un desempeño máximo, se torna en una versión caricaturesca de sargento, gritón, exigente y hasta agresivo o tiránico. Así como la imagen de ese/os padres que buscan continuar una tradición familiar o, incluso, realizarse a través de los éxitos que el potencial del hijo/a permiten proyectar. ¿Qué derecho tienen nuestros niños/as frente a estas formas rudas de exigencia de entrenadores/as y padres/madres? ¿Hasta dónde la virtud deportiva requiere o se forma a partir de una exigencia permanente; en qué momento se vuelve excesiva o abusiva? Hay ejemplos de formas de definir ese límite, que podemos impulsar.

6. Derecho a una vida libre de violencia. La campaña de ONU Mujeres “Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!”, ha dado lugar a millones de llamativas adhesiones, pero sus 5 acciones (y muchas más) siguen siendo necesarias, pues estamos lejos de erradicarla o al menos reducirla a un grado atendible, pero sobre todo nos falta el aplicarnos al: ¡YA!, en vez de seguir haciendo anuncios, reclamos y buenos discursos. Podemos hallar formas diversas y multilaterales para asegurar que pare la violencia, en vez de sólo pedirlo.

7. Derechos de las mujeres. En cuanto a la exigencia de los derechos de las mujeres, Marta Lamas ubica al feminismo como uno de los ejes de la justicia social, y afirma que para ella hay sólo UN derecho de las mujeres: el que da la diferencia sexual, la decisión de seguir o no un embarazo. Se refiere a que ese es el único que no comparten con los hombres, todos los demás son derechos de la humanidad; el trato equitativo, igualitario en derechos, la vida libre de violencia, todos los demás, son derechos humanos, compartidos. Por supuesto, han hay cargas sociales que a lo largo de la historia han recaído mucho más en las mujeres, al grado de confundirlo como algo naturalmente femenino. Para mejorar la exigencia de los derechos de las mujeres, se requiere mejorar la comprensión de las vías para construir una sociedad más justa, más equitativa, menos desigual; recuperar nuestra capacidad de reflexión, promover que gente diversa se pueda reunir a analizar en colectivo un documento, una idea, una propuesta que en común les sea importante. Y construir.

Bueno, sí, los recuerdos sirven y reactivan. La cuestión es seguir en cualquiera de esos caminos y encontrar alianzas de todo tipo para que efectivamente ocurra lo humano para más y más personas. Así que sumo y sigo…

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*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Representante de Nosotrxs en Yucatán.
Doctor en Derechos Humanos.
Doctor en Ciencias Sociales.
Psicólogo y Abogado

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