El gobierno de China ha anunciado el fin de la mayoría de las adopciones internacionales, dejando en un limbo legal a cientos de familias, principalmente estadounidenses, que estaban en proceso de adopción. Esta medida, según las autoridades, forma parte de los esfuerzos por frenar el rápido descenso de la natalidad en el país y mitigar una inminente crisis demográfica.
Desde principios de la década de 1990, más de 160,000 niños chinos han sido adoptados por familias extranjeras, de los cuales casi la mitad se encuentran en Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años, las adopciones internacionales han disminuido debido a la mejora de las condiciones económicas en China y a una caída drástica de la tasa de nacimientos. La pandemia de COVID-19 también contribuyó a la suspensión de estos procesos, que han estado prácticamente paralizados desde 2020.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China confirmó que solo se permitirá la adopción internacional en casos donde los adoptantes sean familiares consanguíneos de los niños. En conferencia de prensa, Mao Ning, portavoz de la Cancillería, expresó su gratitud hacia las familias adoptivas internacionales, destacando que esta decisión respeta “el espíritu de las convenciones internacionales”.
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha solicitado aclaraciones a las autoridades chinas, ya que muchas familias siguen a la espera de finalizar sus procesos de adopción. Se calcula que más de 160 familias estadounidenses se encuentran actualmente en esta situación, sin certezas sobre el futuro.
El cambio en la política de adopciones está directamente relacionado con la preocupante crisis demográfica que enfrenta China. El país abandonó su política de hijo único en 2015 y, posteriormente, permitió a las familias tener hasta tres hijos en 2021. Sin embargo, la natalidad no ha mostrado signos de recuperación, y las autoridades temen que el envejecimiento de la población afecte la estabilidad económica del país.
