Sic Sac, por: M.A. Elda Clemente Reyes.
Luego del fervor navideño sigue la
despedida al año viejo. Un año más termina en el calendario y decimos adiós a
los momentos vividos colmados de aciertos, errores y pendientes por cumplir.
El 2022 concluye con escenarios dispersos
por el mundo que encabezaron los noticieros estelares. Cada fin de año se
enumeran los problemas que más aquejan a la población: La corrupción, pobreza, promesas
de los políticos sin cumplir, altos precios de productos que no corresponden
con los ingresos que recibimos, impuestos por las nubes, incremento en las gasolinas
y luz.
El balance de este año, no es muy
halagador para la mayoría de los campechanos.
En materia política, el recuento de
los avances a nivel nacional, se lo dejo al presidente Andrés Manuel López
Obrador. En Campeche, la gobernadora Layda E. Sansores San Román, tiene claro
el escenario local, aunque la percepción de la gente es que, no todos los
secretarios tienen la misma apreciación. Sin distinción de ser foráneos o de
casa, algunos todavía no terminan de acomodarse en la silla.
Layda sabe lo que esperan los
campechanos de su gestión, existen mejoras sustanciales en varios rubros, pero falta
mucho por hacer por mejorar por transformar, sobre todo, en materia de
comunicación, planeación, reactivación económica y proyectos para la generación
de empleos que capitalicen una derrama económica que tanta falta le hace al
estado. Lo digo, sin afán de lastimar a nadie, al contrario, la crítica
constructiva siempre ha sido el mejor termómetro para los políticos de altos
vuelos.
También, es necesario establecer
equilibrios entre los que se dedican a la grilla, y los administradores, es
decir, los que ocupan puestos claves en el gobierno. Vigilar que los primeros
no superen a los segundos, y así en el ejercicio del poder se logre alcanzar
una gobernanza sana que dé resultados positivos al pueblo.
El 2023 marcará un parteaguas
electoral en el país.
Los mexicanos tendremos una coyuntura
política sin precedentes frente a uno de los posibles escenarios más críticos
para el sistema de partidos. Y, la clase política poco hace por revertir ante
los ojos de los electores, el descrédito en el que han hundido sus ideologías,
sus principios y lo más importante, su credibilidad.
Este periodo que finaliza nos deja a
todos lecciones y aprendizajes.
En lo personal, el 2022 me sirvió para
conocer a los verdaderos amigos, a los buenos colegas y a mucha gente que me
brindó su solidaridad y fraternidad. A los envidiosos y egoístas los dejo en
manos de DIOS. No olvidemos el famoso refrán: Al que obra mal, se le pudre el
tamal.
Confieso que la política no me gusta mucho
por la manera tan ruin, sucia e indecente como muchos la practican. Por
fortuna, sobreviven y nacen los que sí saben jugar limpio y aún buscan la forma
de dignificarla.
De mi parte, nunca voy aceptar a los
que repiten tanto una mentira con la intención de convertirla en algo verdadero,
un juego perverso, al que jamás me sumaría. Tengo claro, que la verdad procede
de lo divino y lo falso de la oscuridad, y sinceramente, yo no comulgo con lo
tenebroso.
No me resta más que decir, gracias por
lo bueno que recibí porque de lo malo me fortalecí. Nada es fácil cuando no
tienes apellido rimbombante ni padrino ni madrina de alcurnia.
Agradezco a DIOS sus bendiciones, mi
familia, mi salud y las pruebas superadas a base de esfuerzo y perseverancia.
La víspera del Año Nuevo, llega con
desafíos que habré de enfrentar con el ánimo y el carácter que me identifica.
Con actitud positiva y el análisis propositivo de la realidad porque es
necesario crear conciencia y seguir forjando opinión pública.
Gracias a mis lectores y a todos los ángeles
en forma de humanos que, durante el año, me tendieron la mano, fueron amables y
atentos conmigo.
¡¡Feliz Año 2023 que nos vaya mejor a
todos!!