La Revista

Al cierre de las precampañas

Enrique Vidales Ripoll
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Por Enrique Vidales Ripoll

Recientemente se dio una muestra de que aún hay PRI en Yucatán. No queda ninguna duda de que el tricolor es una fuerza viva en nuestra entidad. Existe una organización política que aún es capaz de mover las masas y vitorear al que se considera el candidato a pesar de ser elegido por la cúpula partidista.

Entendible que existan quienes desdeñan o muestran una antipatía con el priismo. En contraparte a la fuerza tricolor, hay una percepción política antipriista que igualmente es fuerte y poderosa. Lo que aprovechan los partidos que no son aliados con el tricolor. Por lo cual, en Yucatán la contienda política se polariza entre dos visiones y formas de hacer política.

Con las últimas decisiones del tricolor, podemos observar y concluir que el PRI está tomando las riendas de la elección para ganarlas. Lo que mucho se le ha criticado en cuanto a la tardanza en la postulación de las candidaturas, así como también, en la forma en como se ha tomado y dado a conocer, hoy para ser que el cálculo político está bien medido.

Hace un par de meses, en algunos círculos de amigos se comentaba la percepción de una entrega de poder en Yucatán. Hasta cierto punto, nuestra entidad no juega un papel crucial en la contabilidad de votos para la presidencia. Pero hay dos elementos que no se pueden pasar por alto. En primera instancia una candidatura presidencial priista que no parece cuajar en el ánimo de los militantes y, por otro lado, Yucatán sería de las entidades donde está en juego una gubernatura del estado que no debe perder el tricolor.
En otras palabras, Yucatán representa en el competido juego electoral nacional una importancia anímica ante la situación de desconfianza por los escándalos de corrupción de ex gobernadores hoy en proceso por peculado, enriquecimiento y vínculos con la delincuencia organizada.

Yucatán es un paraíso si lo comparamos a otras regiones del país. No existen altos índices de delincuencia organizada ni tampoco estamos en una situación de constate alerta, como bien sucede en otras partes del país. Se nota que hay obra pública, que tanto el gobierno federal, el estatal como el municipal – considerando Mérida, la capital – ha invertido en mejoramiento urbano. Lo que nos conduce a un proceso electoral competitivo, porque todos tiene una gran posibilidad para lograr concretar triunfos electorales de importancia.

El tema se centrará, una vez que inicie la campaña política, en la forma y contenido del discurso, en la capacidad de la propuesta y sobre todo en el contacto con la ciudadanía. Ni uno ni otro puede cantar victorias anticipadas, como tampoco vaticinar un carro completo.

Como ingrediente nuevo estará la presencia de Sofía Castro, una candidata por la vía independiente o ciudadana. Por lo menos, fuera de la estructura partidista. Lo que conllevará a abrir el debate político a un nivel de confrontación de ideas más plural y ciudadano.

Además de que las redes sociales también protagonizarán espacios que ampliarán el debate sobre el proceso electoral. Sin menospreciar a nadie, todas las expresiones cuentan y demuestra un estado de ánimo social. Desde los valientes que hacen valer sus comentarios con nombre, firma y foto, hasta los anónimos que ocultan identidad, todos aportan elementos para en análisis de la percepción ciudadana.

¿Tendrán las redes sociales la capacidad de influir significativamente en el resultado electoral? Lo dudo. Tan solo serán espacios de expresión ciudadana. Las elecciones se definen con votos. En el momento de votar, los electores usarán más la facultad de decisión personal que estar siendo influenciados por los comentarios de otros.

Terminado el tiempo de precampaña en estos días, pasaremos a un tiempo de veda proselitista. Lo que no significa una pausa, sino más bien el tiempo del reacomodo de las estrategias políticas rumbo a la campaña oficial.

Por lo menos, ya tuvimos en este periodo de precampaña una pequeña muestra de estrategias, inclusive de guerra sucia. Es lo que viene, un proceso electoral competitivo, muy fuerte y en violento. Mucho se está jugando, mucho también se puede perder. Pero para ahí vamos, todos.

Enrique Vidales Ripoll
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